Venus ⍟

Prólogo

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El pueblo de Rosswood, un pueblo pequeño de Inglaterra apartado de la civilización, dado que no había manera de llegar allí de otro modo que no fuera en auto, atravesando un estrecho camino. Todo esto se debía a que todo el pueblo se encontraba rodeado de un gran y espeso bosque, todos allí eran conocidos, eran muy pocas las veces, por no decir nulas, que alguien iba a aquel lugar de vacaciones, esto se debía a que muy pocas personas estaban dispuestas a recorrer un largo camino que duraría horas y horas para al fin llegar a un pueblo que no tenía nada de interesante.

O quizás si, tal vez alguien consideraría interesante el hecho de que todos allí parecían sacados de una película donde el único requisito para poder actuar en ella era ser malditamente guapos.

El pueblo se dedicaba más que nada a la agricultura y ganadería, dado que era muy difícil llegar allí, los habitantes del pueblo comenzaron a proveerse de sus propios cultivos.

Muy pocas veces camiones cargados de alimentos considerados "exóticos"—como estos le decían— llegaban al pueblo, estos alimentos eran llevados al gran almacén donde eran comprados por los mercaderes.

Estos alimentos al ser tan poco vistos eran comprados de inmediato, lo que quería decir que no duraban ni una semana en el mercado.

Y si de los pueblerinos hablamos, ¿Porqué no también de sus costumbres y cultura?

Los matrimonios, los noviazgos, todo aquello era tomado muy enserio, era extraño que un matrimonio se separará, más bien porque el divorcio era un tabú que por falta de motivos. Si una pareja se  comprometía a un noviazgo se esperaba que esta al llegar a cierta edad se casará y como no, la novia debía seguir siendo "pura".

En aquel pequeño pueblo se exigía demasiado y más para con las mujeres, estas debían ser modestas, virtuosas, obedientes, esto y más era lo que se esperaba de ellas. Es tanto así que todas y cada una de ellas debería asistir al templo a rezarle al Amhin, el dios de la fertilidad y el casamiento, allí serían educadas por las mujeres que habían decidido mantener su virtud hasta su muerte. Esto no fue obligatorio para los hombres pues estos no necesitaban de esto. Pero al que si rezaban y adoraban era al Saeth, el dios del cultivo y la fuerza.

El hombre era fuerte, la mujer la compañera del hombre.

Una mujer no debía ser altiva, no debía ser promiscua.
Y aquella que cometiera pecado era despreciada.

Sin duda el pueblo de Rosswood podría considerarse en demasía machista, claro que nadie se atrevía a decirlo y mucho menos gritarlo a voces, después de todo nadie quería ser la siguiente victima cuando llegara la noche roja.

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