Ella ve como Marcos se aleja, lo escucha bajar las escaleras, mientras ve como la tina se llena de agua caliente, mira su muslo izquierdo y ve un gran moretón «Que cansada que estoy» Mientras se sigue replanteando que le está pasando, la calidez del agua en la tina, le agrega unas sales hidratantes con aroma a lavanda para relajarse y mejorar el aspecto de su piel, que siempre había sido tan suave y tersa. Después de cortar el agua, intenta seguir relajándose , ya sumergida en el agua, mira al techo «No sé ni qué día es» se cubre la boca y tose tres veces, al descubrirse la boca ve que están con rastros de sangre, se las lava rápidamente llena de miedo «se cancela el viaje a la playa» comienza a llorar de nuevo, procura no hacer mucho ruido, se mira las manos, sus pies, las rodillas, todo le parece muy huesudo, se toca el pelo, lo tiene muy corto, y se le caen mechones «Algo está muy mal, Pero… ¿Qué me pasa?. Definitivamente algo muy extraño me está sucediendo, me duele la garganta, me cuesta respirar, tengo tanta debilidad, estoy muy delgada, como si hubiera dejado de comer hace mucho tiempo, y siempre me cuidé en eso, además mis extremidades están tan delgadas. Noto que Marcos me habla como ocultando cosas, lo conozco perfectamente, sé cuándo intenta mentirme, creo que yo estoy fuera de lugar, no es mi tiempo»
Ella intenta salir de la bañera, junta todas sus fuerzas para poder ponerse de pie, el agua le relajó mucho los dolores que sentía, «la comida ya debe estar lista y tengo que salir» saca el tapón para que desagote. El agua comienza a drenar y siente en sus piernas débiles como le pesa la fuerza del agua al irse. Busca rápidamente un toallón para secarse, se quita la ropa interior mojada, la cuelgada en la canilla dentro de la tina, se pasa suavemente el toallón y nota cómo caen algunos mechones del cabello al suelo, como si le estuvieran cortando el cabello, y ve lo que parece ser una caspa en la tela, «¿desde cuando tengo caspa?» ella siempre cuidó mucho su imagen y su cabello era quien le quitaba horas de cuidados antes de salir a cualquier sitio, a veces pasaba un buen tiempo peinándolo, poniendo cremas y pasándole la planchita «¿Y ahora tengo caspa?». Ella se agachó un poco para asegurarse que fuera caspa, y al agarrarse de un mueble para no volver a caer, vió su brazo derecho que se le había caído piel seca, observa su cuerpo y nota que en todo él, había sucedido lo mismo, y solo pensó que fue a causa de las sales hidratantes y tal vez por la temperatura del agua «Tal vez el agua estaba más caliente de lo que imaginaba, pero que lindo baño me dí» pensó que ya todo se acomodará como le prometió Marcos.
Ve como Marcos entra por la puerta de la habitación con un plato con sopa de zapallo, lo trae con una sonrisa en el rostro, se ve radiante, un poco más animado que de costumbre, trae puesto un jean negro y una remera polo negra ceñida al cuerpo, en sus viejos tiempo la remera le marcaría todos sus músculos, pero ahora en los tiempos que corren, solo le queda suelta, su pelo corto, todo al estilo moderno e imitando a los grandes jugadores, lo único que desencaja es que anda en medias, unas medias grises.
—Te traje de comer, amor— dice Marcos y se sienta en la cama.
—Gracias, mmm… mi sopa favorita— Toma la bandeja, con el plato, un pedazo de pan, junto con un vaso de jugo, luego mira a Marcos— Perdón por no poder ayudarte con los quehaceres de la casa, me da mucha rabia estar en este estado, tan deplorable, estando tan débil, sin poder conmigo misma, tampoco poder cocinarte nada rico de lo que tanto te gusta que prepare — Corren un lágrimas por sus mejillas, las cuales Marcos seca con una servilleta.
—No te preocupes amor, recién saliste de la tina y no comiste nada— le acaricia el pelo y se acerca para darle un beso.
—Espera que voy a buscar mi plato y comemos juntos en la cama, ¿podemos ver una película si querés?— se dispone a salir de la habitación en dirección a la cocina.
—No es una mala idea, Marcos. Te espero y prometo que no iré a ningún lado.
Marcos antes de salir la mira y da una sonrisa muy fugaz. No tardó en volver al cuarto.
—¿Adónde iremos cuando mejore, amor?
—Tenía pensado que sería buena idea ir a la playa, el sonido relajante de las olas, un poco de sol y agua cristalina en nuestros pies nos hará bien, caminar por la orilla de la mano, serían las vacaciones que tanto planeamos.
Ella juega con su comida, sin ganas e intenta concentrarse en recordar el pasado para tener de qué charlar— Marcos, amor, tengo mucho miedo, creo que no estoy mejorando, no quiero morir y me da mucho miedo dejarte, dejar… lo que sea que estaba haciendo, y eso también me da mucha bronca, no recordar nada, nuestros amigos, si trabajaba o estaba estudiando, mis padres, casi toda mi infancia siento que se apagan mis recuerdos, cada día me siento más débil y me veo peor— dejó la cuchara en el plato y lo apartó a un lado, miró a Marcos a los ojos, ya entre lágrimas—No quiero perderte y dejarte sólo y desamparado —ve que a Marcos se le llenan de lágrimas los ojos pero intenta no llorar.
—No pienses de esa manera amor, vas a ver cómo todo va a terminar muy bien, vas a mejorar, recuperarás tu memoria, recuperarás tu fortaleza, vamos a continuar amándonos intensamente como siempre, y a desearnos. Podremos volver a hacer esas travesuras que tanto nos divierten, y los días volverán a ser soleados para nuestra relación— Marcos la toma de las manos— Confía en mí, como siempre que nos apoyamos el uno en el otro y ni el tiempo, ni la enfermedad nos ha podido separar.
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Editado: 19.03.2024