Vendetta pactada

CAPITULO 27

Cuando amaneció pudimos encontrar alguien que nos llevará al norte, apenas hablábamos Sebastián y yo, el camino no era como lo recordaba, se miraba la precariedad del lugar. Había más niños en las calles descalzos vendiendo el periódico, nuestro carruaje se para y los niños se apresuran a llevar sus manos al carruaje golpeando el cristal para que le compremos, aceptó y le doy 10 monedas.

Al ver el periódico hablaba como se quemó una fábrica donde había cerca de 20 trabajadoras sexuales en su trabajo matutino, cierro el periódico incrédula, recordando lo que había dicho Lady Daisy, golpeó el carruaje ocasionando que se detenga.

—Sofía, ¿Qué ocurre? — Le lanzo el periódico bajándome, no había acera, todo era tierra con excremento de caballos, lodoso. Llamó la atención de todos de allí, haciendo que Sebastián se baje, pues no debemos de quedarnos en lugares aglomerados de personas por si intentan acabar con nosotros.

—Hey — Llamó al niño de antes, quien seguía vendiendo sus periódicos. Este se acerca temeroso.

—¿Me hablaste? — Me pregunta cargando todos sus periódicos en una sola mano.

—¿Quieres ganarte 30 monedas? — Le pregunto sacando el saco de monedas, claramente allí había más de 30 monedas, este más que rápido asiente con la cabeza, guardando todos los papeles hechos bola en su mochila —. Necesito los periódicos de los últimos 15 días, todos, pero todos tráemelos. Y te daré todo el saco.

Ni me termina de aceptar cuando este y los niños de allí ya habían salido corriendo a buscar los periódicos que ocupaba, me siento en unas cajas, mientras con su cuerpo Sebastián me tapa del sol.

—No estoy entendiendo nada — Me dice dándome, el periódico estaba realmente confundido.

—Cuando nosotros estuvimos buscando dinero, antes de la muerte de Caleb llegamos con la mujer que es dueña del prostíbulo, Lady Daisy, ambas tenemos un trato. Que ahora se renovó y me está ayudando con algo, pero quiero asegurarme o puede que sea una — El beso de Sebastián me toma por sorpresa, era un beso torpe, pero salado, sus ojos abiertos color grises durante el beso solo me generaban un sentimiento raro. No era nada de lo que esperaba, él pone su mano en mis ojos para ver todo oscuro. Se separa de mí e inmediatamente siento la ausencia de la presión.

Se acerca a mi cara, sin aún despegar su mano de mis ojos como una venda.

—No digas nada más… Hay personas escuchándonos… — Lo dice en un hilo de voz, que solo hace que caiga una lágrima, que no sabía de dónde venía. Sebastián me confundía, si todo esto era por una maldita alianza, porque demonios me hacía sentir tan… —. Especial…

—¿Qué?

—Allí dice panadería “especial” — Me limpio la cara, para ir a comprar un poco de pan, al tiempo el niño me trae varios periódicos, mientras que es vigilado por una mujer quien se miraba era su madre. Sebastián los carga mientras me ayuda a ponerme de pie, pienso un momento en darle toda la bolsa completa.

—Usa esto con sabiduría — Volteo a ver a la mujer para hacer una pequeña reverencia antes de subirme nuevamente al carruaje, comienzo a ir leyendo cada uno, me era un poco difícil, pues las letras estaban corridas por la tinta.

El periódico, se hace 4 días, hablaba de cómo estaban llegando varias cartas de personas misteriosas en las casas de los nobles por parte de las prostitutas que desean revelar los hijos bastardos que poseían de ellos, o bien vender los secretos que guardan ellas. Le entrego el periódico a Sebastián mientras el terminaba de procesar uno.

El siguiente hablaba sobre como una prostituta acabó muerta a causa de los golpes de la esposa de un noble enfrente de todos los plebeyos, pero nadie dijo nada, solo hizo que los nobles se sintieran más privilegiados al hacer lo que quisieran y los plebeyos reprimidos. Ella había hecho lo que había podido, pero eso significaba que 21 damas de servicio habían muerto.

—¿Qué demonios hiciste Sofía? — Me pregunta Sebastián enseñándome como las prostitutas se animaban a publicar las cartas que había de sus amantes. Estaba demasiado atormentada.

—Necesitamos llegar cuanto antes a la capital. Rodearnos de personas que sean confiables como criadas para poder mandar una carta a ella, y poder saber qué es lo que está pasando — Le mencionó tomándome la cabeza del dolor.

Este me da la mano para ayudarme a ponerme de pie dentro del carruaje, una turbulencia queda que quede arriba de él, mi mano es lo único que me detiene de caer encima de él, mi cabello cae sobre su cara, pero ninguno se digna a decir nada, pone su mano en mi cintura, pero es cuando logro recuperar el sentido, alejándome de él.

—¿Estás demasiado rara desde la mañana? — Me dice mientras se guarda los lentes.

—Lo que me contestaste de que a lo mejor la familia de tu padre tiene algo que ver es cierta.

—¿Te lo confirmo? — Me pregunta mientras asiento con la cabeza.

—Sí, pero no fue una mucama. Fue una noble desconocida — Él ni siquiera se sorprende —. ¿Ya lo sabías?

—Yo también hice mi tarea — Ya no me sorprendió que me ocultara las cosas, porque ni yo misma me atrevía a contarle, sin duda ambos éramos iguales —. También se sabe que la noble desconocida era una de las damas de la emperatriz Celine, Lady Canaria Lancaster.




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