La noche llego y los dos chicos se apartaron un poco de este "arcángel" para poder conversar tranquilamente sobre lo que les estaba ocurriendo, mientras el arcángel se sentía hipnotizado por uno de los juguetes de Shawn.
—Shawn hermano, ¿acaso morimos y este sujeto nos va a llevar al más allá? —preguntó Samuel bastante impactado por todo lo que paso—. ¡Esto no puede ser real, esto no puede ser real!
—¡Cálmate! —grito Shawn dándole una bofetada a Samuel para que se calmara—, todo esto es real, ese tipo o tipa es real. Dadas las circunstancias tengo que contarte la verdad.
—¿La vedad de qué? —pregunto Samuel bastante confundido.
—¡La razón por la cual investigo lo paranormal! Desde pequeño yo puedo ver a los espíritus, no sé por qué pero los espíritus de la gente se quedan atrapados aquí y si existen los fantasmas entonces también deben existir lo ángeles.
Después de esta pequeña discusión los dos jóvenes tomaron aire y fueron a hablar con el ángel cuyo nombre era Gabriel.
—Esta cosa es muy confusa —dijo sin apartar la vista del juguete—, creo que a esto lo llaman rompecabezas, pero es muy diferente a los que yo conocía ¿Cómo se llama?
—Es un cubo de rubik —dijo Shawn bastante extrañado de que se interesara en eso—; vamos a ir al grano: explícanos todo sobre... bueno de ti ¿de dónde vienes? ¿Cómo es allá? Y sobre todas esas cosas ¿por qué estás aquí?
—Vengo del Paraíso, Cielo, Suargá, Yanna, Valhala... en realidad está dividido en distintos reinos, pero yo alguna vez lo considere mi casa, existen un montón de ángeles, cada uno tiene su tarea específica, por lo que existen distintas jerarquías: ángel, que es la más baja; querubín, que son los segundos más bajos, serafín los segundos al mando y a la que pertenezco yo, los arcángeles, entre los cuales destacan las llamadas 7 virtudes capitales. Todos tenemos en nuestro torso tatuado el nombre de nuestras virtudes — Gabriel se subió un poco su camisa mostrando que en su cuerpo se repetía varias veces la palabra "castidad"—. Una y otra vez en distintos idiomas, en mi caso yo soy la castidad, la séptima y última virtud capital.
—Ok, eso responde la mitad de nuestras preguntas —dijo Samuel procesando todo en su cabeza— ¿Y por qué estás aquí?
—Digamos que me cansé de pelear con los que alguna vez fueron mis hermanos —confesó con una expresión de melancolía—; esta guerra lo único que hace es romperle el corazón a nuestro Padre, por eso deserté y vine aquí a la tierra. Honestamente mi destino fue solamente al azar, no sabía que aparecería aquí.
—Dijiste que peleabas con tus propios hermanos ¿a quiénes te refieres? —preguntó Shawn bastante interesado en escuchar su historia.
—A los ángeles caídos —la expresión de tristeza de Gabriel se acentuó más—, cuando un ángel comete un pecado grave es desterrado al infierno y se transforma en un caído; al igual que nosotros tienen tatuado en su torso el nombre de su pecado escrito en distintos idiomas. El infierno es gobernado por los que se hicieron llamar "Los Siete Príncipes del Infierno" representando a los pecados capitales, por lo tanto cada virtud capital tiene su opuesto en los pecados; en mi caso mi opuesto es la lujuria.
—Bueno... no diré que sé por lo que pasas, pero ¿realmente quieres vivir en una casa tan destrozada? —inquirió Shawn de manera crítica.
—¡Bueno, no está tan mal la casa! —dijo Gabriel algo contento—, puedo ver a las termitas comiéndose la madera de la casa, a los ratones caminado por el techo y ver a los carruajes de metal pasar por la carretera de vez en cuando.
Los dos jóvenes se quedaron en silencio, se dieron cuenta de que Gabriel a veces puede ser un poco tonto. Por lo que Shawn hizo una propuesta:
—Mis abuelos alquilan la vieja habitación de mi padre, puedes quedarte allí el tiempo que quieras.
—¿En serio? ¡Gracias! Pero... ¿Qué es alquilar?
—Tenemos muchas cosas que enseñarle —dijo Samuel susurrándole a su amigo.
Finalmente los dos amigos se fueron a dormir y mañana por la mañana decidirán las cosas que deben hacer con Gabriel; mientras en el techo de aquella mansión abandonada, Gabriel miraba pensativo el cielo nocturno, veía las estrellas y la luna. Pensaba en la vida que tuvo que dejar atrás, pero en el fondo él sabía que era lo mejor, ya no quería pelear con sus propios hermanos, ellos eran malvados, sí, pero ante todo alguna vez fueron familia. Aun así se preguntaba como estarán los demás ángeles allá en el cielo. En su mente pensó: "Mis hermanos deben entender el por qué me fui, era solo una guerra sin sentido en la que pelábamos unos contra otros. Pero aquí en la tierra ya hice nuevos amigos" mientras miraba alegre a los humanos que tenía el placer de llamar amigos expreso su sonrisa.
En la mañana siguiente los dos jóvenes se despertaron con mucha energía, Gabriel ya los estaba esperando despierto recostado en la tierra, pero aun así no se le veía signos de cansancio en el rostro.
—Oye Gabriel ¿no dormiste nada anoche? —preguntó Shawn tomando un sándwich para comer junto a Samuel.
—No. Los ángeles no necesitamos ni comer ni dormir —dijo Gabriel levantándose-; descubrirán que es muy difícil que yo me canse, tengo una resistencia casi infinita.
—Si va estar alquilando aquella habitación que mencionaste Shawn ¿Cómo piensas que va a pagarla? Dudo que él sepa lo que es un empleo.
—¡Rayos! No pensé en eso, sin duda tendrá que buscar trabajo antes de vivir en mi casa —Shawn volteo hacía donde Gabriel estaba—, ¡Oye Gabriel! Malas noticias, tendrás que esperar un poco para mudarte.
—¿Qué sucedió? —preguntó Gabriel de una manera despreocupada.
—Primero que nada tendrás que conseguir un empleo.
—¡Claro! Los humanos tienen algo llamado dinero ¿no? ¿Cómo puedo conseguirlo?
—Aún es sábado, iremos a la ciudad para buscar un empleo que pague bien, siendo sincero mis abuelos también quieren que busque un empleo de medio tiempo.