Vector Oscuro

Ariel

Ariel se toma con una mano la cara, y se mira el brazo izquierdo «¿Cómo me quebré el brazo?» ríe.

—Generalmente los yesos no suelen ser muy graciosos— escuchó Ariel al levantar la mirada, se encuentra con el Doctor que lo atendió la primera vez que se rompió el brazo— escuché lo que pasó y me pone muy orgulloso haberte atendido, Ariel, eres un amigo de fierro, capaz de dar la vida por un amigo.

Ariel se intenta parar para darle la mano al Doctor, pero este lo interrumpe—  No te moleste, estoy apurado— dice el Doctor de Ambo azúl oscuro y ojos azules que resaltan más por su vestimenta. Ariel ve que se acerca Micaela, con unas bebidas en las manos.

—Toma hermanito, te traje agua mineral— dice Mica y mira al Doctor—Buenos días, gracias por atender a mi hermano, esta vez el yeso le quedó de diez.

— ¿Pero qué dices Micaela?— dice Ariel un poco enojado.

—Es un chiste hermanito— dice Micaela y se sienta al lado de Ariel.

—Un gusto volver a verte Ariel, nos vemos pronto y espero que  mejores rápido— dice el Doctor y comienza a caminar, se le suma una enfermera entregandole unos papeles.

Ariel se quedó mirando el yeso.

—No se va a ir a ningún lado— Micaela se ríe y luego hace una pausa— Me crucé a la madre de Ariana, en el pasillo que va a la cafetería. Me dijo que Ariana está bien, por ahora sigue inconsciente y los Doctores no saben por qué… pero que en su sistema, encontraron rastros de diferentes drogas, pero no tiene marcas de agresión y menos de haber sido abusada, pero… la madre de Ariana, sí que se ve muy mal, pobre señora… y todo culpa de la hija por meterse con quien no debe…— dice Mica, y Ariel la mira enojado.

—Ella no tiene la culpa de nada— Ariel recuerda cuando Ariana por un momento había recuperado la memoria y preguntó por Marcos— Todo esto es culpa de Marcos que la usó como él quiso, y mirá como la dejó, pero todavía hay cosas que no entiendo…

—Hermanito ¿Cómo es el tema de la resurrección de tu amiga muerta?— dice Micaela  tomando su refresco en lata de aluminio.

—Sé que no me crees, pero es cierto— Ariel se mira la mano derecha y puede ver varios raspones causados por la pelea y los cascotes del suelo de aquella casa.

—Lo que sí creo, es que cuando lo vi a Vector, no me gustó desde el primer vistazo, aparte ¿quién puede resistirse a mis tartas?— dice Micaela tratando de relajar a su hermano con una humorada, Ariel no hace comentarios, aún continúa preocupado por la vida de su amiga Ariana y el paradero de Marcos con Ella.

 

«Cuánto tiempo pasé abrazando a Ariana en esa fría casilla, a oscuras, escuchando como se quejaban las maderas de la construcción por el viento, el silencio era casi enfermizo, y las goteras eran parte del silencio, la Policía nunca llegó,  no salí en ningún momento por no volver a dejarte sola en ese lugar, para que nunca más te sintieras sola otra vez. Creyendo que algo cambiaría, que quizás me miraría diferente, pero lo empeoré todo, y no pude decirte el motivo por el cual te oculté lo de Marcos. Fue por celos, quizás un poco de envidia porque aún estabas atrás de él, pero también por cuidarte a pesar de que nunca me lo pediste, pero me sentí en la obligación de hacerlo, más sabiendo cómo se había dado todo. Pero al final terminé siendo el Villano para vos Ariana, mi única amiga, el amor de mi vida. Recuerdo que tomé el celular del bolsillo y marcaba las 03:00 , le mandé un audio a Natalia junto con la ubicación donde estábamos. Temblabas mucho, y a mí me dolía hasta el alma por el brazo y la paliza. Sonó el teléfono y la voz de Natalia llorando que me rogaba que cuide de su hija, que ya estaba en camino. Aún seguías sin despertar, “ya viene la ayuda peque, no te vayas”. La Policía nunca llegó, la lluvia nunca paró, hacía mucho frío ya. Casi media hora después escuché un auto llegar, era Natalia gritando “Ariana” grite para que siguiera mi voz, entró en la casilla, yo de rodilla en remera, mi cara destrozada, sin poder ver de un ojo, sangre en mi remera, vos en mis brazos inconsciente, Natalia llorando, me da las gracias, ni sé cuántas veces fueron… se sacó el abrigo, te tapó con él, te dejó para que ella te reciba y te mece mientras te acarició el rostro y te acomodó el pelo. El brazo me está matando y me dejo caer de espalda, me quedo mirando a la nada, como si fuera una película acelerada, recuerdo toda la pelea. En algún momento creo que sentí miedo, vos indefensa sufriendo por el frío, sin saber que te hizo ese maldito, sentí como las lágrimas del susto comenzaron a salir, sentí la mano de Natalia que se aferraba con fuerza del pie y me dice que ya todo pasó, luego llegó la Policía y Ambulancia»

—Vamos hermano no te mortifiques, por favor, Ariana ya está a salvo y no lo hizo la Policía y ni siquiera sus propios Padres, fuiste vos hermanito— dice Mica que se paró y se puso enfrente de su hermano que seguía sentado en una banca de la sala de espera del hospital, se podía ver por las ventanas que  el sol ya comenzaba a salir, cada vez más se iba llenando de personas heridas.

Ariel seguía mirando su mano «Mica tiene razón» suspiró largo y profundo— Vamos a tomar un café que todavía siento el frío y la soledad de esa casilla— Se para y le hace seña a Mica para que camine a su derecha y ambos van rumbo a la cafetería del hospital, abraza a Micaela con su brazo bueno.

  

Ariel salió caminando de su casa rumbo al taller, el día está nublado y corre mucho viento, se acerca una tormenta. Ariel tiene puesto el mismo piloto que usó el día de la pelea con Marcos, jean negro, y unos zapatillas rojas gastadas, con el clima así, le da dolor en el brazo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.