Me desperté sobresaltado por el grito de mi madre y los comentarios que hacían todos contra mí.
—Aurora: Este niño… ¡Alex! ¡Ya es hora!—Gritó mi madre.
—Alex: Mamá…—Pensé cerrando los ojos.
—Julio J: Alex, te quedaras sin tortitas, se las está comiendo todo tu hermana—Dijo mi padre desde fuera.
—Pamela: Papá… no solo yo, te he visto comer antes—Se quejó mi hermana.
—Alexander: ¡Me da igual yo tengo mi paraíso aquí!—Grité medio dormido dentro de la caravana.
—Julio: Pues ese paraíso se tendrá que cerrar—Dijo mi abuelo con la cabeza dentro de la caravana.
—Alexander: ¿Esto qué es? ¿Todos contra uno o qué?—Eran las 10:15 de la mañana, me levante como un zombi y baje ya vestido. Mi hermana ya se había ido al baño, y yo empecé a desayunar leche con cereales,
—Paquita: Vaya que has tardado en bajar—Dijo mi abuela subiendo las escaleras de la caravana.
—Julio J: Mamá, ¿tienes eso que te dije ayer?
—Paquita: Ah sí, voy a buscarlo.
—Aurora: ¿Hoy iras con la bicicleta?
—Alexander: Si, Daniel y yo daremos una vuelta.
—Aurora: Tened cuidado con la carretera.
—Alexander: Si mamá…
—Aurora: … Alex—Tras decir mi nombre se sentó a mi lado, eso me asustó. —Ten mucho cuidado con la ira cariño, cuando veas que no puedes controlarte, no desesperes, confía en tu…
—Julio J: Aurora, ven un momento por favor—Mi padre la había interrumpido. Como si no quisiera que hablase de eso.
No sabía que decir, se fue tras darme un beso en la frente, estaban así de raros desde que les contamos lo que había pasado. Estaba empezando a preocuparme. Eran las 10:26 de la mañana y me decidí a recoger a Dani con mi bicicleta.
—Alexander: dani, ¿listo?
—Daniel: Por supuesto, naci preparado—Dijo saliendo de su avance.
—Xavi: Dani, espera un momento.
—Daniel: ¿Que pasa papa?—Preguntó montándose en la bicicleta.
—Xavi: Encarga un pollo en el restaurante, a las 14:00.
—Daniel: Muy bien, a las 14:00, vale, vámonos Alex.
Dani empezó a pedalear y su padre volvió a la avance, y eso me hizo preguntar si sus padres también ocultan algo al igual que los míos.
—Daniel: ¿Alex? ¿Qué pasa? ¿Te has olvidado de cómo pedalear?
—Alexander: Dani, tus padres, ¿les has dicho algo sobre lo que nos está pasando?
—Daniel: ¿A mis padres? No, ni siquiera lo sabe Diana.
—Alexander: ¿Por qué no se los has dicho? Todos lo hemos hecho.
—Daniel: He visto como han reaccionado los demás padres, prefiero no decirles nada hasta que sepamos, que realmente saben algo de todo esto.
—Alexander: Pero… ¿no crees que se lo pueden contar mutuamente? Los padres quiero decir.
—Daniel: Bueno, si se enteran por otros medios ya haré algo, pero yo mismo no lo pienso decir, ¿vamos ya o tendré que esperar otro año?
—Alexander: No, vamos, vamos—Arranqué la bicicleta y nos fuimos al otro camping, vigilando la carretera como me dijo mi madre, eran las 10:30 de la mañana. No vimos a ningún miembro de nuestro grupo por el simple hecho de que fuimos por otro camino.
Eran las 10:55 de la mañana y ya habíamos dado una vuelta, incluso habíamos ido a reservar mesa en el restaurante, tal y como pidió su padre.
—Daniel: ¿Una carrera?
—Alexander: ¿Sabes que vas a perder?
—Daniel: Tú sueñas, una carrera desde aquí hasta la playa.
—Alexander: Hecho— Nos pusimos en nuestras marcas y salimos del restaurante como un rayo, al llegar a la carretera sabía que teníamos que parar, pero no vi ningún coche así que iba en cabeza.
—Georgina: ¡No!—Escuché… De pronto, todo se congelo en el tiempo, incluso nuestras bicicletas. Solo podíamos movernos, Dani, Georgina y yo. Ella estaba a la otra acera con los demás.
—Alexander: ¿Que está pasando?—Pregunté tras parar de golpe, tenía un coche rojo a pocos milímetros de mi.
—Georgina: ¡Alex! ¡Dani! Volved a la acera—Nos ordenó.
—Daniel: Georgina ¿lo has hecho tú?
—Georgina: No se cuanto tiempo estará así, por favor volved a la acera—Le hicimos caso y volvimos a la acera, pero yo me detuve mirando por el cristal del coche, quería averiguar quién era, pero solo pude ver dos manos sujetas al volante, una tenía un anillo con una piedra de color azul. —¡Alex! ¡No te quedes ahí parado!
—Alexander: Voy, voy…— La dirección de ese coche era muy clara, iba directo hacia nosotros, como si nos quisiera matar.
El tiempo volvió a funcionar y el coche siguió su rumbo, cosa que chocó contra un coche azul aparcado ahí.
—Alexander: Bien—Choque los cinco con Dani muy feliz, y a toda la gente que observó todo lo ocurrido, se les pusieron unas caras de no entender nada. Como a todos. Vi a Aarón viniendo hacia ellos y Dani y yo también nos reunimos con nuestro grupo.
—Alexander: ¿Cómo has…? Ha sido increíble.
—Georgina: No es la primera vez que lo hago, pero la primera vez fue con muy pocos segundos, este al menos ha sido más tiempo.
—Daniel: Y menos mal.
11:15 de la mañana.
Estábamos en la parcela de Irati, Elisa y David, Georgina nos explico todo lo que pasó mientras lo asimilábamos, ahora sabíamos que no éramos normales, pero ¿sabéis que? Lo normal es aburrido, y siempre me he sentido como una persona incomprendido desde que nací, incluso no me sentía tan cómodo con mi familia que con ellos, sentía que con ellos podía con todo, supongo que porque estamos en las mismas.
—Leonardo: Entonces… ¿cada uno tiene algo especial?
—Daniel: No se puede explicar todo lo que nos está pasando, pero Gemus y Gémina sí que nos pueden decir algo.
—Aarón: Dicen que no.
—Daniel: ¿Que no qué? No podemos descubrirlo nosotros solos, necesitamos alguna pista.
—Aarón: Gemus me dice que para saber quiénes sois, solo necesitáis vuestra fe y creencia.