LA LLAMADA
La tarde en la biblioteca había ido bien, para mi asombro. Jaden no resultó ser tan mal compañero como yo esperaba. Estuvo haciendo la parte que le asigné sin replicar, lo cual me sorprendió. En clase nunca le veo tomar apuntes ni hacer nada de provecho, por eso cuando llegué al edificio pensé que me tocaría hacer el trabajo entero a mí sola. Pero no ha sido así. Conseguimos adelantarlo bastante aunque tendremos que quedar más veces para acabarlo.
Nos marchamos una vez se hizo algo tarde y comenzó a anochecer. Después de llegar a casa y darme una larga y relajante ducha, ceno con mis padres. Me preguntan acerca de las clases y sacan el tema de la universidad. Me dan la misma charla que ya tuve con ellos. Esperan que me gradúe y me admitan en la carrera que deseo. Yo también. Si consigo entrar en Filología Hispánica sería todo un sueño para mí. Y esta vez cuento con ventaja. Acordarme de la mayoría de las preguntas de los exámenes puede ayudarme a subir la media de mi expediente.
Una vez termino de comer, ayudo a mis padres a recoger la mesa y llevar todos los platos a la cocina y después subo a mi habitación a hacer los deberes de matemáticas para mañana. Releo los enunciados por décima vez con desgana. No logro concentrarme. Mi cabeza no para de dar vueltas. ¿Nadie puede apiadarse de mí para no tener que volver a hacer los mismos ejercicios otra vez? Diablos, toda esta situación es tan surrealista… ¿Qué explicación puede haber para que haya vuelto atrás en el tiempo? ¿Y por qué parece que solo yo? Porque nadie más de mi círculo parece estar desubicado ni extrañado.
Resoplo frustrada.
Una idea pasa por mi mente. Me levanto de la silla para alcanzar mi portátil y después volver a sentarme en ella.
En Internet hay de todo así que no se me ocurre nada mejor que buscar ahí. Cuando escribo “viajar al pasado” me encuentro con un montón de teorías que afirman que viajar en el tiempo es posible, tanto al pasado como al futuro. ¿Pero cómo? Son solo teorías, ninguna está probada. Nadie ha conseguido viajar en el tiempo hasta ahora. ¿Por qué yo sí? ¿E igual que he vuelto al pasado podré regresar al futuro? ¿Todo seguiría como antes? Porque no sé de qué manera podría afectar que ahora las cosas estén siendo distintas.
Me empieza a dar dolor de cabeza con solo pensarlo. Me llevo las manos hacia las sienes y comienzo a masajearlas.
Continúo leyendo y leyendo por un buen rato pero no encuentro nada de relevancia. La mayor parte que conozco de viajes es lo que he leído en libros o visto en películas y todo ello es ficción. No he entrado en ninguna máquina del tiempo ni soplado velas mágicas de una tarta y pedido un deseo. Y si lo hubiera pedido no habría sido este. ¿Por qué iba a querer cambiar mi vida cuando era perfecta? Estaba a nada de graduarme y de asistir al baile con la persona con la que quería ir desde hace mucho.
Venga piensa, ¿qué pudo haber pasado?
El día antes de que ocurriera esto fui al instituto como de costumbre. Por la tarde paseé a mi perro Cookie por el parque y fue cuando llamé a Andrew para ver si me acompañaba y me puso la excusa de que había quedado con sus amigos cuando en realidad no era así.
Vuelvo a resoplar.
Ahora ya nunca sabré por qué me mintió y qué estaba haciendo de verdad.
Estuve tan enfadada por la mentira que cancelé los planes que tenía con Cindy y Gina para después. Íbamos a ver la lluvia de estrellas de esa noche pero me quedé en casa, viendo mi serie favorita para intentar no pensar en nada más.
Eso es.
La lluvia de estrellas.
Dicen que cuando pides un deseo a una estrella fugaz se cumple. Pero ahora que lo pienso yo no pedí ninguno. Y al igual que con la tarta, si lo hubiera hecho entonces no sería este.
Por ende deshecho esa idea también.
Me dirijo hacia la cama y me tumbo derrotada.
Echo de menos a Andrew. Lo necesito. Necesito al menos escuchar su voz. Sin pensármelo dos veces alcanzo mi móvil y marco su número en oculto. Menos mal que logré memorizarlo porque no lo tengo en la agenda. Tras varios pitidos, oigo su voz y mi corazón se detiene.
—¿Diga? —No contesto, no puede saber que soy yo o pensará que soy una acosadora loca. Él vuelve a hablar—. ¿Hola? ¿Hay alguien ahí? —Silencio otra vez—. Si esto es una broma no tiene gracia. —A juzgar por su tono de voz se está enfadando y no le culpo. Puedo imaginármelo con el ceño fruncido y apretando la mandíbula. Está guapo hasta cabreado—. Que te jodan —dice antes de colgar.
Entonces me echo a llorar hasta quedarme dormida pensando en él.
・・・
La cafetería está repleta a estas horas. Menos mal que hemos llegado temprano porque la mayoría de mesas ya están ocupadas.
No estoy atenta a la conversación que están manteniendo mis amigas, quienes están charlando animadamente. Lo único que escucho es el murmullo de fondo de las personas que están a nuestro alrededor. Tengo la vista fija en un punto, observando distraídamente a la gente ir de un lado a otro con las bandejas en la mano.
«Eres una más de las que babean por Andrew Miller». Las palabras de Jaden hacen eco en mi cabeza una y otra vez. Recuerdo su mirada divertida al pronunciarlas. Sus ojos grises sobre los míos.