12:50 p.m.
Hora Dos
La música navideña resuena por todo el tren, primero suena Jingle Bell Rock, llena de alegría, llena de vida, y luego llega Last Christmas, no hacían juego ambas canciones, una hacía que moviera mi pie de un lado a otro, mientras que la otra solo me hacía sentirme nostálgico y con un vacío enorme. Una terrible combinación.
Que volvía a recordar que estaba en un tren solo, rumbo a la casi boda de Hye-Min.
Era un sábado por la noche. Cuando ella llamo, dude en contestar la llamada, tenia mucha tarea, pero aun asi lo hice, hablamos por casi una hora. Luego el ambiente se puso un poco tenso.
—Me acabo de mudar, ahora estoy en Ansan.
No quería preguntarle si se había mudado sola o
—Seok-Jin— ella lo dijo antes—. Trabajará en una nueva empresa. —seguía sin responder—. Nos vamos a casar.
Estuve a punto de colgar, y fingir que se había acabado la pila de mi teléfono, en se momento todo me dio mil vueltas. La impresión fue tanta que casi me caigo de la silla.
No era como si pensara o supiese que ella ya no salía con Jin, ellos seguían juntos, pero tampoco quería escuchara decir esas palabras, por mi reacción, sabía que no estaba aún listo.
—¿Sigues ahí?
—Sí … yo… Felicidades. Estoy feliz por ti.
Era lo único que podía decir. Y era lo más hipócrita que había dicho en mi vida.
—Tal vez esto suene extraño, también sé que se debería de hacer en persona, pero… ¿quisieras ser mi padrino?
—¿Yo?
—Has sido mi mejor amigo, has estado siempre conmigo, se que nos distanciamos, pero no pensé en nadie mejor, quiero que estés ahí, conmigo.
—Pero…
—No tienes que hacer nada más, yo lo hare, solo quiero que seas tú. No podría hacerlo si no estás tú, por favor di que sí.
—¿Lo sabe Jin?
Debía preguntarlo, ya que Jin era el novio. Y el y yo no sabría si decir exactamente que ya no, nos llevábamos bien, porque antes lo hacíamos, ahora no nos habíamos visto, y por lo ultimo que dijimos cuando nos vimos, tal vez podría sacarme en medio de la ceremonia.
Los segundos que se tardó en responder los sentí como una eternidad.
—Lo sabe.
Después de un debate mental que duro no sé cuánto tiempo, acepte. Pude oírla felizmente gritando.
Luego solo hablamos por mensajes, y cuando llamaba evitaba a lo más posible hablar sobre su boda, solo sabia lo principal, la fecha, que es lo que debía hacer (vestir traje negro y tomar su brazo mientras caminábamos con la mirada encima de todos los invitados), si le ayude con algunas cosas, pero no nos habíamos visto.
No quería hablarlo con nadie, también por eso no fui a casa en navidad, ellos lo descubrirían o al menos ya lo sabían.
Pero por lo menos no estuve en navidad solo, eso sería aún peor, el año pasado me la había pasado encerrado en mi cuarto mientras comía un ramen y jugo de moras, no había podido viajar a casa, tampoco pude ir a año nuevo, ir a la universidad y trabajar medio tiempo era lo peor. Pero este año la pase con mi compañero de cuarto, de trabajo y amigo Ho-Seok, comimos pizza y bebimos Soju.
Las otras navidades antes de ir a la universidad siempre estaba Hye-Min, desde la primaria hasta preparatoria, cumpleaños, cenas de celebración, comidas con mis amigos, ella estuvo en todo, la gente solía llamarnos inseparables. Eso había durado demasiado, hasta que entre a la universidad.
Ella siempre soñó con vivir en Seul o vivir en una gran ciudad, nunca quiso quedarse en Dae-Gu, siempre quiso huir de esa ciudad, vivir en una gran casa y cerca del mar, yo también lo quería, pero tal vez no de la misma forma.
Aún recuerdo como le encantaba tomar el primer tren de la mañana, ir a una de esas ciudades no importaba cual, siempre y cuando no fuera Dae-Gu, solo íbamos a la primera que se nos cruzara por la mente. Caminábamos todo el dia por esas calles descocidas, sin rumbo, uno al lado del otro, tomados de las manos hablando de cualquiera tontería mientras reíamos, mientras solo sentíamos que éramos los dos contra el mundo.
Sentirla cerca de mí me hizo creer que la tendría para siente, después de ambos nos separamos y tomamos otros caminos, jamás regrese a ninguna de esas ciudades, tampoco solía regresar seguido a casa. Todos esos lugares tenían nuestros recuerdos, tenían grabados su nombre con letras mayúsculas.
Por eso jamás había tenido en mente tener de nuevo frente a mí, tenía muchas ganas de decirle un montón de cosas, saber cómo estaba, si había cambiado, escuchar de nuevo su voz que no fuera por teléfono, hablar de cientos de tonterías, de cosas sin sentido y reír por horas, como cuando teníamos quince años.
Enserio tenía tantas ganas de verla, pero el solo hecho de que la tendría de frente me aterraba también, tenía miedo de que las palabas no salieran, que me quedara inmóvil o peor me desmayara, de que no estuviera listo aun, que el tiempo no había curado nada.
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Gracias tomarse parte de su tiempo y leer esta historia. <3