"Normalmente la ignorancia nos lleva a un mundo opaco, pero a veces ésta misma; nos saca de ese mundo. Entonces, aprendamos a aplicarla correctamente en nuestra vida."
Si la vida se tratara de conllevarla a un ritmo específico para todas las personas, sería algo cruel. Aunque pensándolo bien, ahora el mundo está siendo cruel. Perdón, nosotros los seres humanos, somos los crueles.
Tal vez el ritmo en que llevamos nuestra vida y la saboreamos, puede ser una de las causas que no nos permite entendernos unos a otros, porque solamente pensamos en nosotros. ¿Qué voy hacer hoy?, ¿cómo obtendré ese carro?, ¿él se fijará en mí?, ¿ella vendrá conmigo?, ¿no ves que me duele?...
Nos quejamos, exigimos y nos rebelamos.
Nuestra vida a veces es un reloj de pilas y otras veces, un reloj de arena. Es simple.
El reloj de pilas tiene tres agujas y cada una de éstas tiene su propio ritmo, tiene números y podríamos decir que éste reloj es muy preciso; lo cual refleja de lo que sería nuestra vida, siempre y cuando sepas en qué momento tomarás la decisión de empezar eso que tanto anhelas; cómo lo vas hacer, por qué lo harás y si conoces el propósito del por qué estás aquí. Así que deberías de tener muy en cuenta el proceso de la primera opción y tomar la decisión de qué camino tomar; el veloz, el estable o el lento.
La vida de reloj de pilas debe ser tan estricta y específica, que en cada paso que da deja un instintivo para recordar que ya su objetivo se cumplió, que se ha hecho bien y por lo tanto se empieza a trabajar en la próxima meta.
Ésta vida es tan lisa que sólo se dirige hacía una dirección, la cual es repetitiva, siempre al mismo ritmo, despreciando los malos momentos. Bueno, más que desprecio debo decir, que teme los malos momentos. Es como dar cada paso y pensar en cómo un mal movimiento podría arruinarlo todo, podría acabar con las esperanzas, con las fuerzas, con el tiempo.
Éste reloj nos lleva directamente hacia nuestras metas, sueños y propósitos fácilmente, pero mientras pensamos en eso que nos podría arruinar nuestro tiempo, no aprendemos lo que éste camino tiene para nosotros, para nuestro crecimiento, para nutrir nuestro ser, nos estamos perdiendo de una buena aventura, no estamos amándonos, no estamos viviendo.
Mientras la vida del reloj de pilas da cada paso tratando de dar siempre en el blanco e intentando de no equivocarse, la vida del reloj de arena sólo vive su momento. Da pasos a un ritmo estable, dónde sólo le importa sentir el camino, sentir cada paso que da, sentir todo lo que oculta, sentir cómo en ocasiones el alma se desprende del cuerpo, sentir a carne propioa lo que es la alegría, la estabilidad, la tristeza...
Éste reloj nos enseña que todos tenemos un tiempo límite, no debemos de enfocarnos en tratar de hacer todo bien; sólo debemos tener presente cómo cada paso que damos nos deja una enseñanza para nuestra vida. Por que es importante sentir y comprender todas las emociones que con cada avance que tenemos nos lleva a un mundo nuevo.
Realmente, de ambos relojes tenemos mucho que aprender; tanto como el ser super insistentes y concentrados correctamente en nuestros objetivos, cómo el sentir y entender cada paso que damos para llegar a ellos.
- Tengo ésto para tí. - Julieth pone en la palma de mi mano un hermoso brazalete, es plateado y luce delicado, es muy delgado. Después de observar detenidamente el objeto por unos segundos, mi atención es robada por Jullieth, quién también observa detenidamente el brazalete que aún se encuentra en la palma de mi mano. La duda empieza a dar paso en mi interior, no me sentía bien aceptando tal detalle; aunque fuera mi cumpleaños, es demasiado para mí. - Sólo acéptalo, no te mortifiques la mente.
- No puedo aceptarlo, esto es...
- Es nada Salomé, no me digas que no lo vas aceptar. He pasado por mucho tiempo tratando de encontrar el mejor regalo para tí. - En sus ojos veo la desesperación y el temor. Sé que teme por la posibilidad de no aceptar su regalo, pero realmente siento que es demasiado. Mi vista baja de nuevo hacia el brazalete y se pierde directamente hacia el pasto verde bajo nuestros zapatos. - Esto es nada a comparación de todo lo que te mereces Sol, - Levanto de nuevo el rostro en dirección hacia mi amiga, quién aun refleja duda en su hermoso rostro. - Por favor acéptalo. - Después de pensarlo unos segundos más, asiento levemente aceptando el regalo.
- Está bien, - accedo a su petición aún algo dudosa. Lie se acerca a mí y me da un fuerte abrazo, el cual correspondo inmediatamente.
- Muchas gracias.
- Feliz cumpleaños pequeña.
Estoy de pie en medio de la sala del apartamento con la vista perdida en el suelo, recordando aquellos momentos tan épicos en los cuales lo único que tenía en mente era cómo instituir mi futuro, pero estaba siendo tan ignorante ante las personas que tenía a mi lado y no veía que todo lo que me daban era lo que tanto anhelaba en aquel momento, una familia. Estaba tan dolida por la vida que tenía que en todo momento me sentía sola, al no tener el acompañamiento de un padre y una madre, siempre me ví como una persona solitaria; sentía que ellos no eran mi familia por el hecho de que realmente no lo son de sangre. ¿Por qué algo tan subjetivo me prohíbia ver mi realidad? el miedo a ser abandonada no me dejaba disfrutar de la verdadera familia que la vida me estaba dando, no permití que ellos entraran en mi vida como lo deseaban, solo para darme amor. Ellos solo querían darme eso que tanto he anhelado y, siempre les negué la posibilidad de hacerlo; pero ellos tampoco se rendían, aun no lo hacen. Ellos siguen aqui conmigo, siguen dándome el poco amor que les permito darme, pero, ¿por qué siento que no lo merezco? ¿por qué? si es lo que he anhelado desde que tengo uso de razón.
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Editado: 09.03.2023