Benjamín era un hombre educado y caballeroso, un poco despistado, pero agradable, una muy buena impresión de la primera vez con el sujeto. Su cabello color negro con pocas canas y su mirada color miel le hacían ver un adulto maduro muy intimidante, sin embargo, se mostraba un poco sensible emocionalmente. El hombre condujo hasta su casa en un vecindario pequeño y tranquilo. Los invitó a pasar, no era muy grande, era perfecta para una familia de pocos integrantes.
— Por favor pasen y siéntanse como en su casa. —Dijo cortésmente haciéndose a un lado de la puerta para dejarlos entrar. — Bueno... Esto no se compara a...— Benjamín se tragó sus palabras para evitarlos sentir mal luego de tan pésima despedida de sus seres queridos.
Los príncipes caminaron alrededor de la sala mirando con curiosidad los pocos adornos de las paredes y el tan hogareño gusto de los muebles, cosa que le hacía sentir un poco de nervios al más viejo, la llegada de los jóvenes fue tan repentina para él que no le dio tiempo ni de barrer la casa.
—Señor Benjamín, ¿Le molestaría responder algunas preguntas? —Cuestionó Lyra mirándolo suplicante. —Estamos muy confundidos. —Confesó. Benjamín no se sentía en la posición de responder tantas cosas pero la tristeza en la mirada de los jóvenes invadió su cabeza. —Por supuesto. —Asintió a la vez que se sentaba en un sillón individual, hizo ademán hacia el sofá para que sentaran y así conversar con más tranquilidad lo cual aceptaron de inmediato. El sofá era un poco estrecho para los nueve así que los chicos se sentaron en el suelo dando asiento a las chicas.
Elián levantó su brazo como niño de primaria pidiendo la oportunidad para hablar, Ben enternecido por su acción le cedió la palabra. — ¿Quién es la dama oscura? —La atención de los príncipes estaba sobre el hombre de traje gris que buscaba las palabras para expresarse de una forma más sencilla.
Benjamín respiró profundo y respondió.
—Se le conoce así por entrar en las pesadillas de los humanos y alimentarse de ellas incrementando su poder. Los reyes tienen la ligera sospecha de la última guardiana de las pesadillas, su gemela, la guardiana de los sueños. Se dice que un día ambas hermanas cumplían su labor, una con más poder que la otra haciendo que su lazo como hermanas se destruyera por la simple envida. Hasta el día de hoy se encuentran desaparecidas, aunque muchos creen que la mayor asesinó a su hermana por obtener su puesto como guardiana de los sueños. —Relató Ben con un poco de melancolía, como si él hubiese vivido parte de la historia.
—Jamás había tenido tanto miedo como ahora. —Comentó Tenchi bajando sus ánimos en cada palabra que decía hasta ver el suelo con horror.
—La vez que la dama oscura hizo presencia por primera vez en los reinos, sus padres, los reyes atacaron contra ella hasta dejarla débil, la enviaron a un agujero negro del cual jamás saldría a menos de obtener la llave. —Continuó explicando. — Hace 20 años sucedió aquello, y desde entonces descubrió como manipular las almas en pena ofreciéndoles a cambio su descanso eterno luego de servirle como sus esclavos. —Benjamín notó como los rostros de los jóvenes se desfiguraban de tan solo imaginar eso.
— ¿Habla de las criaturas que atentaron contra nosotros hace poco? —Preguntó Elena con miedo, el hombre movió su cabeza lentamente afirmando su duda.
— ¿Ella sigue en el agujero negro? —La duda de Nahir provocó que la piel de los jóvenes se erizara del miedo. —Sí. —Confirmó Benjamín con una leve sonrisa que transmitía paz a los príncipes.
Era mucha información la que rondaba por las cabezas de los más jóvenes y aun así tenían muchas preguntas que necesitaban respuestas. El hombre se levantó de su asiento y quitó su saco para despejarse de sus pertenencias y colocarlas sobre una mesita, se enderezó y dijo: — ¿Desean ver sus habitaciones? Hoy fue un día muy cansado y ajetreado para todos. —Los chicos se levantaron de igual forma aceptando la propuesta del hombre.
Benjamín les guió escaleras arriba dando con un corto pasillo con cuatro puertas de un color marrón y al final una ventana de marco color blanco, paredes de color blanco al igual que en la sala. El hombre giró sobre sus talones y miró a cada uno de los chicos encontrando cansancio en sus ojos, cosa que le rompía el corazón.
—Me tomé el tiempo de comprar ropa para cada uno de ustedes, espero y les quede pues no conocía sus tallas. También hay un baño en cada habitación, utensilios de limpieza personal y si se les ofrece algo pueden tocar la puerta de mi habitación, es esa. —Mientras Ben explicaba señaló la última puerta del pasillo dando a entender la ubicación de esta.
Cada grupo entró a sus respectivas habitaciones, chicos en una, chicas en otra según la primera regla del guardián.
—Vuelvo pronto, guardaré la camioneta y pediré algo para cenar. —Anunció antes de bajar por las escaleras y desaparecer de la vista de los príncipes.
Nahir abrió la puerta dejando ver una hermosa habitación, paredes de color azul celeste, dos literas, una mesita de noche y un closet, el techo se encontraba decorado por estrellas brillantes dándole un aspecto tierno y acogedor para los príncipes. Nahir se lanzó a una de las camas de abajo dejando escapar un suspiro de cansancio, Arashi se acercó a la ventana y la abrió recibiendo la fresca brisa del atardecer.
—Bien, ¿Quién entrará primero? —Cuestionó el peli-plateado refiriéndose al baño. — ¡No aguanto esta malla! Así que, con permiso. —Dijo Tenchi a la vez que caminaba a paso apresurado hacia el sagrado baño, el comentario del moreno hizo reír a los chicos por primera vez luego de haber llegado a la acogedora casa.