Vida entre dos mundos Lucy Grey 1° Entrega

CREENCIAS

CREENCIAS

 

La parapsicología es un campo que se enfoca en fenómenos psicológicos que no han sido explicados por la psicología científica, tales como la telepatía, premoniciones y levitación. Estos fenómenos también incluyen la percepción extrasensorial, la telequinesis, la vida después de la muerte y otros que la psicología convencional considera como imposibles. Sin embargo, la parapsicología es considerada por muchos como una pseudociencia debido a la falta de evidencia empírica y la falta de teorías coherentes y aceptadas por la comunidad científica.

Los parapsicólogos utilizamos un lenguaje neutral al referirnos a estos fenómenos o experiencias que investigamos. Es importante aclarar que nuestra intención no es sugestionar o imponer una explicación determinada a lo que estudiamos. Simplemente estamos interesados en investigar lo que muchas veces es considerado inexplicable por la psicología convencional. Es por ello por lo que hemos proporcionado una breve definición para aquellas personas que quizás nunca han considerado la posibilidad de la existencia de estos fenómenos. Entendemos que hay personas que tienen dudas sobre lo que es increíble y aquellas que temen encontrarse con cosas que no pueden enfrentar. También hay personas que creen en cualquier cosa, incluso en cosas que no existen.

Como parapsicóloga, nuestro objetivo es investigar estos fenómenos desde una perspectiva científica y rigurosa, utilizando métodos y técnicas que nos permitan obtener evidencia empírica que nos permita entender mejor estos fenómenos.

 

Me llamo Lucy Grey, soy ―o me atrevería a decir que lo era― parapsicóloga en la Universidad de Charlottesville en Virginia, EE. UU. Y siempre he amado mi trabajo. Nací en Washington hace treinta y dos años en una familia humilde y trabajadora, pero me tuve que trasladar a Virginia cuando el rector de la universidad, nada más finalizar mi carrera y debido a mis altas notas, me ofreció el puesto de investigadora jefa, en la misma universidad. Acepté la responsabilidad sin temor, a pesar de saber que estaría a cargo de un grupo de unas quince personas, pero sí sentí miedo al dejar a mis padres en Washington, esas personas a las que tanto he idolatrado.

Desde que comencé mi trabajo, hasta ese día que mi vida cambió, era feliz en él. Deseaba lo que hacía, me apasionaba lo que descubría, aunque fuera lo mínimo, amaba esas horas que pasaba con mis compañeros investigando. En resumen, mi trabajo era mi verdadera pasión en la vida.

Mi fascinación por los mitos vampíricos, los demonios, la reencarnación y la vida después de la muerte se despertó temprano en mi infancia. Recuerdo claramente la noche siguiente a la muerte de mi abuela, cuando tuve un sueño, o al menos eso es lo que se me hizo entender, en el que ella parecía en mi habitación. Esto ocurrió cuando tenía apenas cinco años. Fue en ese momento que mi interés por lo paranormal comenzó a crecer y se convirtió en una parte fundamental de mi vida.

“Regresábamos de Ankeny, el pueblo de mis abuelos, la misma noche que habían enterrado a mi abuela. Yo me encontraba algo furiosa porque no me permitieron ir al cementerio, dejándome al cuidado de unos primos que ni conocía. Me pasé todo el camino preguntándoles a mis padres ¿por qué?

 Al llegar a casa, aun enfadada con ellos por no obtener ninguna contestación, me fui directa a mi habitación sin despedirme de ellos. Al abrir la puerta de mi cuarto ese pequeño enfado desapareció de mi cara cuando, tan perfecta como era ella, vi a mi abuela sentada en mi cama con una gran sonrisa pintada en su rostro. Con un gesto de mano me dijo que me acercara a ella. Yo no dude aun sabiendo que ella estaba muerta. Me senté a su lado y me abracé a ella con lágrimas en los ojos.

―No llores mi caramelito ―susurró acariciándome el pelo―. Siempre estaré contigo.

― ¿Estás enfadada porque no he ido al cementerio? ―le pregunté con esa pequeña molestia que sentía hacia mis padres, por no dejarme ir a ver como la enterraban.

―Por supuesto que no.

― ¿Y con papá y mamá? ―Tuve miedo a que se fuera de mi lado estando enfadada por algún motivo, era una niña y para mi punto de ver las cosas, ese era un gran motivo para enfadarse.

―No, mi niña, tus papás han hecho lo correcto, el cementerio no es lugar para una princesa tan alegre y bonita como tú. No temas por nada…, ahora me tengo que ir, siempre te cuidaré mi caramelito.

Mi abuela se separó de mí, pero no sin antes entregarme su colgante, un colgante que le regaló mi abuelo el día de su boda. Era una bonita flor hecha de coral con un pequeño brillante en el centro.

―Cuídalo. ―me dijo.

Después de dedicarme una tierna sonrisa se puso de pie frente a mí, colocando una mano en alto como si estuviera esperando a que alguien se la sostuviera.

Antes de que pudiera siquiera pestañear, un ángel de gran tamaño con alas blancas enormes y cabello del color del sol apareció ante nosotros y tomó la mano envejecida y blanca de mi abuela. En un instante, desaparecieron ambos, dedicándome una sonrisa enternecedora que quedó grabada en mi corazón para siempre.

Al despertarme a la mañana siguiente el colgante de mi abuela reposaba en mi cuello”.

 

En ese instante, nació en mí un amor por la parapsicología que nunca había sentido. Fue mi abuela quien me enseñó a amar este campo de trabajo y me ayudó a encontrar la felicidad en él.




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