Se oye una camioneta que se acerca hacia el rancho, Eva y Virginia corren hacia el gran ventanal.
Es Jack con todas las personas que van a habitar, en el rancho junto a ellas.
Se bajan de la camioneta, Jack se dirige hacia la puerta y llama.
El timbré suena en el interior.
Eva y Virginia se acercan, Eva abre la puerta.
—¡Ya, estamos aquí! —Les dice.
—¡Hola! —Contestan a dúo.
Jack ha llegado con tres señoras y dos chicos.
—Bueno, están son Lita y Lúa, la encargada de la cocina y todas esas cosas y la cocinera, esta Mila, la señora de la limpieza de la casa, estos son Teo y Fred los chicos que se ocuparan de las caballerizas, los caballos y las tierras junto a mí, de momento no vendrá más gente al rancho—les comenta a las dos hermanas.
—Estas son Eva y Virginia, las señoritas del rancho El Dorado, presentándoselas así al personal.
—¿Entonces no viene nadie más? —Pregunta Eva.
—¡No, nadie más! —Contesta Jack.
—En principio, iba a ser más personal, pero he decidido que de momento somos suficientes—Le aclara nuevamente Jack.
—Venga cada uno que coja sus maletas y se vaya a su habitación, colocad las cosas y nos vemos en el salón para organizar todo esto, en cuanto hayáis terminado—dirigiéndose al personal de trabajo.
—¡Si señor! —Contesta Lita.
Todos obedecen al capataz, y cada uno va hacia sus habitaciones.
—Veo, que tenéis la casa limpia y organizada ¡Eso está bien!!
—¡Gracias! Nos educaron y enseñaron bien—Contesta Virginia.
—Nunca he dicho lo contrario, señoritas.
—Voy a mi habitación, a organizarme, en breve, todos al salón.
—¿Nosotras también? No, formamos parte del personal—Dice Eva.
—¡Bueno, si queréis estar al tanto! os convendría—Les dice sin más.
—¡Está bien! —Contesta Virginia, asintiendo y mirando a su hermana.
Todo el mundo se ha retirado, y ambas se dirigen al salón, donde van a reunirse todos.
Al cabo de un rato ya están todos presentes Jack, comienza a dar las ordenes respectivas.
—Bueno Lita, tú serás la responsable de la cocina, tener alimentos siempre en el almacén, legumbres, enlatados, verduras, frutas, vinos en la bodega, carnes, todo lo necesario para las comidas y cenas, me tendrás la lista preparada, no quiero que falte nunca de nada.
Lita es una mujer de cincuenta años, de complexión normal, de unos ojos marrones de mirada fija, carácter fuerte, pero de gran corazón.
—¡Si señor, así lo hare! —Le contesta Lita.
—No quiero que me llaméis señor, dirigiros todos a mi como Jack, entendido, yo no soy como el anterior capataz.
—Respecto a ti Lúa, eres la cocinera, quiero buenas comidas para el personal siempre, buenos desayunos y buena comida al mediodía, por las noches algo más ligero, panes caseros, y tengo referencias de que haces unas tartas muy buenas, esperamos probarlas.
—¡Claro Jack! este fin de semana hare una gran tarta para todos. —Le contesta Lúa rápidamente.
Lúa es una chica de treinta y cinco años, delgada, de piel pálida, ojos azules y pecas sobre sus mejillas, rubia y siempre con el pelo recogido en un gran moño, muy simpática y de buen carácter.
—Y bueno me quedas tu Mila, la señora que mantendrá la casa limpia y organizada, no quiero ni una pizca de polvo en el interior de la casa. Quiero siempre las habitaciones limpias y ventiladas, y los baños relucientes como los chorros del oro, organízate para los días de lavado de la ropa, hay tres cuerdas para tender la ropa en la parte trasera del rancho.
Mila tiene cincuenta y cinco años, es una mujer un poco regordeta, de pelo castaño, corto y rizado, ojos marrones, tiene un carácter fuerte, y le gusta mucho mandar.
—El rancho estará siempre perfecto Jack. —Le contesta.
—Bueno a vosotros dos ya os he hablado de vuestras tareas, nos conocemos de muchos años, ya sabéis como siempre lo que tenéis que hacer.
—Pues ya están echan todas las presentaciones y cada uno sabe su labor dentro del rancho, espero que todo haya quedado claro para todo el mundo, cualquier pregunta, estoy a vuestra disposición.
—¡Ultima aclaración, igualmente para todos! —Ellas son Virginia y Eva, estas señoritas son las herederas del rancho, ellas también os podrán mandar y dar órdenes—aunque yo sea el capataz y este por encima de ellas.
—¿Entonces le obedecemos a usted o a ellas? —Pregunta Lúa.
—¡A cualquier orden, ya sea de ellas o mía! , es muy simple.
—¡Y aclaro nuevamente, me llamo Jack! y quiero que así, se dirijan a mí por mi nombre, tengo veintiocho años, nada de usted ¡por dios! Todavía soy un jovenzuelo.
Todos se dispersaron cada uno a su zona de trabajo, la encargada de la cocina fue a la despensa para inspeccionar la lista que le tenía que dar a Jack, la cocinera miro a ver que podía cocinar con lo que había en el rancho, para preparar la comida para el mediodía, y Mila observo cómo está el rancho, a ella le gustan las cosas colocadas, cada una en su sitio, donde deben estar y limpias.
Los dos muchachos fueron a las caballerizas, a ver como estaban los caballos.
Eva y Virginia no saben dónde meterse, ahora con todas aquellas personas por toda la casa, no tienen intimidad ninguna, ni pueden hablar libremente, ahora hay muchos oídos en la casa.
Y seguro que Jack está muy pendiente de ellas.
Jack por su parte ha ido al terreno, El trigo está en su punto máximo en junio-julio, mientras que el maíz y el algodón se cosechan un poco más tarde agosto-diciembre.
Están en mayo con lo cual todavía le queda para la cosecha del trigo, pero Jack observa que los cultivos están muy bien.
Jack regresa de nuevo al rancho y va a la cocina, Eli le da una gran lista de cosas que tiene que traer de la ciudad.
—Mmm... ¡Qué bien huele! Se me hace la boca agua.
—¡Espero que te guste Jack! —Le contesta la cocinera con una sonrisa.
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Editado: 14.09.2023