"Los pensamientos pueden ser sensaciones inciertas. Convirtiendo lo conveniente en negro y, lo perjudicial en blanco".
Muchas personas creen en la suerte, otras en bendiciones y otras en el dinero.
Algunas personas creen en el amor, otras en la amistad y otras en la sociedad.
Algunos son felices, otros tristes y lo demás, están conformes.
Pero lo que realmente confunde e impacta, - lo expreso personalmente - son aquellas personas que parecen creer en absolutamente nada.
Son las 8:30AM y me encuentro en el aeropuerto, tal y como me lo había pedido el señor Sutton. Esperando su llegada, - con muchas ansias y feliz de volver a verlo - las personas a mi alrededor, caminan a paso acelerado en busca de sus maletas y sus acompañantes. Mis nervios estaban llegando a su límite, con sólo pensar; que después de tanto tiempo volveré a ver al señor Sutton. También recuerdo el inconveniente que tuve con Lie, rogándole a Dios, que no pase lo mismo con el padre de mi mejor amiga.
Mi vista recorre el lugar de nuevo en busca del señor Sutton. Lo imagino cómo mi último recuerdo de él; con su hermosa y caracterísitica sonrisa, igual que la de su hija; su pelo castaño y hondulado, en ese tiempo le llegaba hasta los hombros, con un estilo único - Rebelde pero con estilo. - Y por último, sus hermosos y grandes ojos azules como el cielo. Que, en el momento que te quedas admirando tal belleza, te pierdes en aquellos pedacitos de cristal profundamente ilusionados de tal amor que esparcen.
Mi vista cae a mis pies al instante en que las personas que llegan del avión que hace apróximadamente cinco minutos; ha aterrizado. Desaparezco del panorama, perdiéndome por un momento en mi reflejo que se puede visualizar en el limpio y gris piso del área de espera del aeropuerto.
- Una pizza por tus pensamientos - Su voz tan paternal, llena de amor y ternura, hizo que levantara en un segundo mi vista del piso, para así admirar al hombre que por tanto tiempo he querido ver. "¡Es él!", "¡Sí!, y está mucho más guapo que la ultima vez que lo vi." Mis ojos no se apartaban de los de él, que ahora están llenos de emoción. Yo sólo me acerqué y lo abracé como nunca antes lo había hecho.
- ¿Cómo está señor Sutton?, ¿qué tal el viaje?, ¿está cansado? Le puedo ayudar con su bolso, cuando llegemos al hotel puede dormir unas horas y así podrá descansar, o si desea podemos ir a comer algo, debe alimentarse bien, un viaje cans...
- Tranquila Salomé - Dice el señor Sutton tratando de no dejar escapar una carcajada. Yo solo parapdeaba, mientras lo veía fijamente perdiéndome en su mirada. "Aún no puedo creer que esté aquí", realmente me siento muy feliz de verlo de nuevo; la emoción no cabía en mi cuerpo. Suspiré y le sonreí de nuevo, a lo cual él respondió en un segundo mi gesto con una hermosa sonrisa paternal. Su mano derecha, juguetonamente desorganiza un poco mi pelo y termina por el contorno izquierdo de mi rostro, para después apretar ligeramente mi cachete; acto que me hace sonreír de nuevo, pero con más confianza y, acercándome al señor Sutton, lo abrazo de nuevo.
- Bienvenido señor Sutton, estoy muy feliz de verlo de nuevo.
- Gracias pequeña. - Dice correspondiendo al abrazo. - Pero no creo que estés tan emocionada de verme, como yo lo estoy de verte. - Dice el padre de mi mejor amiga, aún abrazándome. Una risita se me escapa de la emoción de tenerlo cerca después de tanto tiempo.
- ¿Qué te causa gracia?
- No es nada señor Sutton - Él me observa como tratando de encontrar la verdadera respuesta por medio de mis expresiones faciales; acto que me recuerda a Lie. Pues el ver ambas personas realizar tal acción, es como ver la misma imagen; sólo que una es con aspectos mucho más maduros y máculinos que la otra. - Sólo... Sólo recordaba algo que me causa gracia.
- Está bien, olvidémoslo. - Yo asiento ante su proposición. - Ahora vamos al hotel, allá comeremos algo; nos desatrasarémos de lo que aún no sabemos del otro y, compartiremos éste día como padre e hija. - Mi corazón da un fuerte latido al escuchar la última frase. "Compartiremos éste día como padre e hija", hace alrededor de diez años no comparto un maravilloso día como el que estoy a punto de vivir, y mejor aún, con el señor Sutton. Creo que mis ojos brillaban por la invitación, ya que el señor Sutton me observa con su gran y hermosa sonrisa, como las que me regala Lie.
- Eso me agradaría.
- Entonces vamos.
Temé su chaqueta ya que no me permitió ayudarle con su bolso y, buscamos la salida del aeropuerto; subimos a un taxi, el cual nos dejó en el hotel y uno de los botones de allí nos ayudó con la maleta y el bolso del señor Sutton.
Al llegar al lugar del hospedaje, sucedió todo lo que el padre de mi mejor amiga había propuesto unas horas antes. Ya son las 7:00PM y nosotros aun nos encontramos sentados en la cama del hotel, contándonos todas aquellas experiencias vividas en el transcurso de estos años en los que no convivimos juntos. Unos minutos después llama Julieth y Andrew al señor Sutton, muy emocionados preguntan por mí y, segundos después el señor Sutton modifica su teléfono en altavoz; permitiendo así que los cuatro nos podamos comunicar fácilmente.
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Editado: 09.03.2023