Valentino

Capítulo 5

Había una gran lista de chicos con los que había estado en mi vida, pero uno solo que me había importado y me seguía importando. No le había mentido a Diana el día anterior, si estuve con todos esos antes fue porque estaba buscando. Disney nos vendía la historia del príncipe azul, entonces no debería sorprenderles ver a chicas buscando el amor. Pero todos los chicos con los que había estado fueron unos idiotas que solo querían sexo. Yo no buscaba eso, solo quería a alguien a quien le importase y lo encontré, pero el destino era caprichoso.

En otras palabras, sí, era posible que muchas chicas del instituto me consideraran una zorra por la cantidad de chicos con los que salí, pero ellas no conocían la verdad detrás. Tampoco veía la relación cantidad de parejas-zorra. Yo solo estaba buscando, ilusionándome fácilmente creyendo que lo había encontrado para luego desilusionarme sabiendo que no era cierto y dando por terminado algo que no había durado mucho.

Y ahora, en el vestuario del instituto, mientras nos cambiábamos, luego de la clase de gimnasia, tan solo podía preguntarme de nuevo por qué algunas chicas cambiaban enseguida solo por andar con un chico. Cam también tenía las rodillas raspadas, pero no dejé a mi mente ir más lejos en ese asunto a diferencia de las otras chicas. Ella no estaría nada contenta cuando un chisme similar se extendiera por los pasillos y seguramente apareciera en el periódico escolar.

—Entonces, ¿ayer saliste de nuevo con esa cachorrita francesa? —preguntó.

—Diana no es una cachorrita francesa.

—Luce y se comporta como una. Es como una pequeña prostituta. ¿No es así?

—¿Por qué preguntas? ¿Quieres pedirle que te recomiende alguna tienda de ropa interior?

Cam y yo nos miramos, y nos sonreímos. Ambas terminamos de cambiarnos y abandonamos el vestuario para dirigirnos a literatura. El único problema de salir durante la semana era que el día de instituto resultaba eterno. Me había costado un café triple mantenerme despierta toda la mañana. Prácticamente me dejé caer sobre el escritorio, mi cabeza sobre mi preciada carpeta recubierta con postales. Cam se sentó a mi lado como hacíamos en todas las clases que compartíamos.

Sam entró al aula y comenzó a hablar con ella, yo pretendí estar dormida. Él seguía inquietándome, había algo de escalofriante en su mirada, en cómo me observaba. Sam fingía ser amable, pero por alguna razón siempre estaba poniéndome a prueba con preguntas de la clase y ya estaba empezando a considerar seriamente la idea de pedirle a Ethan que lo buscara en los archivos del MI6 y me dijera todo de él.

Las dos horas de literatura fueron más unas horas para dormir y aburrirme, aparte de hablar un poco con Cam. Literatura del instituto: aburrido. Libros que yo misma compraba y leía por mi cuenta: emocionante. Cam sufría más que yo esas horas, ella tenía un natural odio hacia la lectura al igual que hacia el instituto. A veces me preguntaba cómo era posible que ella alcanzara un promedio aceptable.

—¿Existe algo más aburrido que literatura? —preguntó.

—Matemáticas, definitivamente —respondí.

—Tan solo quiero que este día termine.

—Déjame adivinar, el ardiente español viene a buscarte de nuevo hoy a la salida.

—¿No es encantador? Aunque sea solo para acompañarme hasta mi casa. Leo es ese único.

—Cam, lo conoces hace poco más de tres semanas.

—¿Y qué con eso?

Preferí no responderle. Era una hipócrita. Trece días, aquel era el tiempo que había pasado con Jack, y luego lo había visto dos ocasiones más. Entonces, ¿quién era yo para hablar de tiempo?

—Déjalo, no importa.

—¿Sabes qué sucede? Necesitas conocerlo. Eso es todo. Todavía no has tenido la oportunidad, pero cuando lo hagas no podrás negarme que es ese único para mí.



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En el texto hay: paris, londres, secretos

Editado: 09.03.2022

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