Derek estaba recostado en el césped, al pie de la pendiente para la subida a su casa mirando las ramas del eucalipto mecerse con el viento, el sonido del agua rió golpeando las grandes rocas y el trinar de las aves en las ramas de los árboles. Recordando el beso de esta tarde y pensaba y Sofía también pensaba en aquel beso. Lamento que fuera tan corto. Exhalo, levantándose volviendo a casa y a cada paso que daba recordaba la suavidad de sus labios, miro la mesa una mesa que se volvió importante y la imagino sentada ahí disfrutando de su comida. Se acercó hasta su parlante sintonizando una emisora y la primera canción que escucho fue la de Enrique Iglesias y Juan Luis Guerra. Cuando me enamoro.
Sentía que podía ser libre en ese momento, las cadenas que lo ataban se rompían liberándolo de aquella prisión en la que estaba sin que lo supiera. Era una sensación tan liberadora que deseo que Sofía volviera aquí y tenerla entre sus brazos. Hacía mucho tiempo que no se sentían de esa forma. Se ducho y preparo algo para comer, al terminar solo se quedó sentado en la silla mirando por la ventana, las luces al otro lado del parque.
—¿Hay algo afuera? —dijo Margarita llegado, acercándose a la ventana mirando de lado a lado —no veo nada. solo la misma vista de siempre.
—buenas noches para ti también Margarita —respondió Derek.
—¿Me dirás?
—¿Decirte qué?
—Sobre el beso con mi hermana tonto. Crees que no lo vi —trajo otra silla sentándose frente a él.
—Nunca dejas las manías —dijo Derek.
—No te interrumpí —reprocho ella.
Derek la miro extrañado —cierto ¿a qué se debe eso?
—Nada especial.
—¿De verdad? Que yo recuerde siempre me cortabas mis citas al espiarme.
—Porque ellas no te merecían, además estabas en la época del burro. Además, deberías darme las gracias. Gracias a mí no te convertiste en padre a corta edad.
—Creo que debes dejar de asistir a las clases de la profesora Raquel —recomendó Derek.
—Talvez tenga la forma de una niña de ocho años, pero en realidad tengo dieciocho. Puedo asistir a todas las clases que quiera.
Era una fortuna que nadie más aparte de Derek pudiera verla, de lo contrario causaría un gran revuelo. Cuando Derek caminaba y las personas lo miraban hablarle al viento, pensaba que estaba loco. Y no teniendo ganas de volver a sus molestas terapias se mantuvo alejado de todos, le recomendó a Margarita que solo le hablara cuando estuviera solos sin nadie alrededor.
—Hacen una linda pareja. Sabes —continuo ella. Derek se mantuvo en silencio y ella sonrió —vamos dime ¿Qué sentiste cuando besaste a mi hermana?
Derek extendió su mano sujetando el cachete de Sofía —esas son cosas de adultos, niña.
Ella se liberó del agarre —no tuviste suficiente tiempo ¿cierto? Es una pena que la sirena los interrumpiera. Un consejo la próxima, no hables mucho y solo bésala.
—Eso es muy atrevido ¿no crees?
—Como si a ti eso te importara. Ya dime que sentiste. ¿Qué se siente besar? —Derek sonrió ante la interrogativas de ella se portaba igual como una niña de ocho años y sus preguntas eran infantiles como siempre y todavía con esa edad se escabullía a secretamente a las clases de la profesora Raquel. Talvez parezca una niña en toda la regla porque así es como luce, pero en relación del tiempo era una chica de dieciocho años.
—Cuando la bese… —hizo una pausa recordando toda esa explosión de fuego lleno de emociones —sentí como si un volcán hiciera erupción. Fue intenso y…
—Excitante, húmedo
Derek dejo de hablar, al parecer ya sabía mucho de esto —dejémoslo ahí.
—Todavía no me dices como se siente besar o que te besen. Vamos dime —empezó a flotar frente de él empezando a molestarlo con sus manos.
—Está bien. deja de hacer eso. —dijo Derek pensativo. Pensando cómo explicar un beso.
—Tanto te cuesta decirme.
—¿Qué sucede Margarita? La profesora Raquel nunca explico sobre el tema —molesto y ella se puso roja haciendo puchero. Rió —un beso es… —la miro —te recuerdas del pastel que te prepare, para tu cumpleaños —asintió —¿Qué sentiste?
—Estaba feliz. Porque tú me lo preparaste.
—Pues un beso, es exactamente eso.
—Entonces tú me diste mi primer beso —dijo ella.
Derek la miro con detenimiento, notando ese brillo de sus ojos espirituales y el rubor de sus mejillas. Su explicación le daba a entender que el tomo su primer beso y había sido, el mejor beso. Quizás el más maravilloso, de su vida. Su corazón se comprimió, al saber que Margarita jamás experimentaría las emociones de la vida de una mujer.
—Bueno respondida tu pregunta. Deberías ir a ver a tu mamá. Te veré aquí mañana en la mañana —hablo Derek.
Margarita lo miro, estaba extraño —está bien. te veré mañana —salió volando por la ventana.
La miro alejarse, pese la distancia podía ver la luz que brotaba de su cuerpo espiritual. Exhalo. Y miro el parque. Se levantó hasta su armario sacando una chompa, se la puso y salió de su casa bajando la pendiente hasta el camino para el parque. La pendiente era oscura, solo se escuchaba el viento meciendo las ramas de los eucaliptos y lo mismo con el resto de árboles del parque y el sonido del rió, era sombrió las luces de los postes apenas llegaban al camino adoquinado. Siguió el camino deteniéndose en el puente y los recuerdos de ese día volvieron igual que el rayo que destruyo el puente. Este nuevo puente era más llamativo, que el anterior, estaba tenía un techo de tejas protegiendo a las personas de la lluvia. Talvez era ideal para una foto en un día de sol o de lluvia.
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Editado: 30.01.2024