Pasamos al rededor de dos horas limpiando y armando lo que serían las habitaciones, era agotador pero no pensaba en dormir en el auto.
Mientras mamá prepara algo de comer yo termino algunos detalles de mi habitación, es bastante amplia y tiene un balcón. Adoro el paisaje de este lugar. Me senté en el filo de este para observar el lago, quisiera ir a nadar un rato.
Una ráfaga de viento con olor a flores y césped me acaricia el rostro, es una buena señal, el verano está cerca. Aunque no me agrada la idea de que en invierno conoceré mi nueva escuela, me da escalofríos pensar en eso, aunque esté a meses de suceder.
--- ¡Zack! ¡Ven ayúdame con el comedor! --- La voz fuerte de mamá hizo que mis pensamientos se dispersaran en el aire, casi siempre estoy soñando despierto y sin darme cuenta en que momento me ocurren estas cosas.
--- ¡Voy! ... --- Cerré las ventanas y cortinas para bajar al comedor. Mamá terminó de limpiar el piso, tenía algunos desperfectos. La madera está algo desgastada y parece que se romperá en cualquier momento.
--- Que suerte que los del camión dejaron las cosas pesadas ya acomodadas... ve por unas tablas, creo que vi unas en el jardín trasero. --- Fui al jardín descuidado y lleno de hierbas malas. Siempre me gustó ocuparme de las plantas, aunque en la ciudad es casi imposible tener un jardín tan precioso y grande.
Como mamá dijo, un montón de tablas estaban entre la hierba, así que tomé las más buenas y regresé con ella.
--- ¿Cuántas necesitas? --- Las puse en el suelo y me acerqué a ella para ayudarle a quitar una tabla desgastada del piso. Está clavada firmemente y hay la posibilidad de que ambos nos astillemos.
--- No lo sé, no he revisado cuántas necesitan reparación. Quizás mañana pida a los vecinos que nos ayuden. --- Retiramos la tabla desgastada con algo de esfuerzo. Mamá puso la nueva aunque no había mucha diferencia, las tablas del jardín llevan mucho tiempo ahí al parecer.
--- Es buena idea, si haces mucho esfuerzo puedes lastimarte, supongo que ayuda extra nos caería bien. Por cierto, quiero ir al lago. ¿Puedo ir?
--- Irás mañana, ya es algo tarde y todavía quedan cosas que hacer, ve a limpiar los baños.
--- Si...--- Sacudí mis manos de polvo, tomé una cubeta y un trapeador. Al ver el primer baño respiré profundo de alivio, no estaba tan desagradable, solo polvo y un poco de tierra.
...
Las horas se fueron en la limpieza del lugar, cenamos y por suerte si había agua limpia y caliente para ducharnos. Mamá se durmió casi de inmediato cuando entró en su habitación y no la culpo, estuvo trabajando muy duro. Quería ayudar un poco más así que puse mi alarma para levantarme temprano y limpiar los jardines. Apagué las luces y me recosté en la cama, como siempre, me cuesta dormir cuando llego a un nuevo lugar y no sé por qué.
Di vueltas en mi cama por unas horas, salí al balcón otra vez para contemplar la luz de luna reflejada en el lago, la noche está más cálida y no hay viento. Al estar apartados las estrellas se ven con claridad, luciernagas alumbran los jardines y miles de grillos se dejan escuchar junto con las ranas. Esta sensación de paz no la había sentido en años, es una noche perfecta para contemplar.
--- ¿Estará cerca de aquí?... --- Mis pensamientos cambiaron y recordé a la chica que vi hoy. Debería buscarla y disculparme apropiadamente por el accidente.
Estoy más que seguro que sus padres ya se enteraron de eso. Mañana regresaré al lugar. Es extraño, pero quiero hablar con ella; su cabello negro tan largo y brillante, sus ojos marrones y sus labios rosados pasan por mi mente, ¿deseos de acariciar su cabello o simplemente hablarle? Quizás sean ambas cosas; ¿Por qué estoy pensando en eso? Ni siquiera la conozco y solo la ví por unos momentos, pero quiero verla otra vez...
...
Las horas pasan, muy lento a mi parecer y no consigo dormir, unos rasguños leves en mi pierna me hacen reaccionar. Ginger tampoco podía dormir, quién diría que un conejo puede ser tan amigable y leal como un perro. La tomé en brazos y la puse en la pequeña mesa redonda que, al parecer, nunca se había movido de ahí.
--- Mira la luna conmigo... --- Acaricié sus orejas y ambos disfrutamos de la vista, momentos así solo me traen diferentes e innecesarios recuerdos de mi pasado. A veces un pasado feliz donde un niño tan pequeño jamás se preocuparía por mucho, jugar con amigos, hacer las tareas y pasar viendo la televisión.
Suelo pensar demasiado cuando estoy totalmente solo y eso me atormenta la mayor parte del tiempo, me hacen extrañar a mi yo antiguo; me esfuerzo en recordar cuando fue que mi vida cambió, a decir verdad, lo único que extraño es a mi padre. Cada día me culpo más y más por su muerte, creí que me olvidaría de eso y que podría tener una vida normal, pero, mis marcas me regresan a aquel entonces.
Pelear con mi mente es frustrante, siempre voy a ser el perdedor contra mi mismo, quiero gritar, llorar y correr hasta quedarme desmayado por el cansancio, no sé que más hacer con esta sensación de ser prisionero, lo peor es que no se puede escapar de si mismo.
Moví la cabeza y una vez despejada mi mente tomé a Ginger y la llevé a mi cama, me acosté y la acaricié, la mayor parte del tiempo es ella quien me ayuda a pensar en algo distinto, me ayuda a sonreir. Después de todo no me juzga por mi aspecto y sé que me quiere.
--- Otra vez sueño despierto y sin poder conciliar el sueño... esto me matará algún día. --- Respiré profundo dispuesto a dormir, con las ventanas abiertas dejando que la luz de luna ilumine un poco la habitación, de repente el viento volvió, no era desagradable y tardé en notarlo. Solo dormí.