La brisa del viento golpeaba sus rostros agitando la su ropa, sin poder entender esta situación. ¿Cómo era posible de otra persona pudiera ver a Margarita? Parecía ser un alivio de que alguien más la pudiera ver durante mucho tiempo tuvo que acostumbrarse a ser el único que podía verlo y después descubrir que podía ver a otros espíritus. Los problemas que paso por esto, cuando lo empezaron a mirar de forma extraña al verlo hablar solo y las explicaciones que dio cunado dijo que podía ver y hablar con Margarita, muchos se lo tomaron como un signo de culpabilidad por lo ocurrido en ese día. Y en parte era así, se culpó por lo ocurrido aquel día.
Para Derek él era el culpable de fugarse ese día. Él tomó la decisión de llevarse a Margarita. El decidió no esperar a que pasara la lluvia. Él decidió soltarla cuando cayeron al rió.
Tuvo tantas oportunidades de evitarlo. No fugarse del colegio talvez la más acertada, esperar que amaine la lluvia o no soltarla para ser el único que recibiera todo el castigo de la corriente y los golpes en las rocas, pero no se dio cuenta de nada de eso y todo ocurrió de la misma forma. Con el irresponsable Derek Velazco en su época de juventud, donde hacia lo que quería, sin tomar las consecuencias que sucedería. Derek Velazco que lo único que pudo hacer ese día fue prometer que nunca la dejaría sola quien siempre estaría a su lado.
Camino por la izquierda de Sofía —hablemos en casa —dijo Derek.
Esto se sentía extraño. La brisa del viento era una mezcla entre frio y calor. Las ramas de los arboles agitándose produciendo un sonido de relajación dando a entender que ya no estaba solo, aunque nunca lo estuvo, pero lo otro era de libertad un concepto que había olvidado, por lo que no sabía que era un prisionero. Subieron la pendiente de ciento ochenta y seis pasos al estar frente al puerta de la casa y ahí estaba aparcado el jeep de Sofía, saco su llave abriendo la puerta. Dejo su mochila en el mueble y tomo asiento con las dos hermanas frente de él.
—¿En serio puedes ver a Margarita? —pregunto incrédulo.
Ello sonrió —está a mi derecha. Lleva puesto el uniforme del colegio del mismo estilo que era cuando estuve en el colegio. Tiene los mismo ojos y cabello que yo —miro a Margarita y Derek quedo más sorprendido cuando extendió su brazo acariciando el cachete de su hermana menor.
—No puedo creerlo. De verdad puedes ver a Margarita, pero… ¿Cómo es posible? Ni, siquiera su mamá puede verla —dijo Derek. ¿Cómo era esto posible? Había alguien más aparte de Derek que podía ver a los espíritus. —¿Puedes ver a otros espíritus o solo a Margarita?
—¿Otros espíritus? —pregunto Sofía.
—Derek puede ver a otros espíritus aparte de mí —respondió Margarita.
—¡Guao! Es increíble.
—¿puedes ver a otros espíritus? —volvió a preguntar Derek.
Negó —solo eh podido ver a Margarita.
—Bueno eso se puede arreglar. Hay que ir al cementerio. Ya va siendo hora de que salgan a caminar —propuso Margarita.
Sofía la miro sorprendida y a la vez algo temerosa —los espíritus salen a esta hora. Creí que salían en la noche.
Margarita rió —en serio crees que nos la pasamos toda la noche rondando por ahí para asustar a la gente.
—No es así —dijo Sofía.
—Claro que no. Solo mírame. Estoy junto a Derek desde la mañana hasta el atardecer y me la paso con mamá en mis tiempos libres y duermo con ella. —Sofía recordó la noche en que la encontró durmiendo junto a su madre y ella también se unió a ellas. —muy bien hay que ir a comprobar si puedes ver a otros espíritus. Derek con nosotras.
—Claro —respondió.
Salieron de casa subiendo al jeep de Sofía que condujo hasta el cementerio bajando del jeep, se quedaron detrás de los barrotes ya no era hora de visitas, el encargado ya había cerrado la puerta principal.
—Muy hay que esperar —dijo Margarita.
—¿Cuánto? —pregunto Sofía.
—No te impaciente Sofí. Pronto empezaran a salir.
—No hablen más, de lo contrario empezaran a llamar la atención de todos —intervino Derek, no quería pasar por lo mismo de este día dando explicaciones por la actividad paranormal de la mañana. Debía hablar seriamente con Margarita para que algo así nunca más vuelva a pasar.
—¡Ah… si! Ahí está uno —señalo Margarita al espíritu de un hombre mayor, camino por los estrechos caminos del cementerio pasando los pequeños árboles.
—¿Dónde? —cuestiono Sofía.
—Frente a ti. Allá en los arboles —dijo Derek señalando al espíritu.
Sofía agudizo la mirada —no, no veo nada. ¿En serio hay un espíritu ahí?
Derek la miro, al parecer no podía verlo —ahí viene otro —es una joven.
—Se quién es. Mamá hablo de ella. Es la chica a quien su novio asesino, en un ataque de celos —dijo Margarita.
—¡Dios mío! —dijo Sofía.
—Allá viene otro —señalo Margarita.
Sofía seguía sin poder ver a los espíritus del cementerio, solo podía ver a su hermana flotando señalando a un vacío lleno de tumbas y árboles. Sus ojos no podían ver como el resto de espíritus empezaban a caminar por el cementerio, otros flotaban en el aire, otros sentados en el columbario mirando el atardecer y otros saliendo del cementerio, posiblemente para ir a visitar a sus familias.
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Editado: 30.01.2024