Viajeros de Enblaxyl *volumen 1: El shihi azul cielo*

Mundo 1 - Capítulo 2: En el callejon

Sakura
 


En la época en que todo comenzó sólo tenía 17 años. Estaba en Gempó, el país que me vio nacer de manera material. En el año 2009. Por si no lo sabes Gempó era una isla gigante de Oriente. Al lado teniamos una isla gemela; se llamaba Zinia, aunque no se llevaban muy bien entre sí.

En ese momento, el comienzo de esta historia para mí, estaba teniendo un sueño extraño. Caminaba por un pasillo oscuro y estrecho. Al final había una pared de ladrillos azul cielo. En aquel sueño todo se sentía demasiado real: el tacto rugoso de las paredes, el olor de algo irreconocible al final del camino, el sabor del miedo en mi boca, el silencio antinatural...

Atravesé la pared como si fuera un fantasma. Pude incluso ver los granitos de los que estaban formados el interior de los ladrillos. Detrás había una pequeña sala y al final una puerta de barrotes blancos, parecia una prision. También atravesé esa puerta sin necesidad de abrirla. Por un instante miré el cerrojo amarillo pero no me fijé en el. Dentro había alguien encadenado. Alli al fondo de la habitación, mas pequeña aun que la anterior.

No se la veía bien así que me acerqué. Le miré la cara apenas para reconocerme a mí misma. En ese momento, la yo encadenada, abrió los ojos. sus pupilas afiladas como de un reptil y azules como la pared de ladrillos que acababa de pasar. Di un paso atrás y...

De golpe estaba despierta, alguien me estaba sacudiendo. Aparté a la persona del traje que me movía de un lado al otro en el viejo bus en el que nos encontrábamos. Aquel lugar olía a gas y a toda la mierda que la gente solía tirar allí. Me encantaba su normalidad, aunque nunca lo diría en voz alta. Sacudí mi cabeza e intenté recordar un sueño que por muchas veces que hubiera tenido nunca me volvía a la mente al despertar, y que hasta mucho tiempo después no recordaría.

-¡Señorita Sanlen nos hemos saltado la parada! ¡Se aferraba a su asiento como una bestia y no la podía despertar! ¡En su casa al que reñirán será a mí, no ha usted!

Me hice un pequeño masaje en la cabeza antes de responder. Mi voz sonó fuerte y clara, como debía ser:

-No pasa nada Boris, ya le excusaré yo ante mi abuelo. En dos paradas se acaba la línea y el autobús volverá atrás. Solamente serán 20 minutos extras. -mi guardaespaldas provisional no parecía muy convencido.

Miré por la ventana, nerviosa porque sabía que quedarme dormida en el bus no era propio de mí. ¿Tan cansada estaba? Y lo que vi me sorprendió. Una cara conocida. Era Tsuneo, mi mejor amigo, mi guardaespaldas principal, el cual estaba siendo substituido por el gigantón amable de Boris.

Me había pedido que lo dejara libre aquella tarde, que tenía un tema personal que hacer. Y yo como buena amiga que soy le concedí la tarde libre. Me pregunté qué hacía allí. Se metió por un callejón lateral. El bus se paró y se abrieron las puertas. Revise mis opciones, Tsuneo tenía una cara que me hacía pensar que tenía problemas. Quería ayudarle si podía.

Iba a dejarlo correr quando lo senti. Algo que tiraba de mí, una voz ambigua, o tal vez un sentimiento. Tiraba de mi hacia ese callejón. No pude soportar quedarme quieta. Al final salí del bus en el último momento, sorprendiendo a Boris que acababa de quedarse encerrado dentro del bus gritando furiosamente: "¡Señorita, señorita!". Otra cosa poco propia de mí. Ya en ese momento sentía que había terminado con mi cupo de comportamientos extraños del día.

Más tarde me dijeron que Boris había hecho parar al pobre conductor a kkpunta de pistola y que al intentar seguirme, se había encontrado con que las huellas en la nieve de las otras personas que habían bajado del autobus, le impedían saber por dónde habia ido. Él no había visto a Tsuneo después de todo. Me sentí un poco mal por el pobre hombre. Me refiero al conductor del autobus, claro.

El frío del invierno me golpeó la cara y las manos. La nieve crujió bajo mis pies al llegar al suelo de la calle. El aire gélido me llenó la nariz y solté un gran vaho de aire caliente al respirar. Después de ponerme la capucha y enfundar mis manos dentro de la chaqueta gris que llevaba en aquellos momentos empecé a caminar apresuradamente por la acera blanca mientras le pedía perdón mentalmente a Boris. Lo único que hacía la falda larga que llevaba era dificultarme el paso pero no me importaba demasiado en aquellos momentos.

Cuando llegué al callejón, sucio y medio olvidado, no vi a mi amigo así que avancé despacio por la oscura y estrecha calle. Después, al rato, empecé a oír unas voces que salían de un pasillo lateral. Me acerqué allí intentando no hacer ruido. Gracias a la violenta conversación lo conseguí. Reconocí la voz del Tsuneo inmediatamente como una de ellas. Las tres restantes tenían un acento extraño, y me sonaban. Me acerqué un poco más asomándome ligeramente por la esquina. Y comprendí por que me sonaban tanto. También quienes eran los otros tres: el del pelo desteñido y cara de pocos amigos se llamaba Ha-Hung Taolyin, el de las gafas y apariencia de serpiente To-Sei Shironage, en cuanto al último se llamaba Ebo-Tey Buforvoz, un chico robusto que se podría comparar con un tonel, con cara de barril. Nunca me habían dado muy buena espina ninguno de ellos.

Se acababan de trasladar a nuestra escuela hacía apenas unas pocas semanas y ya tenían fama de ser unos delincuentes. No había prestado mucha atención ya que de todo el mundo que había inmigrado de Zina a aquí terminaban diciendo que era un delincuente de alguno u otro modo. Incluso a Tsuneo que hacía ya años que lo había hecho.

También había un rumor que decía que los tres eran ESPers de nivel S, el tercer rango más alto. Seres poderosos, enviados como espías del gobierno Zines. Pero tampoco le había dado mucha credibilidad a aquello. Por lo menos a lo que concierne al rango y al espionaje. ESP si tenían, seguro, les había visto usarlo.

Que es el ESP? Te preguntarás. Quiere decir Extrasensory Perception y son humanos con poderes mentales. A las personas con ESP les llama ESPer. Según las últimas estadísticas una persona de cada tres tenía ESP. Aunque la mayoría eran del rango mas bajo, el E, asi que aun no se habia llegado a la imagen surreal y futurista en donde ver a gente volando o derribando una pared fuese algo cotidiano. Solo el 10% de los ESPers llegaban al rango A y solo el 3% superaban esa altisima meta para llegar al rango S. De ese pequeño porcentaje solo había un 1% que llegaba al rango NOVA, el peligro n°1 del mundo y se podian contar con solo los dedos de las manos los que llegaron al rango ARM, los unicos que podian parar el descontrol de un rango NOVA.



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En el texto hay: viajes dimensionales

Editado: 16.12.2019

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