La mamá de Ricky y Emi había preparado una rica merienda para ellos, que llevó al galpón donde practicarían para los juegos de la Vida, mientras Emi, trataba de armar su rutina de talento para el concurso de reinas.
-Bueno veo que tienen para rato aquí, así que es bueno alimentarse.
-La mejor idea que escuché en el día-dijo Valencia tomando un vaso de juego de naranjas y varias de las galletas recién horneadas por Camille-. Esto está genial-dijo saboreándolas entrecerrando sus ojos.
-Disfrútala, les agregué la mermelada que me envió tu abuela, es mi toque secreto.
- Realmente están muy buenas mamá, pero comeré solo la mitad, no quiero tener problemas con mi vestido el sábado.
-Emilia Pardo, ni quieras insinuar que no comerás por ese bendito concurso o directamente no participarás, ya sabes...
- ¡Mamá!, es importante para mí, yo quiero verme bien, el vestido está hecho, imagínate si no me entra.
- No seas exagerada Emilia, sos una rana tísica, eso déjalo para otras...-dijo mirando a Valencia quien detuvo el mordico sobre la galleta.
-Enrique, ven conmigo-Dijo su madre, el tono de su voz lo decía todo y él sabía que se había pasado, pero ni el entendía porque era de esa manera con Valencia.
Su madre se cruzó de brazos y levantó su dedo índice, resultado: sermón muy eufórico.
-No quiero volver a escuchar, ni ver una actitud como esa Enrique, no seas desagradable con una persona que está en nuestra casa en nuestra invitada y amiga de tu hermana...porque simplemente tu actitud es muy, muy reprobable... ¿Me entendiste? -la pregunta final era una advertencia, que Ricky comprendía muy bien-. Y ahora vas y pedís disculpas...
- ¡Mamá...!
-Ni una sola queja Enrique...-dijo levantando su dedo índice, le hizo señas para que lo hiciera, conteniendo la risa que le provocaba ver la reacción de su hijo. A pesar de que Ricky quisiera parecer de esos muchachos bien rebeldes de los 80 (en realidad la rebeldía era su mejor expresión), su madre sabía que llevaba demasiado tiempo mostrándose fuerte para no preocuparla, aunque no lo logrará. Camile se abrazó junto a su chal de lana, la primavera allí estaba a días, pero en el sur el frio es un visitante de larga data.
Valencia seguía merendando sin mostrar la mínima reacción cuando Ricky regresó y Emi lo fulminó con la mirada.
-Puedes terminar, así practicamos las destrezas en el bosque, recuerda que son las pruebas más difíciles-pidió sin mirar a Valencia, que cómodamente tenía sus piernas sobre la pila de alfalfa.
-Seguramente mamá te habrá pedido algo, si la conozco...-lo enfrentó Emi, colocando sus manos en la cintura.
Ricky se preparó para contestar, cuando Valencia se puso de pie, limpio sus manos y las palmeó.
-Ya Pimpinela, no estoy para aguantarlos a los dos y recuerda mi querida amiga, lo que los otros digan o piensen es problema de ellos...muévete Enriquito, si es que te dan los talones.
Ricky suspiro y miró a su hermana levantando sus cejas.
-Al menos no es tan melodramática...
-Pero vos. ¡Sos un boludo importante! -gritó Emilia viéndolo correr hacia el bosque detrás de Valencia. Ella ya había tenido tiempo suficiente para masticar su rabia y secar sus lágrimas, que era lo que más le molestaba, que ese idiota siempre logrará lastimarla, se dijo apretando sus dientes.
Cuando Ricky pudo alcanzarla, ella estaba ya, sobre "El pico de la luna", un lugar realmente hermoso, desde allí uno podría alcanzar la luna, además de ver todo el lugar que simulaba a una hermosa pintura del creador de todo, Valencia pensaba que desde ese lugar Dios creo el mundo y tal vez no estaba equivocada.
Escuchó la respiración agitada de Ricky y se contuvo para no mirarlo, ni preguntarle si estaba bien. Él se tomó su tiempo.
-Valencia...discúlpame no quise burlarme de vos, solo que bueno es costumbre cargarte...
-Es una "costumbre" de todos lastimar-determinó ella.
Ricky asintió con su cabeza y suspiró sentándose a su lado.
-No sé, soy un boludo, no sé porque me porto así con vos, sé que te hago daño, pero...-suspiro más extenso nuevamente.
-Tu mamá te pidió que te disculparas ¿No?
Ricky lo negó, pero sabía que no podría engañar a Valencia.
-No...yo... ¡Qué importa si ella me lo pidió! Te pido disculpas por ser un boludo y un desgraciado, por burlarme de vos ¡Ya!
- No...hasta que me pidas perdón de rodillas-contestó ella haciendo una sonrisita irónica.
La miró con esa expresión que él solo podía hacer y a ella le encantaba.
-Ni en pedo...
-Bueno pues le diré a la señora Camille que...
Ricky se colocó de rodillas y Valencia comenzó a reír aplaudiéndolo.
-Levántate zonzo, se ve que todavía le tenés "cuiki" a tu vieja...-dijo abriendo y cerrando sus dedos para darle énfasis a la expresión, pero Ricky siguió de rodillas.
-No, voy a pedirte perdón de rodillas no porque le tenga "cuiki" a mi vieja, sino porque realmente durante mucho tiempo, te hice la vida imposible y en verdad todo por mi culpa, mi maldita culpa- Se golpeó el pecho artísticamente tanto que Valencia entendió la intención teatralizada del muchacho.
-Dale "Judas", vamos a ver que inventamos para cumplir esas pruebas-dijo poniéndose en marcha por la ladera. Al instante Ricky estuvo junto a ella, mientras sacudía sus rodillas, sonreía, le gustaba desafiar a Valencia.
-Ahora de verdad...sí quise disgustarte, pero sé que está mal, sé que a las mujeres les harta que las molesten con su cuerpo...
-A las mujeres no...a todos, no sé, no creo que al ·"Colo" le guste que lo carguen con su color de pelo, sus pecas, ni a Morelo con si es o no...ni a Tita con sus lentes y dientes...a nadie, pero sabemos que lo hacen porque quieren demostrar viveza frente a los demás y solo muestran la mierda que son.
-Epa yo no soy una mierda.