~Oscuridad, eso es todo lo que pueden apreciar mis ojos en este momento. Ni una luz, ni nada, sólo oscuridad. En este instante tengo sentimientos muy rebeldes y hasta cuando parpadeo siento que alguien me está viendo desde muy cerca. Cuando creo que esto no se va a significar nada siento una respiración cerca de mi hombro derecho e inmediatamente me muevo para ver pero no puedo, lo nervios se apoderan de mi y caigo de rodilla contra el suelo y gimo de dolor, mi facciones recaen y mis rodilla empiezan a doler. Es como si una fuerza me hubiera tirado al suelo y me quisiera mantener ahí, una luz aparece sobre mí y miro está y me cubro los ojos por lo fuerte que es, miro a todos lados y empieza a salir humo haciendo que empiece a toser, los dedos me arden y los miro. Hay demasiada sangre en estos haciendo que eche para atrás por el miedo, escucho voces a lo lejos y cuando me intento parar algo me sostiene al piso y son mis pies atados, intentó desatarlos pero se me hace imposible, miro mis manos y siguen estando llenas de sangre y las lágrimas salen de mis ojos sin parar.
—Violet — La voz de mi madre hace que gire mi cabeza a la izquierda y cuando lo hago ella está ahí, observando todo con una pequeña sonrisa — No sabes cuanto te extrañé, ven hasta mí.
~cuando intento correr hasta ella me recuerdo que tengo algo amarrado a mi pié, la miro con tristeza y ella sonríe y desaparece dejándome confundida. Cuando la imagen de mi madre desaparece empieza a llover sangre hasta llenarme a mi completa y llenar la habitación de está, abro Mis ojos horrorizada por todo lo que está pasando. Cuando pienso que nada más puede pasar aparece la imagen de Agramon frente a mi con una sonrisa maliciosa. Muestra unas alas negras mientras las plumas caen y vuelan por todos lados, lleva un traje blanco manchado de sangre por todas partes, unos cuernos en su frente, se arrodilló frente a mi y me agarra de la barbilla para que pueda verlo, sus ojos muestran rencor, odio, envidia.
—¿Por qué no me quieres a mí? — Su voz ronca y malograda hace que le agarre asco.
~Su mano pasea por toda mi cara, intentó apartarla pero él hace que la vuelva a poner para poder tocarla, sus dedos llenos de sangre acarician mi rostro, miro sus ojos que están ardidos y levanta su mano y apunta con un dedo hacia atrás de mí, con las lágrimas aún corriendo por mi mejilla volteo y veo a alguien vestido de negro tocando un piano totalmente de cristal, es una melodía triste, se siente. Inunda mis oídos y el chico levanta la mirada, ¿Haniel?, Sus ojos caídos muestran inseguridad y tristeza, deja de tocar la triste melodía y se levanta del piano, se acerca a mi a paso lento. Con Agramon a mi lado todavía a mi altura y yo echada en el piso toda llena de sangre y con lágrimas desbordadas. Si rostro muestra una tristeza descomunal, se arrodilla y sonríe triste. Acerca su mano a mi rostro y lo acaricia.
—Yo maté a tus padres — Susurra y yo niego repetidamente.
~Se levanta y sin siquiera esperarlo sus alas salen a la luz y se ven hermosas. Son de color blanco muy diferentes a las de Agramon, en vez de salirle cuernos le empieza a crecer el cabello hasta llegarle por los hombros. Le asiente con la cabeza a Agramon y yo miro a este, saca un cuchillo y sin darme oportunidad de decir nada me lo clava hasta dejarme sin palabras, empiezo a ver sangre hasta que no puedo más ~
—¡Violet, Despierta! — Siento como me agitan con fuerza y me despierto hiperventilando, me siento en la cama y echo hacía atrás hasta chocar con la cabecera de la cama abro mis ojos con pánico, miro a todos lados de la habitación y sólo veo a Haniel frente a mí con los ojos abiertos como platos —¿Qué... qué tienes?
Cuando me va a tocar intento alejarme más y niego con la respiración entrecortada — No... No me toques, tú mataste a mis padres.
Su cara se vuelve un poema, pasa su mano despeinando su cabello — Tú... No entiendo ¿Por qué supones eso?
—Tú-Tú estabas lleno de sangre y me lo dijiste, le diste la orden a Agramon para que me matara, tú me quieres matar.
Digo llorando, él niega y se acerca a mí tratando de tranquilizarme. Pero no puedo, mi cuerpo parece una montaña rusa y mis dedos gelatinas, no dejo de temblar. Me agarra de la cara para que lo mire a los ojos, esos ojos que en este momento muestran pánico y no son los que vi en ese momento.
—Mírame — Me pide, niego por el miedo — Por favor, mírame — ruega, lo miro a los ojos y él parece volver a respirar — Sólo... Sólo fue un mal sueño, yo no quiero y tampoco puedo hacerte daño, ¿Me crees capaz de hacerte daño? — No respondo y su mirada se suaviza para ayudar a tranquilizarme — Respóndeme, ¿Me crees capaz? — Me encojo de hombros un poco más calmada — No, no soy capaz. Me debes creer, sólo fue uno de esos sueños que son para no dejar dormir a las personas, créeme cuando te digo que yo a ti no te toco ni un puto pelo.
—Yo te vi, tú estabas triste y Agramon estaba ahí — Su ceño se frunce al escuchar el nombre Agramon — tú estabas tocando un piano, la sangre estaba cayendo muy fuerte y yo... Yo lloraba, apareciste tocando el piano, tu ropa era negra, tus alas...
—¿Alas? — Asiento.
—Tus alas eran blancas y las de Agramon negras, le diste un asentimiento con la cabeza a Agramon y él... — La voz se me rompe y cubro mi rostro con mis manos para que no me vea llorar, pero él me las aparta del rostro y me abraza llevándome a su pecho, besa mi cabello y empieza a pasar su mano por este.
—Todo fue un sueño, un sueño que nunca se hará realidad y el pasado es pasado — me separa de él y se me queda mirando.
Suspiro y me sereno un poco sólo por el hecho de que él me abrazó — Yo voy a estar ahí acostado — Apunta hacia donde está su pequeña cama en el piso — cualquier cosa estoy aquí, no temas.
Cuando se va a ir al piso yo lo agarro de su camiseta y él me mira expectante — No te vayas, quédate conmigo.