Vigilia: Celestia.

Capítulo 6. Negación.

«En la Primera era se creó Celestia, para que los primogénitos vivieran en armonía.» Extracto del Códice: La Creación.

«En la Segunda era se creó Infernia, para que los primogénitos estigmatizados reflexionaran sus actos.» Extracto del Códice: La Creación.

«En la Segunda era también se creó Terra, para que el alma de Midenul tuviera un lugar en el que estar hasta volver con los suyos.» Extracto del Códice: La Creación.

Agnes amaneció radiante, descansada y llena de energía. Con celeridad corrió hasta el salón. Lorena aún dormía, pero claro, era comprensible, ella no tenía los mismos motivos que Agnes para despertarse temprano un sábado. 

Agnes, sonriente, encendió su ordenador portátil mientras no paraba de mover su pierna derecha de forma compulsiva «¡Vamos!¡Vamos! ¡Enciéndete deprisa!» pensaba mientras los segundos se convertirán en horas. Tenía un claro objetivo, comprobar si Héctor la había aceptado en la red social, pero no era así.

—¡ARG! —exclamó— Bueno es comprensible. Quizás esté durmiendo... o inconsciente — dijo en voz reflexiva mientras su excitación se convertía en ligera preocupación.

Siendo consciente del estado en el que lo había visto por última vez y entendiendo que, como dijo Lorena, si bien parecía grave pero no por eso tenía que ser mortal, trató de tranquilizarse.

«Ya está localizado. Ahora solo queda esperar y ser paciente. Seguro que en cuanto menos me lo espere me acepta y volvemos a estar en contacto.» pensaba mientras se levantaba dirección a la cocina llevando el portátil con ella. Porque a pesar de entender la situación apenas se separaba del portátil.

Se pasó el sábado organizando los apuntes, realizando llamadas de teléfono a sus compañeros y compañeras de clase para recuperar el tiempo perdido e incluso llamó a David para disculparse por el numerito del otro día, de hecho, fue una de las primeras llamadas que realizó.

— Lo sé y lo siento mucho. Espero que me perdones. No era mi intención hablarte de esa forma, pero fue un día muy duro —escuchó Lorena al entrar en el salón mientras se frotaba los ojos y bostezaba sonoramente.— Sí, un amigo... —dijo Agnes mientras miraba a Lorena dándole los buenos días moviendo los labios. 
Lorena le sonrió haciendo una mueca al imaginarse con quien hablaba. Si bien sabía que David se había portado bien con su hermanastra también recordaba lo empalagoso y plasta que era.

— David, no lo conoces, como te dije es un amigo de hace poco —respondió Agnes a una pregunta que si bien Lorena no escuchó se pudo imaginar. Pregunta que permitía intuir todo lo que vendría a continuación.
— No quiero herir tus sentimiento David, solo te llamaba para disculparme, no para recibir un interrogatorio sobre mi vida privada. —fue lo último que escuchó Lorena mientras se dirigía del salón a la cocina.

A los pocos minutos Agnes entró en la cocina relativamente agitada — ¿Te puedes creer que aún se ponga celoso? —espetó mientras Lorena se preparaba un café.— ¿Te imaginas que no lo hiciera? —respondió Lorena con sorna. Ambas se echaron a reír.

El día pasó entre apuntes, platos de comidas, series, música, un poco de limpieza, notas de audio y llamadas de teléfono. Lorena sintió que, en cierta forma, habían vuelto a la normalidad, excepto por el hecho de que si bien no se habló de Héctor, Agnes no había parado de comprobar su solicitud de amistad durante todo el día.

El domingo no se hizo esperar. Agnes ya tenía una rutina clara. Estaba descansando como nunca y se despertaba llena de ilusión, paciencia, expectativas, ganas y energía. Si bien se iban debilitando durante el día, mantenerse ocupada y con Lorena cerca la mantenía activa.

A la tarde llamó su madre como de costumbre. Ambas hablaron con ella contándole cómo iban los estudios, los ligues de Lorena, los por menores de vivir juntas, las ventajas y la "cita sin más" del domingo de la semana pasada que hacía el papel de porqué Agnes no atendió el teléfono aquél día. Cómo un acuerdo no dicho, ambas hermanas ocultaron cualquier información de Héctor y si bien Lorena no quiso participar ni secundar la historia del cine, se apresuró para cambiar de tema debido a que no quería seguir presente mientras Agnes mentía a su madre.

— Claro que te queremos mamá —dijeron las dos al mismo tiempo.
—Agnes, por favor, recuerda que es la primera vez que Lorena vive sola. Tu ya tienes experiencia pero ella no, así que cuídala mucho y no la consientas —se escuchaba en móvil encima de la mesa del salón con el manos libres activado.
Mientras abrazaba a Lorena, Agnes lo dejó claro —Mamá no tienes que preocuparte por nada, te lo digo siempre... —respondía Agnes cuando Lorena la interrumpió bruscamente— ¡Mamá¡ ¡Qué de verdad soy yo la que la cuida! —dijo intentando clarificar una realidad patente que tuvo lugar desde el primer día que Lorena se mudó a Valencia con intención de estudiar en la misma ciudad.
Agnes se echó a reír y afirmando con la cabeza se acercó más a Lorena para propinarle un sonoro beso en la mejilla, lo suficientemente sonoro como para que Inés, madre de ambas, se tranquilizase en el instante.

—Os echo mucho de menos chicas —dijo Inés con cariño— Y nosotras a ti mamá —dijeron las dos al mismo tiempo. —Dale recuerdos a papá y dile que lo quiero— añadió Lorena mientras Agnes abría mucho la boca y los ojos para airearlos con las manos evitando así llorar. Se había comprometido a dejar las lágrimas para más adelante.

Una vez se despidieron, continuaron hablando de lo mucho que echaban de menos su hogar, de la mentirijilla que había contado Agnes y de las ganas que tenían de que llegase verano. Si bien Agnes tenía ganas, hubo una parte de ella que tomó consciencia de lo que eso implicaba. De repente, la idea de volver a casa, no era tan apetecible como semanas atrás.

La rutina no tardó en llegar. Se despertaba animada, con energía y bien descansada. Se arreglaba, desayunaba, terminaba de acicalarse y se iba a clase... bueno más que a clase, iba a su lugar especial. Su vida seguía como si nada a excepción de dos pequeños cambios, el primero de ellos era pasar de nueve a diez apoyada en un semáforo del cruce en busca de Héctor y el segundo era comprobar a todas horas la solicitud de amistad para ver si la había aceptado.




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