... Ya faltaba poco... un par de pasos más... ¡Ya!
-¡Llegué!- dije cayendo de rodillas al suelo agotada sin aliento.
-¿De qué habla?- preguntó el Director apartando su vista de los papeles que trazaba con Alessandria, mientras Aidan observaba en silencio.
-Ya… aca… bé de… trotar.
-Acaba de dar una vuelta, y son 10- dijo ignorándome para seguir las indicaciones de Aless.
-¿¡10!?- mis ojos casi se salen de mi cara.
-Sí, con eso acabaría el calentamiento- respondió sin siquiera mirarme.
-¿¡Calentamiento!?
-Si no acaba, no va a ser posible ni siquiera empezar con el entrenamiento básico.
Me levanté como pude, y seguí trotando, paré en la vuelta 5, por las náuseas.
-Necesitas ser más fuerte, mami- dijo Aidan con una botella de agua hacia mí.
-¿Mami?- ese pequeño estaba muy confundido.
-Lo siento- respondió haciendo pucheros.
-¡No pasa nada!- le dije nerviosa sentándome en el suelo de la pista del gimnasio.
Aidan era un niño muy raro. Podía entender que me pareciera a su madre, pero no entendía cómo podía ser tan maduro y, a la vez, tan niño a ratos. Era un niño muy lindo, muy atento, y muy extraño…
-No puedo mejorar sin magia- me puse de pie y lo abracé -. Soy un asco físicamente, es mejor si puedo aprovechar este poder descomunal que tengo.
Levanté a Aidan en brazos después de beber agua y fuimos hacia donde estaban Aless y Friedrich.
-Podría llegar a liberar todo su poder. Realizar la magia más descomunal en el Torneo- me dijo el Director.
-¡Exacto!-exclamé emocionada.
-Pero tu cuerpo no lo soportaría- añadió Aless.
-Podrías desgarrarte todos los músculos del cuerpo, incluso los órganos- dijo Aidan abrazándome.
-O, simplemente, no lograría sacar todo su potencial- el Director regañó a Aidan con la mirada mientras conversaba -. Es exagerado lo que dijo Aidan. Es obvio que reconocería cuando estuviera llegando al límite de su cuerpo y magia. Es doloroso, y no vale la pena sacar todo ese poder en un simple Torneo de niños…
-¿Y si me concentro en manejar mi magia de Morfo?- pregunté sin querer pensar en las consecuencias de ese despliegue de “potencial” -Estoy muy atrasada con respecto a los otros participantes.
-Vas DEMASIADO atrasada- dijo Aless mientras dejaba a Aidan en el suelo -. ¡Pero ya tenemos un entrenamiento especial!- añadió emocionada y orgullosa.
Su sonrisa de gato me asustaba.
-Todo está enfocado en el Torneo Mágico- empezó a decir el Director-, para la selección de candidatos…
-¡En 2 meses serás la mejor Metamorfo!- interrumpió Aless abrazándome y aplastando a Aidan en medio de las dos.
-Creo que eso es demasiado utópico, señorita Salvatore. Nos vamos a enfocar en su rendimiento físico, primero, y luego aumentar su control mágico y su flujo de poder… Vamos a tener que encontrar una estrategia o algún poder oculto… Mientras el resto de los participantes van a empezar a perfeccionarse para la Selección del Torneo, usted va a estar aprendiendo a usar su poder básico. Va muy atrasada, y va a tener que ser un entrenamiento intensivo…
-Pero los espíritus dijeron que ganaría- dijeron algo como: << Vas a ganar el Torneo, pero primero llorarás lágrimas de sangre>>.
Ok, realmente, eso no lo hacía sentir mejor. Sonaba a que iba a ser muy doloroso.
-En realidad- Añadió Aless con su dedo índice extendido hacia arriba -, TIENES que ganarlo, porque tu destino se volvería inestable si no lo logras…
-¿Cómo de inestable?- pregunté sin querer realmente la respuesta.
-¿Catastrófico te parece lo suficientemente inestable?- me dijo entrecerrando los ojos- Pero, todo son probabilidades- dijo volviendo a sonreír sujetando mis manos -. Sólo hay que aumentarlas entrenando.
-¿Cómo?- pregunté un poco ausente.
¿Moriría si no ganaba el Torneo? Eso sí me asustó y me quitó un poco de la pereza de entrenar.
-El destino no se graba en piedra… vas a aumentar esas probabilidades- añadió Aidan abrazando mi pierna.
-Ignore todo esto, y termine sus 10 vueltas para empezar- dijo molesto Friedrich mientras apartaba a Aidan y me empujaba a la pista de nuevo.
Me sentía más confundida y nerviosa. ¿De verdad me iba a morir si no ganaba? No quise parar en la segunda vuelta, tampoco en la quinta, pero ya mi cuerpo no daba más. Después de las vueltas, empecé a realizar la rutina del Director con las pesas, casi sin quejarme… Casi.
-¡Ahhh! ¡Me duele!
-Ya es la última, ¡deja de quejarte!- me regañaba Aless.
-¿Por qué tú no entrenas?- le pregunté agotada, dejándome casi morir en el banco después de colocar la pesa en su apoyo sobre mi cabeza.
-Cuando un espíritu te posee a la fuerza; es decir, cuando es más poderoso que tú y te maneja a ti en vez de tú a él o ella, y lo expulsan contra su voluntad, como hizo Aidan, tu cuerpo queda débil y tu flujo de energía se interrumpe, a parte que se lleva con él o ella, una gran parte de tu fuerza y ¿materia física? Eso no sé cómo explicártelo, es como que se adhiere en tus células y al sacarlo, te arranca parte de ellas, como una pegatina sobre la piel que se queda con la capa superficial. Eso pasa siempre, por eso creo que perdiste tu apariencia de cabello negro y ojos azules cuando mi mamá salió de ti, y te desmayaste con la posesión del fantasma sin rostro… Pero ellas salieron voluntariamente de tu cuerpo, causando un mínimo de daño. Ahora, en el caso de Daisy, la perra no era tan amistosa, y no quería salir. Ella es como si fuera un pegamento extrafuerte y te quitaras el pegamento ya seco.
-Auch- dije recordando que una vez me pegué los dedos con pegamento instantáneo.
-¡Exacto! Duele y mucho, y por eso me viste sangrando-dijo como si fuera lo más normal del mundo. Esa maldita me contactó en sueños, eso no se hace- dijo más para sí misma que para mí -. El caso es que ahora estoy muy débil física y mágicamente hablando.