Hoy he llegado a mi nuevo hogar algo lejos de la gran ciudad, es muy relajante respirar aire limpio y ver tantas aves. Realmente me he cambiado de casa como 6 veces, ya perdí la cuenta para ser honesto.
¿El problema? A donde quiera que voy soy rechazado por el resto, por un accidente que tuve a los 10 años. Perdí mi ojo derecho, tengo una cicatriz en la espalda y marcas horribles en mis manos por los cristales y metal roto, mi padre murió para salvarme y por eso mi madre se esfuerza tanto por mi, desea que viva tranquilo y deje de culparme por la muerte de él.
Tengo 17 años y todavía no me acostumbro a las críticas y maltratos que recibo por mis compañeros de clase. Quizás solo me acostumbré a cambiarme de casa muy seguido, no tengo amigos y no me interesa hacer uno; mi psicóloga le recomendó a mamá que nos fuéramos a un lugar apartado y tranquilo, en especial por ella, se que hace un esfuerzo gigante por mantener el control de sus emociones y pensamientos, por eso y más la admiro tanto.
El camino es ajetreado, agujeros y piedras hacen que casi todas las cosas en el maletero caigan sobre mi, no me gusta ir adelante como copiloto desde el accidente; asomé mi cabeza por la ventana para sentir el viento y los distintos aromas a naturaleza, el paisaje es precioso y por primera vez en mucho tiempo siento paz y tranquilidad.
--- Zack, por favor siéntate que puedes golpearte la cabeza, hay muchos agujeros por el camino. --- Mi madre esquiva la mayoría de los obstáculos presentes en el camino como toda una profesional.
--- Ya voy... pero, ¿podemos parar aquí un momento?
--- ¿Por qué? Ya casi llegamos, en 10 minutos mas o menos...
--- Ginger tiene que ir al baño.
--- Pero fue hace una una media hora... --- Se detuvo enseguida y quitó los seguros de la puerta, en realidad estaba mareado por el movimiento brusco y las largas horas de viaje, sin mencionar que yo también quería ir. Ver el gran lago de este lugar aumentaron mis ganas considerablemente.
--- No vamos a tardar, lo prometo. --- Abrí la jaula de Ginger y la tomé en mis brazos para ir a un claro entre los árboles, le puse su correa y la até a una rama mientras yo podía ir detrás de un árbol.
Abrí mi cremallera y poco a poco esa enorme sensación de placer al calmar mis ganas de hace una hora llegaron a mi.
Mientras lo hacía escuché pasos entre los arbustos, quizás era mi madre así que continúe.
--- ¡Venga alcánzame! --- Una voz de mujer se dejó escuchar y antes de que pudiera reaccionar una niña quedó parada frente a mi. No puede ser que este bonito día se arruine en unos pocos segundos. --- ¡Hermana, Hermana! --- La pequeña se puso a gritar y rápido me di la vuelta subiendome la cremallera enseguida.
--- T-Tranquila, no grites... y-yo ya me iba. --- Retrocedí despacio listo para huir en caso de que alguien me quiera dar una golpiza por asustarla. Vaya suerte que tengo.
--- ¿Qué te ocurre Hanna? --- Una chica más grande salió del mismo lugar que la pequeña, me regresó a ver amenazante.
--- ¡E-El...E-El... ¡estaba haciendo pipí y... y...! --- De los gritos la pequeña pasó al llanto, estoy más que seguro de haberla asustado mucho.
--- ¡N-No sabía que estaban aquí lo juro! ¡Acabo de llegar! --- Mi cara se puso roja de la vergüenza y en pensar el trauma que esta pequeña se va a llevar.
--- Tranquila Hanna, vuelve a casa yo me encargo. --- La pequeña regresó corriendo por donde vino mientras lloraba.
--- L-Lo siento yo ya me marcho...
--- ¡Espera! ¿De donde vienes? Nunca te había visto por aquí.
--- De la gran ciudad... me mudé aquí con mi madre. Perdona pero en serio me tengo que ir. --- Salí corriendo hasta Ginger para desatarla y llevármela al auto otra vez. Mi madre esperaba de brazos cruzados y moviendo los dedos rápido, ya estaba molesta.
--- ¿Donde estabas? --- Me abrió la puerta y subí rápido, no quería que esa chica me viese otra vez.
--- Luego te cuento, muero de ganas por conocer nuestra nueva casa... je je... vámonos rápido ¿S-Si? --- Mi madre me veía con los ojos entrecerrados, no me creía, pero cerró la puerta y se subió al auto otra vez.
--- Ya nos falta poco, si tenías ganas de ir al baño me hubieses dicho hace una hora. --- Encendió el auto y se puso en marcha otra vez, metí a Ginger en su jaula y miré hacia atrás asegurándome de que esa chica no me haya seguido.
--- Hace una hora no tenía ganas de ir...
--- Eso dices siempre que viajamos, ya te he dicho que aguantarse las ganas es malo.
--- A la próxima aguantaré hasta llegar a casa. --- Me recosté suspirando de alivio al no ver a la muchacha. Vaya problema.
--- Ya no habrá próxima vez Zack, mis últimos ahorros se fueron en esta nueva casa y debo buscar trabajo.
--- Pero aún te quedan los ahorros de papá ¿no?.
--- Esos ahorros te los dejó tu padre para pagarte la universidad, no los vamos a gastar en una casa otra vez. Ya estás grande Zack, debes aprender a defenderte o simplemente ignorar a quienes te molestan, no siempre voy a estar contigo y lo sabes.
Siempre que mamá menciona cosas así solo hace que me sienta miserable y triste con la idea de que perderé a lo que más quiero, si la muerte de papá es demasiado dolorosa para ambos cuando mamá no esté debo tratar de vivir con el doble de dolor.
--- Ya sé. Pero no se puede evitar si debo verlos todos los días.
--- Quién sabe, quizás en este nuevo colegio hagas amigos por fín.
--- No puedo, me da mucho temor hablar con la gente y lo sabes...
--- Pues aprende, o simplemente concentrate en estudiar, eso es suficiente para mi.
--- Ya sé, ya sé...
--- Mira, ya llegamos. Si que estaba un poco lejos ¿no?
--- ¿Un poco?... --- Miré hacia el frente, una cabaña grande entre árboles y arbustos se dejaba ver, era vieja y estaba casi cubierta por enredaderas. Ya entiendo porqué costó barata. --- ¿Aquí?...