1 de agosto, año 2017.
Pasó el mes y ya todos estaban listos y ansiosos por salir y por fin ser libres.
En todo el mes de julio, Javier y Alejandro se hicieron cada vez más cercanos hasta llegar a ser buenos amigos a pesar de la diferencia de dos años que tenían. Claro que ninguno le había confesado al otro que se estaba enamorando porque tenían miedo al rechazo y aparte no era tiempo para pensar en ese tipo de cosas o eso querían creer ambos.
Alejandro logro comunicarse con su tía quien había visto todas las noticias de lo que pasaba en Venezuela y le decía lo asustada que estaba cuando no se podía comunicar con ellos.
Cuando se enteró de la muerte de su hermano y su cuñada lloro un rato y Alejandro tuvo que cortar rápido porque así tenían que ser las llamadas, cortas.
Andrea, por otro lado, se hizo amiga rápidamente de los otros niños que estaban ahí y jugaban muchas veces a contar cuantas hormigas salían de un pequeño agujero que estaba en la pared o muchas veces cantaban y alegraban, aunque fuera un poco, a todos los que se encontraban en la resistencia.
—HIJOS DE PUTA —el grito se escuchó por toda la resistencia, Alejandro es el que más cerca estaba así que por consecuencia fue el primero en llegar y ver cómo Javier tiraba todo y tenía la cara roja de ira.
—Para, cálmate ¿Qué pasó? — dijo él chico en un vano intento por calmar la furia del otro.
—Pasa que agarraron a López —dice entre dientes y se acerca hasta quedar frente a Alejandro. — ¿Sabes qué significa? Qué estamos fritos, nos van a matar a todos.
—No me hables así, ahora cuando llegue Beatriz vamos a hablar con ella —en lo único que podía pensar Alejandro es en sacar a su hermana y que esté a salvó.
—No entendés nada —dijo remarcando cada palabra mientras acercaba su cara al menor.
— Entonces explícame, pero primero cálmate —dijo poniendo sus manos en los hombros de Javier.
—No —y antes de que agregué algo más, él chico posó sus labios sobre los otros ajenos.
Ambos se quedaron quietos hasta que poco a poco empezaron, tímidamente, a mover sus labios. Javier agarró el cuello de Alejandro y lo acerco para besarlo con más fuerza, pero sin sacar la dulzura del momento.
Cuando empezaron a escuchar una avalancha de pasos y corridas se separaron y se miraron.
— ¿Qué mierda pasó acá Javier? —dice Beatriz al llegar con una calma engañosa.
Javier, saliendo de la hechizante mirada de ojos grises, miró a su hermana y le dijo todo lo que había ocurrido con Leopoldo López.
— Mierda — dice entre dientes Beatriz para después respirar hondo para salir y hablar con todos— ¡ESCUCHEN!—grita la mujer y todos se van acercando a ella para escucharla—EL PLAN SIGUE IGUAL, NO VA A HABER CAMBIOS. —Todos empiezan hablar uno arriba del otro— LÓPEZ YA ME ADVIRTIO QUE ALGO ASI PODÍA PASAR — todos callaron de vuelta y asintieron, ahora una más calmada Beatriz le hablo a su hombre de confianza—Luis, empiecen a agarrar todo, en unos minutos salimos. —esté asintió para luego hacer lo que le pidieron.
Todos se dispersaron y Alejandro fue a buscar a su hermana seguido de Javier, fueron en silencio ya que ninguno sabía que decir, hasta que él mayor agarro el brazo del otro y lo llevo a una de las habitaciones vacías que usaban para comer.
—Tengo miedo —el menor se sorprende al escuchar eso de Javier, pero queda callado para que prosiga_ pero no por mí, sino por vos y Andrea —se acerca a Alejandro y le acaricia la mejilla mientras lo mira con dulzura— no quiero que te pase nada.
— No te preocupes por mí—Javier niega y le agarra la cara a Alejandro mientras lo acerca a él.
— Nome pidas eso, yo te voy a proteger —le da un leve beso y lo mira —te lo prometo—es lo último que dice antes de besarlo devuelta, pero está ves más largo ymoviendo sus labios.