Victoria no quiere casarse

PARTE 10

 

ANDREW

 

¡Por todos los dioses juntos! ¿Qué karma debo estar pagando? Esa tipa ahora me va a mandar a mí, como si los patos les tiran a las escopetas. ¿Asistente de mi hermana? Llevo una semana soportándola, sus aires de superioridad, no sé cuántas veces al día, la he maldecido, muchas veces estuve tentado a escupir toda mi rabia en su dichoso café.

 

—Ni se te ocurra, hacer eso que estás pensando, hay cámaras en todos lados, y cuando tú estás de ida, yo estoy de venida de ida y vuelta. ¿Entendido?

 

No sé qué tanto le ve mi hermana, soy su hermano, el único que tiene, entonces cómo se le ocurre ponerla por encima de mí.

 

—¿Se puede saber en qué estabas pensando? —Esa voz, hace casi, me da arcadas, no soporto ese chillido, me imagino que lo lleva en la sangre, dicen que las personas, como ella, son escandalosas y bochincheras.

 

—¿Podrías dejarme respirar un poco?  Estás detrás de mí que casi y siento tu respiración en mi nuca. —Ni que fuera tan tonto, como para decirle exactamente qué es lo que pienso, ya me advirtió mi querida hermana.

 

—Respétala, que en esta empresa tú no eres mi hermano, eres solo uno más y ella tiene un cargo muchísimo por encima el tuyo.

 

—¿No te importa humillarme?, ¿Eres mi hermana o mi enemiga?

 

—Andy, algún día me lo agradecerás.

 

—Si claro cómo no, tus reglas y tú me llegan a donde no me da el sol, no me mires así, que me estoy cansando.

 

—Quédate sin el sueldo y demuéstrale a papá que tenía razón, que no soportarías ni un año en este lugar y yo le dije que tenga paciencia, pero veo que, al igual que todos, tiene razón. Eso me pasa por confiar que de verdad saldrías airoso de esta prueba.

 

—No soy un niño hermanita y esa técnica de manipulación no funciona conmigo, tal vez con el mandilón de tu marido.

 

—Por lo menos lo intenté, y no le digas mandilón a mi marido, es que sabe lo que le conviene, porque luego lo castigo en las cuatro paredes de nuestra habitación y sabe lo que pierde.

 

—Aleja esas imágenes de mi mente que son repulsivas, mejor me largo no vaya a ser que saques el látigo y también me quieras tratar como a tu esclavo.

 

Odio tener que obedecerla, detesto que les sonría a todos, que muestra los dientes como si fuera un comercial de pasta dental, todos hablan maravillas de ella, como si fuera el santo grial, solo es una empleada, uno que no debería ocupar un puesto de ese tipo, estoy cansado y harto, no soporto más esta tortura.

 

—El día en que hagas tu trabajo a cabalidad, ese día dejaré de estar como tú dices, aunque ya quisieras que una mujer como yo anduviera detrás de ti, además dejar de ser tan rígido, tan apestado del resto. El fin de semana es el cumpleaños de la Secretaría de Contabilidad, así que vas a participar.

 

¿Qué yo qué?

 

—Disculpa, pero estás muy equivocada. Yo no tengo porque relacionarme con ustedes, ya bastante suplicio es tener que soportarlos ocho horas al día   más la hora de almuerzo, como para que me digas que tengo que compartir.

 

Ella eleva los ojos hacia arriba, siempre hace eso cuando habla conmigo. Yo cruzo los brazos, como esperando su respuesta. No sé por qué me inquieta. ¿Será que hoy trae ese vestido con escote? Vamos, Andrew, es Victoria. Recuerda que la odias porque tu hermana la prefiere por encima de ti.

 

—De verdad que haces honor a su apodo —se aclara la garganta, como si hubiera pensado en voz alta. Quiero reír, pero me contengo. De alguna manera también disfruto verla enojar —no quería llegar a este punto, así que tómalo como quieras.

 

Temo lo que sigue a esas palabras, trato de alejarme mejor, prefiero saca copias que seguir oyéndola.

 

—Sé por tu hermana que una de las condiciones para que te levanten el castigo es que nadie sepa de qué eres un verdadero Wilson, por lo tanto, tú escoge, o vas a esa fiesta, o termino esparciendo el rumor de quién eres, vas a perder todo.

 

La piel se me pone de gallina, un escalofrío recorre toda mi espalda, me quedo de espalda a ella, parado sobre mis pies, como si me hubieran congelado, la desgraciada, se atreve a chantajearme por una estúpida fiesta, pero mi hermana ya es el colmo, como se atrevió a comentarle sobre lo que me sucede, sobre ese ridículo castigo o prueba sin sentido, es otra humillación, otra raya más al tigre, que me sorprende si todos me odian y yo los odio a todos.



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En el texto hay: comedia, venganza, amor

Editado: 05.08.2024

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