CAPÍTULO 1

En los últimos dos meses me he comenzado a sentir mal, vomitaba, me mareaba, me agarraban puntadas en la cabeza, también empecé a dejar de tener hambre. He bajado mucho de peso, pensé que todo lo que estaba pasando sólo era una gripe o a causa por el indeciso tiempo. 
Ayer mi mamá me descubrió devolviendo todo y nada lo que había comido, así que ella tomó la decisión de hacerme un chequeo rutina. Le preocupaba lo delgada que me veía. 
Y aquí estamos, esperando los resultados sentadas al frente del escritorio del doctor que me atendió. 
¿No les ha pasado que mientras están sentados o tranquilas y piensan que todo está bien, todo, absolutamente todo; pero a la vez se sienten inquietos? A mí me está pasando justamente eso. 
Dicen que, todo cambia en un mínimo segundo, en ese sólo segundo tu vida da un cambio sin que tú lo sepas, da un cambio sin tu consentimiento, sin tu puto permiso y piensas que tu vida ha sido intercambiada. 
 -No son… buenas noticias las que tengo-fueron las palabras del doctor al entrar a la habitación y tomar asiento frente a nosotras. 
Los jóvenes de ahora dicen “la vida es una mierda” o “puta vida” ¿por qué lo dicen?, también dicen “me quiero morir”, será que el deseo de los muchos que piden eso ¿habrá caído en mí? 
 -Tienes cáncer terminal… no te queda mucho tiempo-escuché como mi madre empezaba a sollozar. 
¿Por qué me está pasando esto a mí? ¿será que cuando era niña había agarrado los dos pesos que mi mamá había dejado en la mesa? O ¿Cuándo le eché la culpa a mi hermano de que él había roto el celular de papá? También puede ser la vez que le dije a mi abuela que ya había comido sólo para no probar sus quesadillas, que por cierto no son nada ricas. 
Soy más santa que el sacerdote del barrio, inclusive más santa que el papa Francisco ¿Por qué me pasa esto a mí? 
¡Yo no pedí morir! 
 -¿Cuánto exactamente me queda? -pegunté, no sé por qué pero, no estaba llorando. 
 -Menos de un mes-yo solo asentí. Después sólo escuchaba a mi madre suplicas sobre que el médico haga algo, pero no… era demasiado tarde, creo que debí venir apenas empecé a sentirme mal. 
Tengo 17 años y voy a morir en menos de un mes. 
Hasta aquí mi vida era perfecta, digo hasta aquí… porque después fue complicado. 
°°° 
 -No… Amara, últimamente no estamos bien y lo sabes perfectamente… creo que deberíamos de seguir con nuestras vidas, pero… por diferentes caminos- era mi novio el que hablaba, Skyler Taylor. Estuvimos de novios desde el comienzo de mi adolescencia, lo amo y no quiero lastimarlo con lo que estoy pasando en estos momentos. -Conocí a alguien- suspiré, solo quiero que sea feliz y sé muy bien que a mi lado no lo será, ahora no. 
 -Está bien… se feliz Skyler –me acerqué a él y le planté un beso en su mejilla broceada. Voy a extrañar sus abrazos, sus besos, sus compañías nocturnas, todo lo que viví con él se irá conmigo cuando la muerte me lleve. 
Me separé de él y le sonreí tal y como le había sonreído en los años que estuvimos juntos, giré y me marché camino a mi casa. Era extraño que no llorara con todo esto que me está pasando. Mi mejor amigo y novio me dejó, hace unos días me enteré que moriría, mi mamá y papá lloraron, pero, yo no sentía nada. 
°°° 
Bob Marley dijo “vamos a reírnos de todo, porque la tristeza no se cura con más tristeza”. 
Eso haré, disfrutaré los pocos días que me quedan haciendo algo que nunca me atreví a decir o hacer. Sonreiré, dejaré a mi familia un lindo recuerdo mío. 
Me levanté de mi cama y caminé a mi escritorio y escribí en una hoja. 
 

Querido Skyler: 
Acepto tu decisión, pero…antes de terminar con todo y salir completamente de tu vida, te daré mis razones por las que te amo, te amé y te amaré. Nunca te lo dije, solo lo demostré, pero ahora tengo el coraje suficiente para decírtelo. Cada día te diré una razón…hasta que desaparezca. Con cariño, Amara. 
Sonreí, seré una Amara más valiente antes de irme.