Evan.
Cuando Stiles se había ido de manera desesperada, solo fuimos a buscar a Alan junto a su destinado, los chicos en el auto y yo conduciendo la moto.
Después de eso Allison y Aiden solo nos dejaron enfrente de la casa y corrieron al bosque, quise ir tras ellos, pero por la velocidad en la que corrían los perdí de vista en menos de un segundo.
- ¿Que es lo que sucede Evan? - me preguntó Alan con preocupación.
- No lo se, Stiles simplemente se fue corriendo y... - me quedé en silencio, estaba preocupado por él.
Me sentía intranquilo.
- Seguro vuelve pronto - habló el agente de policía.
Solté un suspiro mirando por el bosque, esperanzado a que él aparezca por entre los árboles.
- Vamos dentro, los esperaremos ahí - sugirió Alan.
Sin mas remedio tuve que asentir y seguir a los dos. Una vez dentro, Alan y su destinado se dejaron caer de trasero en los sofás, yo por mi parte me mantuve de pie cerca de una ventana que daba vista al bosque, mordisqueando las uñas de mis dedos de la mano izquierda, el lobo en mi interior se mostraba inquieto e intranquilo y eso me hacía preocupar mas.
Por parte de Alan también podía sentir su inquietud, no necesariamente por el olor que desprendía, ya que por alguna extraña razón al compartir algunas gotas de sangre de mi novio, el vinculo que nos une como manada es mas fuerte y podemos sentir nuestras emociones, por esa misma razón podía percibir algo de ira y tristeza de los dos vampiros que fueron detrás de Stiles.
Recuerdo que cuando lo vi por primera vez fui un poco borde con él, pero es que aun no había captado su dulce aroma a flores silvestres y un toque de menta, una combinación algo extraña pero agradable a mi olfato. Solo pude percibirlo cuando lo olí mas de cerca, aun sigue siendo así, pero estoy seguro que eso es a causa del anillo que lleva puesto. Me gustaría que algún día se lo quitase aunque sea solo por unos minutos.
Cuando me mudé a este pueblo con mi madre, a los que encontramos primero fue el alfa McCall, al principio nos vio como una amenaza pero tras convencerlo que íbamos a estar de manera pacifica en este pueblo, ya no hubo problema, nos invitó a unirnos a su manada, mi madre por razones personales no aceptó, pues para ella su único alfa sería para siempre mi padre.
Por mi parte tuve que aceptar para que ellos no se sintieran amenazados. La verdad los pocos días que estuve con ellos, me sentía incómodo, sentía que no pertenecía a esa manada, que mi lugar estaba al lado de alguien mas pero para ese entonces no sabía con quién exactamente. Obviamente ellos jamas se enteraron que yo nací de un linaje puro, como lo es Derek, no fui mordido ni nada de eso.
Mi padre era un alfa y mi madre una beta, mi padre era líder y dirigía una manada en una ciudad en Arizona, llamada Show Low que estaba ubicada en el condado de Navajo. Pero una noche fuimos atacados sorpresivamente por dos grupos de cazadores que hasta el momento aun no se de que secta pertenecen. Todos murieron, hombres, mujeres e incluso algunos jóvenes de mi edad y niños, mi padre hizo todo lo posible por salvarlos, pero al final no pudo, dio su vida para darnos tiempo de escapar a mi madre y a mi, junto a un grupo de adolescentes y niños, pero que por correr en diferentes direcciones los perdimos... Solo espero que ellos hayan podido esconderse de los cazadores. Y si el destino me lo concede volver a encontrarlos.
Cuando algunas veces escuchaba como ellos nombraban a un tal Stiles, por razones desconocidas al escuchar ese nombre mi corazón se aceleraba, al principio no entendía lo que me pasaba. Pues para ese entonces yo aun no lo conocía. Pero cuando lo vi por primera vez, supe que tenía que estar al lado de él, no solo por que me enteré que el era mi pareja destinada si no por la forma tan firme que se defendió de Scott cuando este lo había atacado al verme junto a él.
No me dio remordimiento alguno en dejar la manada Hale-McCall a pesar de las tantas amenazas que me dieron, por que sabía que si estaba junto a Stiles, todo iba a ir bien, mi lobo me lo decía también, obviamente fue algo difícil que Stiles me aceptara como su pareja, pero a pesar de ello ahora me siento feliz de por fin ser su novio.
Y se que nunca voy a dejar de amarlo y abandonarlo como lo hicieron esa manada.
De repente dos manchas negras captaron mis ojos a través del cristal de la ventana, y ni siquiera había pasado dos segundos cuando la puerta fue abierta y aparecieron en la sala Allison y Aiden, los dos llevaban en brazos a Chris y Deaton.
Me acerqué rápidamente para ayudarles aunque no hizo falta, ya que gracias a que Alan se levantara del sofá y el agente también abandonara el otro sofá, los vampiros acostaron con delicadeza a los dos hombres en cada sofá.
- ¿Que fue lo que pasó? - preguntó el agente Parrish viendo las heridas de los hombres y las prendas destrozadas con sangre fresca en ellas. Ambos estaban inconscientes.
- Fue culpa de ellos... Ellos... - Allison comenzó a sollozar - ¡Esos malditos lo hicieron! - exclamó entre enojada y nerviosa, lagrimas de sangre salieron de sus ojos.
- Debemos hacer algo - musité desesperado, aunque quería preguntar sobre Stiles no era el momento.
Pero sinceramente no sabía que hacer, yo nunca e tratado a personas lastimadas o heridas, mi madre es enfermera, si, pero jamás presté atención como curaba o desinfectaba una herida.
- Debemos limpiar las heridas - manifestó el agente - ¿Tienen algún botiquín o algo por el estilo? - nos miró.
- Hay una en el baño de mi dormitorio - Alan se alejó para ir por el botiquín.
Mientras él iba por lo pedido, tanto Allison y el agente desprendieron las ropas destrozadas de los dos hombres de sus cuerpos con sumo cuidado. Aiden por su parte se mantenía al margen mirando los movimientos de Parrish y la chica.
Solo cuando volvió Alan con el botiquín, pusimos manos a la obra para comenzar a desinfectar las heridas, yo lo hice copiando las acciones del agente y los dos vampiros. Pero era imposible trabajar con las heridas cuando de ella seguían saliendo sangre.
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Editado: 11.03.2020