Mundo 1 - Capítulo 3: Aparece un extraño

Sakura
 

Taolyin (Taolyin es el apellido, en Gempón solo llamamos por el nombre a nuestros seres queridos, como nuesrtos familiares, o aquellos en quien confiamos mucho, como los amigos cercanos) le dio un puñetazo a Tsuneo, que salió volando cinco metros más allá para acabar chocando contra la ya destrozada pared del fondo. Me quedé muda y abrí los ojos como platos. Tsuneo era muy buen luchador, uno de los mejores, pero no podía hacer nada contra un puño lleno de energía mental puesto que no tenía ESP, al igual que yo.

Comprendí enseguida que yo tampoco podría hacer nada contra esos chicos, así que opté por enviar un mensaje a la policía y pedir una ambulancia por si acaso. Un golpe de aquella magnitud seguramente le había provocado alguna lesión. Sabía que tenía que ganar tiempo antes de que le hicieran daño de nuevo ya que sino podría terminar muerto. Pero, de repente, algo me detuvo. Una frase de Taolyin, llena de palabras furiosas:

-¡Levántate! ¡Sabemos que eres un ESPer de alto nivel! -chilló y continuó hablando con voz rencorosa -Si no has parado el golpe esta vez es porque no has querido.

¿Tsuneo, un ESPer? Pensé desconcertada. Mas cosas raras. ¡sentía que iba a explotar!

-Juré que no usaría ese poder nunca más. -dijo Tsuneo a duras penas. Tenía una emoción en la voz que no se esperaría en alguien tan calmado y serio como él; ¿Furia, pena, arrepentimiento? ¿Las tres cosas quizás? -Es un poder diabólico.

El otro lo agarró por la solapa y lo obligó a levantarse, le dio un golpe en la cara. A mi amigo le salió un poco de sangre por la comisura de la boca. Me tense, no era el momento de pensarselo tanto, y me centré otra vez.

-Maldito imbécil, ¡¡si vas de este palo te aplastaré!!

No tenía tiempo para pensar. Taolyin le dió de nuevo un golpe, esta vez con ESP incluido, y Tsuneo quedó inconsciente en el suelo. Estaba furiosa, ¡nadie podía hacer daño a mi mejor amigo! Tenía que hacer algo si quería que él sobreviviera. Acabe de enviar el mensaje a la policía y me lancé contra los otros dos esperando cogerlos desprevenidos, agarré a cada uno por un brazo y los hice girar en el aire con una llave de artes marciales. Cayeron al suelo con un buen estruendo. Esto hizo que Taolyin se giras, y cuando me vio gritó furioso:

-¡¡Tú!! Zorra asquerosa, ¡eres la que siempre va detrás de este mal nacido! Qué bien que hayas venido. Si él no quiere luchar seriamente con nosotros le daremos un buen incentivo. Tal vez si te aplasto a ti en su lugar se enfadará y se pondrá serio por fin. ¡Chicos agarradla!

De golpe uno de los chicos, el que parecía una serpiente que había ido a parar al suelo, se materializó como humo detrás de mí y me aguantó por los brazos el tiempo justo para que el barrigón se levantara y fuera a ayudarle. ¡Tele transporte! El otro no me llegó a tocar. Cogí al que me aguantaba por detrás y se lo tiré encima. Miré hacia donde estaba Tsuneo justo a tiempo para esquivar un puñetazo lleno de ESP proveniente de Taolyin.

Aunque lo esquivé, la fuerza expansiva casi me estampó contra la pared. Sentí como el aire se iba de mis pulmones e hice un trombo en el aire, pero acostumbrada a luchar como estaba me recuperé en seguida y caí de pié. Corrí junto a mi amigo tumbado en el suelo mientras esquivaba otro golpe. Estaba inconsciente pero respiraba con regularidad. Miré rápidamente que no estuviera más herido de lo que parecía por fuera. ¡Qué suerte! Era incluso menos grave de lo que había pensado en un primer momento.

Ahora sólo me quedaba ganar tiempo para que llegara la policía. Me levanté, poniéndome en guardia de nuevo contra mis agresores. En ese momento no podia pensar en si me dejarían medio muerta cuando se me acabara la suerte. Solamente pensaba en que mi amigo tenia problemas.

Mis tres contrincantes se habían reagrupado e iban a atacar, pero algo les hizo parar en seco. Y la verdad es que a mí también me sorprendió mucho. Otro punto para el día más raro que había tenido hasta el momento. Un fulgor extraño y un torbellino que crecía a la inversa; de fuera hacia dentro. Lentamente, empecé a distinguir una forma humana dentro del remolino hasta que apareció un chico. Estaba pálido y tenía una flecha clavada en el hombro. Sangraba, parecía grave. Llevaba unas enormes esposas de hierro y madera en las muñecas y lucía una argolla de un material sospechosamente parecida a la plata en el cuello. Tenía la boca completamente abierta por lo extraño e inverosímil que era eso. Hubo unos instantes del silencio más puro. Lo que nos permitió advertir unas sirenas a lo lejos. ¡Era el momento de hacer la jugada que podría o no salvar mi vida y la de mi amigo!

-¡He llamado a la policía! ¡Huid mientras podáis! Vendrán con equipos anti-ESP y os aseguro que no deseais quedaros aquí. -grité a la desesperada con una bien finjida sonrisa de suficiencia. Si no huían ahora sí que tendríamos problemas. Esos policías habían tardado muy poco. Lo más seguro es que se dirigieran a otro incidente.

Dudaron, pero al final se fueron corriendo como si un ángel de la muerte (shinigami) los persiguiese para cobrar un antiguo pacto. Era vergonzoso admitirlo, pero nos había salvado un desconocido que además de estar herido de muerte también estaba inconsciente y tumbado en el suelo.

Mientras los de la ambulancia se fueron media hora más tarde cargando a mi amigo y al desconocido, yo, en esos momentos estaba hablando con la policía. Llegaron diez minutos después de que esos malditos delincuentes se marcharán. Les dije que no había visto a los agresores, que llevaban pasamontañas y que al oír las sirenas habían huido.

¿Por qué había mentido? Pensé. Nunca había sido rencorosa, pero no estaba en mi mejor momento. Habían atacado a mi mejor amigo y en esos momentos me sentia de lo mas extraña. Estaba cabreada; por ser débil, por no poder hacer nada sola. Si no fuese por la suerte ese escenario hubiera acabado de forma muy diferente. Mi espíritu reclamaba venganza de una manera que nunca había pensado que haría. Quería ser fuerte. ¡Mucho mas fuerte que un burdo humano común! Me juré que si llegaba a tener aunque fuera una mínima oportunidad de que eso ocurriera, no la dejaría pasar.