Viviendo Con El Enemigo

CAPITULO XXIII

Atravieso la entrada de casa en silencio.

La energía ha abandonado mi cuerpo, me siento desanimada. Y es obvio que es debido a la escena que presencie entre Teresa y Theo. Se que estoy siendo paranoica e infantil al haberme venido así, pero si hay algo que jamás puedo ocultar, son mis sentimientos. Se que no vi nada comprometedor, pero el hecho de sentirme excluida es suficiente para hacerme sentir mal.

— ¿Estás bien? —de pronto la voz de Mark me devuelve a la realidad.

Fuerzo una sonrisa. —Estoy bien, gracias por preguntar.

Mark levanta las cejas, pero después frunce el ceño ante mi respuesta.

—Claro, y yo soy virgen—el sarcasmo en su voz me hace reír.

Suspiro y clavo mis ojos en los de el por un momento, pero cuando me doy cuenta de que el no parta la mirada mi cara comienza a sentirse caliente y aparto la mirada.

—Estoy agotada, será mejor que me vaya a mi habitación—digo, y Mark solo se encoge de hombros.

Subo las escaleras de dos en dos y al llegar a mi cuarto me dejo caer sobre mi cama con todo mi peso. Me refriego la cara con ambas manos y dejo escapar un gruñido de frustración. De verdad hoy me he comportado como toda una niña. De hecho, ha faltado poco para ponerme a llorar y a reclamarle a mis amigos el como me han engañado.

Que adulta has sido. Me regaña mi ángel.

Fui yo quien llego sin avisar y me fui totalmente ofendida. ¡Ellos ni siquiera estaban haciendo algo malo!, yo solo me fui de ahí y dejé a mis mejores amigos con una extraña expresión de dolor. ¿Tan celosa soy?, odio sentirme así, yo amo a mis amigos, pero a la vez odio sentirme excluida. Es como si yo fuera la tercera rueda que sobra, como si yo echara a perder el ambiente.

Decidida a disculparme con Teresa, opto por enviarle un texto en donde digo que lamento lo sucedido y que me hubiese gustado quedarme a charlar con ella. Miento al decirle que me he vuelto a casa debido a que tengo cosas que hacer, pero decir eso me hace sentir mejor.

Esta vez su respuesta no es rápida, y cuando llega, son solo tres letras: "ntp" seguido de una carita feliz.

Tiro mi celular a los pies de mi cama y me hago bolita. Siento como las lagrimas calientes se deslizan por mis mejillas y cierro los ojos.

—Despierta, si duermes mucho no podrás dormir por la noche—dice la voz de mamá. Abro mis ojos y veo su silueta al lado mío.

Trato de decir algo, pero de mi boca sale solo un balbuceo. Mamá se tapa la boca la reír.

—Vamos, cariño. Ya es hora de comer.

Bostezo y me siento en la cama. No recuerdo haberme quedado dormida. Quizás fue en el momento en que comencé a llorar, o quien sabe. Solo se que dormí como un bebe.

—Está bien—digo con pereza— ¿Qué hora es? —me llevo una mano a la cabeza, al parecer mi siesta fue una caída en estado de coma.

—Suficientemente tarde como para que tu duermas—bromea mamá.

Me levanto con pereza y mamá decide esperarme para bajar juntas. Ella sabe que, si me deja aquí, cabe la gran posibilidad de que me duerma nuevamente.

Ambas bajamos las escaleras diez minutos después. Entramos en la cocina y encontramos a Mark y Robert charlando. Ellos nos miran cuando entramos y yo solo les ofrezco una sonrisa a ambos.

—Estaba pensando en que podríamos hacer un viaje familiar antes de que las vacaciones finalicen—dice Robert de la nada. Dejo mi tostada a medio centímetro de mi boca y una sonrisa se dibuja en mi rostro.

— ¿Qué propones? —pregunta Mark con marcado interés.

—Podríamos ir una semana a la playa —Robert toma la mano de mamá—. Con Elizabeth nos sentimos un poco culpables por haber ido al crucero y haberlos dejado solos y sin ningún panorama divertido.

Mi mirada automáticamente va hacia Mark, y al ver que él también me está mirando hace que mi corazón se acelere.

—No tienen que sentirse culpables—intervengo un poco nerviosa—, después de todo se era su luna de miel.

— ¿Pero les parece bien ir a la playa? —pregunta mamá con aquellos ojos cristalinos llenos de ternura y pureza.

Sonrío y asiento en acuerdo.

—Entonces nos iremos una semana antes de su vuelta a clases—dice mamá con mucho entusiasmo.

Verla emocionada hace que de pronto también me sienta expectante, después de todo, este es nuestro primer viaje como una familia.

***

Tengo todo empacado y estoy lista para nuestro viaje familiar. Me siento como una niña de cinco años que recién va a conocer el mar.



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En el texto hay: juventud, amorodio, amistad

Editado: 28.12.2019

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