DÍA 8
Skyler ayer me llevó a la enfermería, le pedí que se fuera, pero se negó, le insistí una vez más dándole una razón y a regañadientes se fue.
La enfermera, obvio no sabía que tenía cáncer, así que cuando Skyler le dijo que estaba mareada ella solo optó por decirme que me quede en reposo y me dio una pastilla para el dolor de cabeza.
Mi papá vino después de una hora y con la autorización de mi preceptor me retiró. Cuando llegué a casa mi mamá prácticamente se me lanzó encima verificando que estuviera bien. Me dio una manzana y me llevó hacia mi cuarto. Estoy tan cansada, me acosté en mi cama, miré la manzana en mi mano y de sólo pensar que eso tengo que comer se me revuelve el estómago. Oculté la fruta debajo de mi cama me acomodé mejor y no tardé en dormirme.
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Ah…siento que he invernado el tiempo en que un oso lo hace. Me siento despacio en mi cama y miro la hora en mi celular que está en la mesa de noche al lado de mi cama. ¡Las diez treinta!... como es posible que haya dormido casi un día, ya perdí mi clase de hoy.
-Hija…ah que bien ya despertaste-mi mamá entra en mi habitación con un alivio reflejado en su mirar.
-Mamá… ¿por qué no me despertaste? –le pregunto, ella se sienta en mi cama a un lado mío.
-Oh, claro que lo hice, pero no despertaste…así que solo te dejé descansar…hablé con el médico y dijo que es normal que duermas más tiempo ya que te cansarás demasiado. -sólo asiento y le sonrío- Skyler vino ayer-la miro con sorpresa-ayer subió y por lo que noto ahora no logró despertarte-soltó una risa, seguro por mi expresión. ¿Qué Skyler vino? - ¿Te traigo el desayuno o bajas?
-Me preparo y bajo mamá-ella asiente y sale de mi habitación. Por alguna extraña razón, llevo mis dedos a mis labios.
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-Mamá, saldré un momento a caminar-mi mamá me mira y después mira el reloj de pared, son las 12:30- ¿siiii? –junto mis manos y alargo la “i”.
-Está bien, pero llama si pasa algo ¿está bien? -asiento repetidas veces, me pongo protector, agarro una gorra y me la pongo en mi cabeza, para así proteger mi cuero cabelludo. La abrazo y salgo de la casa.
Camino por las veredas de mi barrio, saludo uno que otro vecino, algunos ni siquiera saben que tal vez sea la última vez que me verán. Llego a la plaza que está cerca del colegio y de camino a mi casa. Con Skyler veníamos muy seguido aquí, nos quedábamos un largo rato hablando mientras nos mecíamos en las hamacas.
Me dirijo a las hamacas y me siento en una mientras me balanceo con la punta de mi pie. Escucho a lo lejos como la campana del colegio suena indicando el horario de salida, seguro ya debe de ser las trece cero, cero de la tarde. Mientras me balanceo y miro el suelo pienso. ¿Qué pasará cuando ya no esté aquí? ¿Dani estará bien? ¿Margo y los que conozco se acordarán de mí? Y sobre todo… ¿Skyler…será feliz?
Miro de reojo y veo como alguien toma asiento a mi lado y también empieza a balancearse. No le presto atención, miro el suelo que tiene arena amarilla perfecta para los chicos que se caen no se lastimen mucho por así decirlo… ¿esas arenas la traen desde la playa?
-¿Estás bien? –escucho que dice el chico de la otra hamaca, seguro viene acompañado, como decía, la arena…-Amara…¿estás bien? –sorprendida giro mi cabeza al escuchar mi nombre. Es Skyler- ¿estás bien? –se levanta de la hamaca y se acerca a mí, se acuclilla manteniéndose equilibrado sosteniéndose de mis rodillas, yo cierro los ojos.
Razón N°8
Te amo cuando te preocupas por mí…me haces sentir importante.