Untalented

8. De vuelta a la escuela

Carly despertó al escuchar su alarma y tuvo deseos de lanzar el reloj contra la pared, lo hubiese hecho si este estuviera a su alcance, pero recordó que, gracias a su padre, la alarma sonaba en su habitación por medio de un sistema que era controlado por Stephen y Amanda. Suspiró y se levantó de la cama a regañadientes, sabiendo que la alarma solo se detendría hasta que detectara que ella estaba despierta y en pie. Se preparó sin mucho ánimo y luego bajó para comer algo. Se encontró con el desayuno servido y una nota que decía: «Feliz primer día de escuela, cariño, diviértete».

Después de comer, cepillarse los dientes y repetir varias veces frente al espejo que ese sería un buen día, aunque ella no creía que en realidad eso ocurriese, tomó su mochila y salió de casa rumbo a la escuela Burbank.

—Buenos días, señora Russell —saludó a su vecina. Una mujer de mediana edad, retirada, que se dedicaba a cuidar de su jardín.

—Buenos días Carly —respondió la mujer dedicándole una sonrisa antes de volver a concentrarse en sus peonías.

Carly odió vivir tan cerca de su preparatoria cuando se encontró frente a ella en menos de cinco minutos. Normalmente hubiese ido esperado a Madison en una de las bancas del frente para luego acompañarla a la biblioteca o a alguna reunión del concejo escolar antes de clases. Se sentía extraña sin Madi ahí, fue evidente para ella que no tenía otros amigos. Algunas personas pasaban y la saludaban por costumbre, reconocía a un par de ellas, aunque jamás había mantenido una conversación real con esas personas.

Los estudiantes se saludaban como si no se hubieran visto en años, quizá para los adolescentes esos meses de verano equivalen a años. Fue a recoger su horario y recorrió los pasillos varias veces, tratando de pasar el tiempo, no quería llegar tan temprano al salón, eso solo haría que se sintiese aún más sola. Vio a Blake acercarse junto a su grupo de amigos y decidió que ya era hora de ir a clases.

Al entrar se encontró con el salón casi vacío, excepto por un chico sentado en una esquina de la clase, intentó saludarlo y éste la ignoró. Decidió que sería mejor ir a su asiento, se ubicó en el asiento de en medio de la segunda fila de adelante hacia atrás, era su lugar predilecto, pues estaba lo suficientemente cerca para ver la pizarra, pero no tanto como para que el profesor viera cualquier movimiento que realizara. Las clases pasaron lentamente, por momentos se perdía y no entendía de lo que hablaban los profesores, pero, si debía verle el lado positivo, le gustaba el hecho de no tener a alguien diciéndole cada tres minutos que estaba haciendo todo mal como Madison solía hacer. En una ocasión Carly quiso hablar con ella sobre el hecho de no poseer talento alguno, Madi le dijo que estaba exagerando, sus palabras exactas fueron: «Por supuesto que tienes un talento, todos tienen uno. El tuyo es ser mi amiga», la pelirroja intentó no sentirse ofendida por ese comentario, después de todo era Madison Edwards con quien hablaba y ella no se caracterizaba precisamente por interesarse mucho en otras personas.

La hora del almuerzo llegó y la más pequeña de los Robinson se sentía nerviosa mientras ingresaba a la cafetería, todos sentados junto a sus amigos ¿Qué haría ella? ¿Buscar una mesa solitaria en el fondo? Pensaba en eso mientras avanzaba en la fila del almuerzo, no lo notó hasta que su turno había llegado, pidió un sándwich de pavo y un jugo. Se dio la vuelta y observó la cafetería llena de personas y el pánico volvió a ella, no encontraba un lugar para sentarse, todos se movían de un lado a otro, conversando y riendo unos con otros.

—¡Hey, destalentada! —le sorprendió escuchar la voz de Andrew.

—Hola —saludó con algo de pena, pues no se esperaba que él le hablara. Es decir, tenían un trato y habían hecho un fuerte, le molestaba un poco admitirlo, pero Andrew tenía razón, no es así como normalmente se hacen los amigos.

—Parece que este año no tenemos tantas clases juntos —comento el muchacho en un tono casual.

—Así parece. —Colocó un mechón de cabello detrás de su oreja y bajó la mirada. Seguía sin estar segura del tipo de relación que tenían ¿Eran conocidos, colegas, o una extraña especie de amigos?

—Ven, te presentaré a un par de personas —dijo mientras se dirigía hacia una mesa en el lado sur de la gran cafetería. Madison siempre decía que ese era el lugar en donde se sentaban los chicos raros y que entre más lejos estuvieran de ahí sería mejor. Carly se sorprendió, pues al prestarles más atención, no parecían personas extrañas, simplemente no eran como Blake o Madison, no parecían querer impresionar a nadie. Solo eran chicos normales.

—Chicos, ella es Carly Robinson —la presentó cuando se encontraron frente a una mesa que ocupaban un chico un poco más bajo que Andrew con el cabello castaño y rizado, tenía un par de enormes gafas, la pelirroja lo reconoció como el vicepresidente del club de debate y el segundo mejor promedio de la escuela, y básicamente el segundo lugar en la mayoría de las actividades en las que Madison era obviamente el primer puesto; también estaba una chica parecía que el color natural de su cabello era rubio, aunque era difícil decirlo con seguridad ya que se mezclaba con varias mechas azules, purpuras y naranjas.

—Eres... —el chico de las gafas la observó un instante y parpadeó varias veces antes de completar la frase y ella ya se esperaba que dijese «eres la hija de Stephen Robinson» o «eres la amiga de Madison Edwards»—... La chica que trajo ese convertidor de protones a la clase de ciencias ¡fue increíble! —exclamó, entonces Carly recordó la vez en que el profesor les pidió que llevasen algo interesante para mostrar en clase.

Ella le pidió a su padre que le diera una idea, debió saber que cuando le pides una idea al más rey de los nerds, como su madre lo llamaba en ocasiones, no se conformará con una idea sencilla. Su padre llamó a varios de sus contactos para conseguir un transbordador de la NASA, pero cuando su mamá le llamo la atención por ser algo demasiado ostentoso, optó por pedir un favor a la universidad de Stanford y fue así como Carly obtuvo un diez, el profesor y sus compañeros quedaron encantados, pero Madison se molestó y no habló con ella en más de una semana. Madison odiaba no ser el centro de atención.



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En el texto hay: amistad chica y chico, talento, romance amistad

Editado: 31.10.2022

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