LA FIESTA. PARTE 2
Eufórica. Así es como me siento en estos instantes. He perdido la cuenta de cuantos vasos he bebido hasta el momento pero no me importa lo más mínimo.
Andrew me había dicho que luego me vería. Estuve esperando casi dos horas sin éxito a que se acercase. Estaba más ocupado charlando con sus amigos y estando muy pegado a Sharon. Así que cuando los celos se apoderaron de mí decidí beber, un vaso tras otro sin descanso. Era justamente lo que necesitaba, para olvidarme por un momento de todo.
Quizá debería haberme ido con Cindy y Gina a casa e intentar buscarle alguna explicación lógica a cómo el destino ha sido tan cruel conmigo pero en estos instantes no me encuentro en las mejores condiciones para pensar.
Estoy con cuatro chicas del club de fotografía cuyos nombres no recuerdo ahora mismo, formando un círculo. Me sentía incómoda, sola y observada en medio de la multitud hasta que me hicieron un gesto con la mano, indicándome que me acercase a ellas. Llevan toda la noche hablando de chicos y de sus próximas conquistas.
—Vaya, Jaden no te quita el ojo de encima —comenta una, y puedo notar algo de envidia en su tono de voz. Si está interesada en él yo se le regalo encantada, con lazo incluido. Lo último que quiero es tener algo que ver con él.
—Y Andrew parece querer asesinarle por ello —dice otra, señalándole con el dedo.
Me vuelvo hacia este último, y compruebo que está en lo correcto. Está cruzado de brazos, apoyado sobre la pared mirando a Jaden y desde aquí puedo comprobar cómo tiene la vena de su cuello hinchada, cosa que solo le pasa cuando está cabreado. ¿Por qué debería estarlo? Que hubiera venido a hablar conmigo. La única que tiene motivos para enfadarse soy yo.
—Por mi pueden matarse entre ellos. —Me encojo de hombros y doy otro sorbo a mi vaso. Al bajar el líquido por mi garganta arde pero después se siente tan bien que no me importa el ardor.
Al realizar un movimiento brusco el móvil se me cae del bolsillo delantero de mi pantalón. Al intentar agacharme a recogerlo, un mareo inmenso se apodera de mí y provoca que me tambalee.
—¿Cuánto has bebido, Mallory? —pregunta la más bajita de todas mientras me sujeta y me ayuda a reincorporarme para no caerme. Recuerdo que con ella he hablado un par de veces por los pasillos.
Vuelvo a encogerme de hombros. Quién sabrá a estas alturas cuánto he bebido.
Alzo la vista y veo a un grupo de chicas de nuestro mismo curso al fondo, bailando encima de la mesa principal. Todas ríen y se ven tan felices ahí arriba sin ninguna preocupación. Me entran ganas de unirme a ellas. ¿Debería? Sería una buena oportunidad para provocar a Andrew y enseñarle lo que se pierde. Finalmente opto por no reprimir esas ganas.
—Venid conmigo —agarro a la primera que pillo del brazo con la intención de que las demás nos sigan.
Una vez nos abrimos paso entre el gentío y conseguimos llegar a la mesa, intento subirme como puedo. Después de varios intentos debido al mareo que siento, lo consigo con ayuda de ellas. Solo dos se unen a mí pero nos juntamos con las tres chicas que ya estaban arriba. Comienzo a mover mis caderas al ritmo de la música y las chicas rápidamente copian mis pasos. Busco a Andrew con la mirada, quien curiosamente está observando hacia aquí. Una vez nuestros ojos conectan, no apartamos la vista el uno del otro. Cada vez mis movimientos se vuelven más lentos y provocativos y de sus labios brota una sonrisa pícara.
«Por Dios, Mallory, ¿desde cuándo actúas así? El alcohol te está afectando».
Él le dice algo a uno de sus amigos al oído y comienzan a acercarse a nosotras. De repente soy consciente de que se ha formado un círculo de chicos alrededor de la mesa, vitoreándonos pero no les doy importancia. Para mí solo somos la música, Andrew y yo. Mientras continúo bailando, sigo dando sorbos del vaso.
Inesperadamente siento como algo choca contra mi hombro. Una de las chicas ha resbalado y perdido equilibrio, golpeándose contra mí. Estoy a punto de caerme encima de la gente cuando los brazos de otra me sujetan de la cintura y me hacen volver a mi posición inicial. Suspiro aliviada. Por mí misma no habría sido capaz de reaccionar a tiempo porque no me encuentro en mis cinco sentidos.
—Mallory, baja de ahí —ordena alguien a lo lejos.
Bajo la vista y veo a Jaden, intentando abrirse paso entre la multitud con brusquedad y llegar hacia donde me encuentro.
—Déjala, todos estamos disfrutando del espectáculo —dice esa voz irreconocible que pertenece al que era mi novio.
—Eres un capullo, Andrew —escupe Jaden con odio y el otro le sonríe—. Baja ahora mismo. —Me tiende la mano pero no la acepto. No se da por vencido y estira de mi pierna. No me queda otra opción que bajar de buena gana porque si sigue estirando con el mareo que llevo encima, lo más probable es que esta vez sí que caiga al suelo de golpe.
Me agacho torpemente, dejando mi vaso en la mesa y coloco mi brazo alrededor de su cuello mientras él me agarra de las piernas. Una vez salto, Jaden me posa en el suelo.
—Eres un aguafiestas —refunfuño. No sé qué mosca le ha picado para venir aquí y acabar con mi diversión.
—Sí, Mallory solo se estaba divirtiendo —Suena la voz de Andrew desde detrás de nosotros en tono de burla.