Vidas Cruzadas

Capítulo #02 Todo y Nada

Narra Sthefan:

Despierto desorientado por la luz del sol que proviene de la ventana a mi costado y al no reconocer nada a mí alrededor, hasta que  vienen  los sucesos de la noche anterior  a mi memoria y recuerdo que estoy en casa de mi hermano. Después de que mi padre me diera la noticia  de mi ascenso a la presidencia de la empresa, mi mejor amigo desde la infancia Dániel, me logro convencer de ir a la casa de mi hermano Leo a celebrarlo. Así que, aquí estaba yo en la otra habitación de su departamento, después de una noche de tragos, solo nosotros tres, como en los viejos tiempos.

Después de que mi padre me diera esa noticia, me sentí muy orgulloso por todo lo que he logrado. Sin embargo,  después  de asimilar bien lo que me dijo, aun así  siento un vacío en medio de mi pecho, que no logro saciar ni llenar con nada, lo tengo todo a mi alrededor;  dinero, lujos, coches, casas, todo lo que un hombre necesita y quiere. Pero nada de eso me llena, nada me completa  desde que ella se fue, desde que me quede solo, a partir de ese momento, siento que lo tengo todo, pero que a la misma vez, no tengo nada.

Dejando las lamentaciones de ¨mi hermosa vida¨ de lado, sí, lo sé, qué sarcástico, decido ponerme de pie y darme una ducha. Debido a que como presidente  de una empresa tengo que llegar temprano y más cuando es el día de dar la información de que seré su nuevo dirigente a mis nuevos empleados. Pero es cuando vuelvo a recordar que aún sigo en la casa de mi hermano, al no encontrar a Dániel por ningún lado, con la esperanza de encontrarlo y de que mi hermanito tenga un traje en ese closet  que solo tiene pijamas, debido a que es doctor, logrando así salirse con la suya y librarse de mi padre y la empresa, salgo de la habitación para dirigirme a la suya y pedírselo prestado. Nada más abrir la puerta me encuentro con semejante escena bastante graciosa.

En su cama, de una forma muy tierna, los encuentro a los dos acostados, Leo abrazando a Dániel y este último con su dedo pulgar dentro de sus labios, sin pensarlo dos veces les tomo una foto para molestarlos después y se me ocurre una buena idea de cómo despertar a los tortolitos, aunque debo de admitir, que ya me había topado con esa escena varias veces. Al crecer los tres juntos en algunas ocasiones Dániel se quedaba dormir con nosotros o nosotros con él, cuándo íbamos de visitas.

 Sin pensarlo más, salgo de su recamara dirigiéndome a la cocina, tomo  una cubeta  con agua bien fría de la nevera, la lleno hasta el tope y vuelvo a dirigirme  al cuarto, al llegar me acerco a ellos y sin más preámbulos se la derrame encima a los dos, despertándolos de inmediato todo empapados de agua y furiosos.

-¡Maldito seas Sthefan! ¡Cómo se te ocurre hacernos esto idiota!- dice un muy furioso Dániel.

-¡A quien se le ocurre estúpido, me mojaste toda la cama!- dice un exasperado Leo con las  ganas palpables de matarme. En lo que se trataba de mí, estaba tratando de controlar mis carcajadas después de ver sus graciosas reacciones.

-Pero de que se enojan… Si yo solo les expresé un poco de cariño ¿Acaso ahora es malo expresar todo lo que uno siente?- digo con la voz más tierna y sumisa que puedo fingir para después volver a reír.

-Esto no es gracioso, te voy a matar, casi me matas de un susto, o peor aún, de hipotermia con lo fría que estaba esa agua- y es aquí cuando habla el sabelotodo. Habló el doctor señores.

-Bendito imbécil, pero esto no se quedará así- dice un vengativo Dániel y sé que me intentará hacer algo, pero para eso tengo la foto, no soy idiota.

- Si vieran sus caras lo graciosas que eran, o no… mejor como estaban de acaramelados durmiendo- digo para volver a reír, ellos solo me miran como calculando sus siguientes jugadas.

-¡Te voy a quietar esa sonrisita descarada de tus labios a golpes!- dice Leo acercándose para golpearme pero yo me alejo repentinamente.

-Si me hacen algo, no dudaré en subir las fotos  de la pareja felíz durmiendo cómodamente. Así que vamos, háganme algo y ya  verán lo que les haré- digo dirigiéndome hacia la puerta para salir.

-¡Nos tomaste fotos cabron! ¡Ahora veraz maldito, ahora si te mataré!-grita Dániel para salir detrás de mí.

- A ver, a ver… ¡Ya basta de juegos! Después  cobran venganza de mí, pero ahora se nos está haciendo tarde, así que tú y yo nos tenemos que ir a la empresa- digo señalando a Dániel- y a ti, se te está haciendo tarde para tu turno. Así que vamos todos a alistarnos- digo  con autoridad a modo de hermano mayor dando una orden. Y  los dos asienten como los lindos niños obedientes que son.

- ¡A sí! casi se me olvidaba con su hermosa escena romántica a lo que en realidad  venía. Leo ¿Por casualidad tienes un traje que me puedas prestar? No me da el tiempo de ir al departamento y buscar uno de los míos- digo mirando la hora y viendo que se me ha hecho un poco tarde.

-Sí, tengo uno, pero ¿Qué te hace pensar que después de esto te lo voy a prestar?- dice mirándome desafiante y divertido.

-Por dos razones- digo enseñándole mi palma con los dos dedos para enumerar- uno porque soy tu hermano mayor y te estoy pidiendo un favor. Y dos, porque me quieres mucho y como es mi primer día como presidente de la empresa no me dejaras con el traje del día anterior todo sucio, arrugado con olor a alcohol-digo poniendo mis mejores ojos de cachorro abandonado.




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