Unidos Por Una Perfecta Melodia

Capitulo 3

—Si algo de lo que estoy segura es que con insistencia no va querer verte mas—Opino, bajando las escaleras de la facultad.

—Es que no lo entiendo, el sabe donde vivo, no tiene justificación, ¡Ni siquiera me ha dejado un mensaje diciéndome que estará ocupado o…—Se calla cuando me coloco delante de ella.

—Exacto, si está ocupado no te podrá responder, Nina—Le digo, negando con la cabeza—No te lo dije, pero me pareció demasiado que llevaras a un chico que apenas conoces a la casa.

—Pues…no podía llevármelo a la habitación.

— ¿Por qué no?

—Porque entonces íbamos a pasarnos los limites y pasa lo que no quería que pasara.

—Bueno, vale, comprendo lo que quieres decirme.

Suspiro, caminando con mi amiga por toda la acera que nos lleva a casa.

—Solo tienes que tener paciencia—Sugiero—Y esperar que el te llame o te escriba explicándote.

—No lo hará.

Me sorprende la forma tan segura en la que me lo dice, aunque por lo que vi, se notaban tan atentos, no puedo opinar ya que apenas lo conozco asi que solo ella sabrá o supone, yo no.

—Bueno pues…no seas pesimista.

—No, Hev, lo digo porque…no somos parejas como para rendirnos cuentas de lo que hacemos o de lo que no hacemos.

Ella baja la cabeza, negando con esta.

— ¿Y por qué no se…enganchan de una vez?

—Porque nos estamos conociendo.

—Pues querida…para dos personas que se traspasan saliva, creo que se conocen lo suficiente— Musito.

Ella suspira, exasperada.

— ¿Crees que fue muy fácil para él?

—No, Nina. Creo que si deberías hablar con él sobre ustedes, ya hace unos tantos meses que quedan, creo que se han conocido lo suficiente—Le digo con sinceridad—Y si el príncipe se convierte en una bestia, no dudes en irte de ahí.

Ella asiente con la cabeza, más animada.

—Bueno, cuando se digne a responderme hablaré con él.

Minutos más tarde nos bajamos del bus que nos dejó en la parada correspondiente para ir a casa. Estoy muy cansada, y muy angustiada. Hoy fue la entrega del proyecto, y pues por la cara del profesor, digo que no fue muy convincente, pero tengo fe y esperanza de que todo irá bien, casi nunca me va mal, o bueno, no me ha quedado la materia, espero que esta no sea la primera vez. Dentro de poco se acaba el año, y no puedo quedarme a recuperarla, primero, mancharía mi promedio, y eso no puedo permitirlo.

Nina se lanza en el sofá al entrar a casa con su móvil, supongo que esperando impaciente que le llegue el mensaje de Mauricio, el chico no le responde desde ayer en la tarde, lo último que le dijo fue que estaría ayudando a su amigo en unas cosas para su próximo concierto.

Yo no hablo con el cantante desde que se fue de casa unos días.

Me encierro en mi alcoba para intentar distraerme, las notas las subieran en la noche como siempre, y falta muchísimo para que la noche llegue. Me siento en el banco negro y toco unas de las teclas del piano, inundando la habitación de ese sonido bruto.

Respiro hondo y cierro los ojos, empezando a tocar la nota que repetí mucho en mi niñez, recordando la fluidez de cada nota, mis dedos se deslizan en cada tecla con facilidad. No importa cuántos años pasen, el piano estará en mi corazón siempre, y recordaré cada melodía que salgan de ese instrumento.

Siento la presencia de mi mejor amiga, pero no abro los ojos, sigo con lo mío, hasta que la música se acaba.

Suelto todo el aire que estaba conteniendo con una sonrisa.

—Hace bastante tiempo que no escuchaba esa canción en ti—Murmura.

—Joder…que bien se siente—Le digo, riendo con entusiasmo.

— ¿Podrías tocar algo triste? Mauricio sigue sin responder—Hace puchero, mirando su móvil.

Sonrío con gracias y hago lo que me pide, tocando las primeras notas confusas para ellas, pero muy reconocidas para mí, y esto que queda perfecto en anillo al dedo con ella, lo sé.

Ella frunce el ceño intentando reconocer la canción hasta que, unas notas más claras ella lo capta.

Me dejo llevar por la melodía que estoy tocando cerrando los ojos y relajando mis músculos, entonces mi mente viaja a un mundo totalmente desconocido para mi, ya que una nueva melodía aparece, las notas de una guitarra acompañan a las mías, sonando mas cautivador que antes, mis labios dibujan una sonrisa sin preguntarse ¿De dónde demonios viene eso? Pero la verdad es que es tan…tan suave y cautivador, como lo es tan nostálgico.

Sigo flotando esa melodía pidiendo que nunca se callen, que sigan pero como todo comienzo, tiene su final y soy yo misma que entono las ultimas notas de la canción.

Abro los ojos con el ceño fruncido, miro a mi alrededor y solo me encuentro a mi mejor amiga acostada boca arriba también con los ojos cerrados, ni siquiera los abrió cuando la habitación se quedo en silencio, llegue a pensar que se había quedado dormida, pero apenas su móvil suena, ella abre los ojos de golpe.

—¡¡ME RESPONDIOOOOO!! —Me grita, haciendo saltar del susto— ¡Tus canciones hacen brujeriaaa!

Y sale de la habitación.

Yo respiro hondo, pensando nuevamente en esa nueva sensación, preguntándome de donde salió esa guitarra si solo era yo tocando el piano.

Niego con la cabeza y decido que es mejor aclararme la mente con un baño de agua bien fría para dejar de estar pensando estupideces.

***

Me seco el cabello mientras camino hacia la sala por algo de comer, y veo a Nina colocarse brillo labial, bastante arreglada.

— ¿De qué me perdí?

Ella deja las cosas a un lado y me abraza.

—Te haré caso y hablaré con Mauricio—Me dice con una sonrisa inocente—Puede que ya sea hora de…dar el siguiente paso.

—Espero que te vaya bien—Le doy un beso en la frente—Parece un buen chico.

Ella asiente con la cabeza y se va hacia la puerta entusiasmada, despidiéndose de mí con la mano.

Me arrastro a la habitación con mi plato de comida que había preparado Nina, empiezo a comer mirando el móvil hasta que me llega una notificación de mensaje, no puedo evitar sentirme sorprendida cuando leo el nombre, y cuando estuve a punto de responder, me llama.




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