2 de agosto, año 2017
—Faltan algunos minutos y ya llegan— le susurra Alejandro preocupado por un Javier lastimado. — No me quiero separar de ustedes — termina diciendo, mirando a su hermana que dormía a su lado.
—Nos vamos a ver en algunos minutos —le dice Javier y con una sonrisa divertida prosigue —ya sé que soy irresistible, pero déjame respirar.
Sus últimas palabras hicieron que Alejandro tenga que tragarse una carcajada que quería salir.
El mayor se mueve y agarra algo de su bolsillo trasero.
—Para vos —el chico toma el papel y lo abre, se lleva una sorpresa al ver que era una foto de Javier con Beatriz. —Fue unos meses antes de que nos vieran la cara en una protesta, mi mamá ese día se había ido a trabajar, pero nunca volvió —dice lo último con voz ronca.
—Pero es tuya — él chico le quiere devolver la foto, pero él otro no lo permite.
—Cuando nos encontremos me la das así estás más tranquilo —termina su declaración con un beso.
—Ya llegaron los...— la oración queda en el aire al ver a su hermano besando a Alejandro, estos al escucharla se separan y el menor se sonroja—perdón por interrumpir, pero los camiones ya llegaron y nos están esperando — dice Beatriz antes de irse ocultando una sonrisa al ver a su hermano menor con las manos en la masa o mejor dicho en el chico.
Alejandro despierta a Andrea y ayuda a que Javier se Levante, los tres caminan despacio hasta la entrada donde está el camión para niños y heridos.
—Ya llegamos —dice Alejandro con voz queda. Le agarra la mano a Andrea y la alza. —Pórtate bien y hacele caso a Javier, en un rato nos vemos ¿Sí?
—Está bien —dice la pequeña con una sonrisa y abraza a su hermano del cuello —Te amo Ale.
—Y yo princesa — le dice antes de besar su cabeza y dejarla en el suelo, se gira para ver a Javier que lo mira sonriendo con sus hermosos ojos marrones —no me mires así.
— ¿Así cómo? —pregunta confundido.
—Como si fuera un niño. — eso hace que el mayor largue una carcajada cerrando los ojos.
—Pero si eres mi niño dulce —le dice mitad en broma y mitad de verdad abrazándolo. —En un rato nos vemos— le dice separándose y apretando sus labios contra los ajenos.
—Por favor cuídala y cuídate ¿Sí? —él otro muchacho asiente.
—No te preocupes, yo la voy a cuidar y vos vas a estar tranquilo— toma la mano de Andrea y le sonríe a Alejandro —vas a ver qué cuando nos veamos todo va a estar bien.
Es lo último que dice antes de entrar al camión que los esperaba dejando a Alejandro con una extraña sensación en el pecho, pero no le hizo caso y siguió el consejo que le dio Javier, no se preocuparía o intentaría hacerlo menos.
Cuando vio que el camión donde se encontraban las únicas personas que le quedaban se ponía en marcha, se dio vuelta y encontró a una Beatriz muy sonriente.
— Nuestro transporte está del otro lado —Alejandro asintió y se encaminó hasta donde estaba su camión, pero cuando paso por al lado de la mujer está lo paro agarrando su brazo. —Me gusta que hagas sonreír a mi hermano, ya verás como todo sale bien —cuando termina de decirlo ambos siguen su camino y entran al camión.
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—Hey —Beatriz sacude el hombro del chico con algo de fuerza para que se despierte y esté lo hace de un sobresalto. Alejandro ve a la mujer que tiene una gran sonrisa pegada al rostro —estamos llegando.
Esas palabras terminan por despertar al chico que se siente ansioso.
Cuando llegan al lugar acordado el conductor baja, pero después de algunos segundos entra devuelta al camión y llama a Beatriz, está al escuchar lo que le dijo Aquel hombre se giró hacia Alejandro que la miraba interrogante, pero al ver la expresión de Beatriz se quedó pálido y volvía a sentir la extraña sensación.
—No están — y ese fue el detonante para que los que se encontraban en el camión bajen.
—Tenemos que buscarlos —fue lo único que salió de la boca de Alejandro, algunas personas estuvieron de acuerdo y junto a Beatriz se fueron a buscar el camión en los alrededores, y cuando lo vieron a la lejanía se acercaron y Alejandro por un momento deseo nunca haberlo hecho.
La vida lo ponía a prueba, otra vez.