24 de Junio de 2017
11:03 de la mañana
Hacia un sol radiante como ayer, pero este venia cargado de algún que otro viento.
—Aurora: Pamela, ¿has visto mis gafas de sol?
—Pamela: ¿Para qué? Si se ha escondido el sol.
—Aurora: ¿Dónde está?
—Pamela: En la estantería de dentro.
—Julio: ¿Donde está Alex? Pam.
—Pamela: En el otro camping. Oye, no más preguntas por favor.
Travesando la carretera, en la segunda parte del camping, estaban Alexander, Daniel y Aarón entrenando, mientras que Irati estaba al margen grabando con su móvil.
—Alexander: ¡Pásala!
—Daniel: ¡Aquí!
Era un entrenamiento donde Alexander era el portero mientras que Aarón y Daniel chutaban la pelota. Irati se sentía observada por alguien lo cual no sabía quién era.
—Aarón: ¡Pelota va!
La pelota se desvió y se dirigió hacia Irati. Al lanzar la mirada hacia arriba, también puso su móvil mirando hacia arriba.
—Irati: ¿Pero qué…?—Irati vio a alguien detrás de la pelota, en el cielo, parecía un fantasma, solo que duró pocos segundos ya que la pelota le dio en toda la cara, haciendo que cayera al suelo de espaldas.
—Aarón: Lo siento, ¿estás bien?
—Irati: Si, sí, estoy bien, no te preocupes—Dijo levantándose del suelo.
—Daniel: ¿Porque no te has apartado?
—Irati: Em…
—Alexander: estabas pensando en alguien ¿eh…?
—Irati: Si, en tu cara cuando perdáis el partido de mañana.
—Daniel: Ouch, eso ha tenido que doler.
—Alexander: Por lo menos yo no me quedo embobado viendo como una pelota de futbol viene hacia mí sin hacer nada al respecto.
—Aarón: No tiene caso discutir por esa tontería.
—Irati: Yo sinceramente, no sé porque he venido a veros entrenar.
—Aarón: ¿Tú también lo sientes?
—Irati: ¿Sentir el que?
—Aarón: ¿No te sientes observada? Ojos que te siguen a todas partes, no los puedo dejar de sentir, por la noche no paran de mirarme.
—Irati: ¿Los has visto?
—Alexander: Vale, algo te está afectando al cerebro.
—Daniel: Mira quién habla, ayer no eras tú.
—Irati: Dejare que entrenéis, pero no bajéis la guardia, algo está pasando, eso seguro.
En la parécela de Georgina…
—Georgina: Nico, ¿donde estas? ¡Te llama mamá!
—Nico: Estoy aquí—Dijo viniendo con una perrita.
Nico era el hermano menor de Georgina y la perrita se llamaba Kissy, era un Yorkshire terrier de la familia.
—Anna: Georgina, me olvide de decírtelo, esta noche viene Telma a cenar.
—Georgina: ¿Viene Telma?
—Anna: Si, y no quiero que la dejes abandonada.
—Georgina: Mamá, ¿cómo puedes pensar eso?
Mario Fonseca, el hermano menor de Leonardo, estaba jugando al básquet con unos amigos llamados Jorge y Austin, mellizos y hermanos menores de Carlos Subira.
—Mario: ¡Eh Irati! ¿Sabes donde esta Leo?
—Irati: Sigue en el otro camping, entrenando en el campo de fútbol —Dijo pasando por el cruce.
—Mario: Ah vale.
13:54 del medio día
El cielo seguía despejado, con un sol radiante, la mayoría estaban comiendo. Esta vez, dos familias se habían unido para comer juntas.
—Sonia: ¿Qué queréis para beber?
—Leonardo: Agua.
—Irati: Yo también.
—David: Refresco de naranja.
—Elisa: Coca-Cola.
—Mario: Yo Coca-Cola.
—Merche: Espera que te ayudo.
—Juan Ramón: ¿Sabes que Pepe? Al final sí que han venido.
—Jose: ¿Al final han venido? Ah pues entonces perfecto.
—Juan Ramón: Esta tarde vendrán.
—Jose: Iremos esta tarde a ver cómo funciona.
—Maria Jose: Tomad, ¿dónde os dejo esto?— Dijo con una cazuela en las manos.
—Juan Ramón: Oh perfecto, gracias—Dijo con las manos abiertas para que se lo diera.
—Maria Jose: No hay de que—Dijo yéndose con una sonrisa agradable.
—Merche: Irati, las uñas—Dijo mientras Irati se las quitaba de la boca.
—Irati: Ay mamá…—Susurró.
—Jose: A ver, ¿quién es el primero?
—Mario: ¡Yo!
—Sonia: Pon primero a los niños y que vayan comiendo.
—Jose: Vale, pues trae el plato— Mario le dio el plato y Jose le puso una ración de su famoso arroz Valenciano, que estaba buenísimo.
—Jose: ¿Esta bueno Elisa?
—Elisa: Si, muy bueno papa.
Las horas pasaron y al terminar de comer, se quedaron hablando, David, Leonardo y Mario jugaban a la DS, Elisa estaba con su móvil e Irati estaba escribiendo en su parcela, es decir, comieron en la parcela de Leonardo y Mario.
“Quedan pocas horas para la noche de san Juan, ¡que ganas!”
17:27 de la tarde.
—Molly: Como pensé desde que vine aquí, este lugar me da muy mal rollo.
—Leonardo: Creo que como todos.
—Elisa: A todos no—Dijo señalando a Irati quien le encantaba este tipo de cosas.
—Leonardo: Es verdad, me olvidaba de Irati.
—Irati: Eh mirad las escrituras de la pared, lo vi ayer.
—Leonardo: Nada, ni se ha enterado.
—David: ¿Que pone?
—Irati: “Si la puerta queréis abrir, con mucho cuidado tendréis que ir, pues si hacéis algo inapropiado, un castigo será lanzado”—Leyó.
—Alexander: traducción por favor.
—Irati: Creo que se refiere a esta puerta—Dijo poniéndose delante de ella.
—Georgina: Menudo lio tendría el que monto todo esto.
—Pamela: ¿Te están llamado?
—Georgina: Oh no, es verdad, Telma.
—Pamela: ¿Quién es Telma?
—Molly: No lo sé.
—Georgina: ¿Mamá? Si, ahora voy— Cerró la llamada. —Me tengo que ir, ha venido una vieja amiga a pasar san Juan y no la puedo dejar sola.