Capítulo 30. Entre besos y caricias.

Mis ojos no se podían apartar de los dos hombre sentados frente a mi... Frente a nosotros. Después de que Deaton despertara y me llamase Rey, antes de siquiera preguntar o soltar palabra alguna, Chris Argent también despertó, pero él hombre de manera automática miró hacia el moreno y ante nuestras atentas miradas acortó la poco distancia que los separaba y se sentó al sofá donde Deaton lo miraba entre sorprendido y confuso, pero sin darle tiempo a nada Chris lo abrazó con fuerza murmurando le un "Me alegro que estés bien", en el oído.

Después de que Allison se aclarara la garganta para llamar la atención de los dos adultos, estos se separaron y nos miraron avergonzados.

Y aquí están ahora, con la mirada baja.

- ¿Están bien? - pregunté pasando por alto lo acontecido y por como me había llamado el druida al despertar.

- Estamos bien - respondió el cazador por los dos.

- ¿Que fue lo que hiciste? - Deaton me miró con interrogación.

- ¿Sobre que? - me hice el confundido, por que obviamente ya sabía de que hablaba.

- Con la manada, con los cazadores - tras esas palabras, el cazador miró brevemente al druida para después posar sus vistas en mi.

- Lamentablemente no es la respuesta que esperas - le dije.

- ¿Los mataste? - me miró aterrado.

Podía sentir la mirada de Aiden y Allison.

- Si - fue mi corta respuesta, no pensaba delatar a los chicos, por el simple hecho que no quería crear problemas para ellos - les había advertido que no iba a controlarme si volvían a hacer algo como lo que les hizo... Pero tranquilo, todos los de la manada siguen con vida... Bueno excepto Theo y Jennifer. Aunque los cazadores no tuvieron la misma suerte... No iba a permitir que siguieran con vida si la vida de uno de mis betas estaban en sus manos - miré a Alan de reojo, este ya estaba al lado de Parrish.

- En realidad... - le mandé una mirada de advertencia a Aiden cuando me di cuenta de lo que quería decir, por lo que el chico se quedó en silencio.

- ¿Era necesario eso? - el cazador hizo una extraña cara.

- Si - fue mi corta respuesta - Te gusta Deaton - afirmé aunque quería que sonara a una pregunta. El cazador se puso nervioso y me miró aterrado.

- ¿De-de que hablas? - musitó de manera nerviosa, Deaton por su parte me miró con los ojos abiertos, al igual que los chicos.

- Stiles - me reprendió Evan dándome un leve empujón con su hombro.

- Nos diste de beber tu sangre, ¿Verdad? - preguntó Deaton con la intención de desviar la incomoda conversación, para ellos no para mi, claro esta.

- No tuve opción - me encogí de hombros.

- Gracias por salvarnos Stiles - me sonrió el papá de Allison.

- No tienes por qué, era mi deber - le resté importancia - aunque creo que ahora pertenecerán a mi grupo, o nido, como quieran decirle - acoté.

- ¿Que tratas de decir?.

- Papá - Allison se acercó al hombre y se sentó a su lado tomando las manos de su padre entre las suyas - al tomar la sangre de Stiles, por muy poquito que fuera...

- Nos volvió parte de su nido - terminó la oración el druida con las vistas puestas en mi - la sangre de Stiles es única por lo que con un solo sorbo de ella el vínculo se formará mas rápido que los de una manada de hombres lobos, e incluso un enemigo que llegase a tomar de su sangre, terminará protegiéndolo por que para él se volverá su rey, su lider, su alfa.

Me quedé impresionado por la información recibida, vale, sabía que mi sangre era diferente pero no de tal modo en que un enemigo terminaría sintiendo el vínculo con solo un par de gotas de mi sangre.

Y no era el único, todos, absolutamente todos estaban en el mismo estado que el mío.

- ¿Es eso posible acaso? - lo que en verdad quería saber es como él podía saber todo eso.

- Hay muchas cosas que tu naturaleza puede hacer - dijo el druida.

- Como romper ventanas, supongo - susurró Alan, aunque claramente todos lo escuchamos.

- ¿Que es lo que dices? - preguntó Parrish mirando a su pareja destinada.

- El desastre en el instituto fue a causa mía - contesté yo.

- ¿Como? - el agente parecía mas que confundido.

- No se lo que pasó realmente, solo se que me enojé mucho y de repente las puertas de los casilleros se agitaron y las ventanas estallaron - conté con naturalidad - así que... No fue un terremoto... Fui yo.

- Obtuviste otro poder - habló nuevamente Deaton.

- Si, eso creo - me encogí de hombros - supongo que es telequinesis o algo así.

- ¿Puedes hacerlo de nuevo?.

- Deaton, habrá tiempo para eso, ¿Ok? Ahora mismo necesitas descansar, y tu también Chris - manifesté.

- Yo, estoy bien - musitó el cazador.

- Claro que no papá, casi te matan - exclamó Allison.

- Hija, estoy bien de verdad - acarició una de las mejillas de la vampiresa con una mano mientras con la otra seguía sosteniendo la mano de su hija.

- Casi te pierdo, eres lo único que me queda... si no fuera por Stiles...

- Ssshh - puso el dedo índice en los labios rojos de Allison para callarla - no pienses en eso, estoy aquí, sigo contigo.

Tras decir aquello, Chris atrajo a la chica a él para abrazarla.

- ¿Podemos hablar?- dijo un susurro el druida poniéndose de pie y caminó hacia la cocina.

Solté un suspiro, miré a Evan.

- Vuelvo en seguida - le di un corto beso en los labios antes de abandonar la sala e ir detrás de Deaton.

En la cocina estaba el moreno recargado contra la nevera. Me observó y yo lo hice igualmente. Arrastré una de las sillas que había alrededor de la mesa hacia atrás para poder sentarme.

- Y bien, ¿Que querías decirme? - solté al momento que cruzaba los brazos por sobre mi pecho.

"La luna roja se acerca y como sabrás la fuerza de la luna roja es mas fuerte, ese sucede cada cien años, en una luna roja, los hombres lobos llegan a perder su fuerza bruta volviéndose simples lobos juguetones, como si estuvieran en su niñez, no les importaran nada" comenzó a contar el druida , " y eso seria un gran problema ya que otros seres sobrenaturales como las brujas, los wendigos , e incluso el nemeton recuperaría su poder y atraería a los seres sobrenaturales que no les afecta la luna roja".