Me bajé de la moto una vez había llegado a la veterinaria de Deaton después de dejar el encargo con la señora Amanda.
El olor de perros inundó mis fosas nasales. A pasos lentos me acerqué a la puerta y entré en ella.
- Deaton, ¿Los perros vinieron? - cuestioné apenas entré.
Pero la bienvenida me lo da muchos pares de ojos en mi cuerpo, toda la manada se encuentra adentro, alcé una ceja sin darle importancia recargándome contra la pared mas cercana.
- Stiles - Deaton me regañó, o al menos es ese tipo de tono que usó.
- ¿Que? - me encogí de hombros - por cierto tu encargo está hecho - le avisé.
- ¿Que hace Stiles aquí? - cuestionó molesto Scott dirigiéndose a Deaton.
- Lo que haga o no haga aquí, no es de tu incumbencia - le respondí yo.
Noté sus ojos cambiar de color, sus garras aparecieron y sus colmillos igual. Me crucé de brazos esperando a que me atacase, mas eso no sucedió en ningún momento.
- ¡Quiero que este asesino se vaya de aquí! - Lydia me señaló totalmente furiosa - o si no le romperé los tímpanos con mi grito - amenazó.
- Hazlo - la alenté - si quieres convertirte también en asesina matando a todos aquí, recuerda que los perros no aguantan tu grito.
Ella pareció tomar consciencia de eso, por lo que cerró la boca y retrocedió unos pasos atrás junto a Erika. Me quedé observando a los demás miembros de la manada, Jackson mantiene sus puños apretados fuertemente, Derek por su parte a cambiado el color de sus ojos y la golfa Blake se encuentra a su lado acariciando el pecho de Derek sin pudor alguno, dejando escapar una risa al notar que la miro.
Me saqué los lentes y cambié el color de mis ojos por unos segundos, Jennifer retrocedió por acto reflejo hacia atrás totalmente atónita, literalmente solo dejé que ella viese mis ojos rojos.
- ¿Que...? - me señaló incrédula.
- ¿Que de que? - me hice el confundido.
- ¿Que pasa, amor? - le preguntó Derek con un tono meloso, un tanto molesto para mis oídos.
- Es que... Es que... - la mujer no podía dejar de tartamudear - ¿Ustedes no lo vieron? - inquirió mirando a todos, lo cual lo único que recibió fue las miradas de confusión de toda la manada.
- ¿Ver que? - cuestionó Liam.
- No, nada, creo que solo fue una alucinación mía - negó con la cabeza la profesora.
Todos dejaron de prestarle atención, así que cuando ella volvió a mirarme le regalé una sonrisa llena de burla.
- Stiles, dijiste que irías a comprar en el súper, tal vez deberías irte ya - Acotó Deaton con la clara intensión de que me fuera antes de que la situación se pusiera más incómoda.
Supongo que se a dado cuenta de mi pequeña jugada con la zorra.
- Es cierto - le seguí la corriente, se que él lo hace con buena intensión - Adiós Deaton - me despedí de él antes de salir de la veterinaria sintiendo la mirada de todos en mi acción.
Subí a la moto nuevamente, me volví a colocar el lente y salí de ahí, no se que es lo que la manada hacía ahí, pero lo mas seguro es que haya ocurrido algún ataque, ellos no entrarían en el lugar de trabajo del druida solo por que sí.
Conduje por unos minutos sin dirección alguna, no se donde ir, la verdad no tenía nada planeado hoy, tal vez deba ir a cazar algún animal por el bosque, pero lo mas seguro es que lo haga de noche, todavía no lo e intentado, pero quiero practicar, saber como se siente cazar tu propio alimento, o el sabor de la sangre tibia, seguro es rica.
Sin nada que perder guié la moto por el centro comercial, daré una vuelta por el lugar y luego regresaré a casa.
Dejé estacionado la moto en el aparcamiento del centro comercial, hay muchos autos ahí pero por suerte encontré un lugar vacío. Con tranquilidad ingresé por el enorme edificio que es el centro comercial, muchas personas se apartaron del camino al verme, no se por que, tal vez sea el hecho que llevo la cara seria, sin ninguna emoción o expresión, los lentos oscuros adornando mis ojos ya que no me los e quitado en todo momento. Y mi forma de vestir que parece que soy un matón de barrio negro, aunque la verdad yo no pienso que esté vestido tan mal. Pero bueno.
Seguí caminando, mirando a mi alrededor, hay muchos olores en el ambiente, muchos ruidos también que estoy seguro si fuera aun un humano no me molestaría en lo absoluto, mas ahora la situación es diferente, pero gracias a lo que sea, logré acaparar un poco los ruidos.
De repente unas chicas me interceptaron, tres para ser exactos, dos rubias y una castaña, todas llevaban ropas que apenas y les cubría lo necesario.
- Hola guapo, ¿A donde vas? - la rubia mas alta pasó su mano por uno de mis brazos.
- Nosotras vamos a tomar algo, ¿Te gustaría venir con nosotras? - la castaña se colgó de mi otro brazo mientras la otra rubia paseaba sus manos por mi pectoral.
Esto me está incomodando, nunca fui bueno en tratar con mujeres o chicas, además, que jamás había llamado la atención de nadie y el hecho de que ahora me vean como carne fresca, me sobrepasa los límites.
Cuando estoy a punto de apartarlas de mi y rechazarlas, siento una mano agarrarme la muñeca derecha y ser jalado hacia atrás. Rompiendo así el contacto que las chicas mantenían conmigo.
- Aléjense de él, putas zorras - exclamó una voz que se me estaba grabando en la cabeza en estos días.
Volteé la cabeza para mirar a Evan, este se encuentra con el rostro rojo y la mandíbula apretada, su agarre en mi muñeca es muy fuerte, pero aun así no sentí dolor alguno.
- ¿Quien eres tú ? - indagó molesta la castaña frunciendo el ceño.
- Él está con nosotras, así que ve a buscarte a alguien mas, estúpido marica - instó la rubia baja.
Por alguna extraña razón eso me molestó, sin medir mis palabras me enfrente a ellas.
- En realidad yo no estoy con ninguna de ustedes, así que quien debería alejarse de mi, serían ustedes tres - las señalé, pude ver como sus ojos se mostraron incrédulas, supongo que nunca las han rechazado antes.
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Editado: 11.03.2020