Voces de un Deseo

Capítulo I:

Síntomas de Problemas 

Un día simplemente estás cansado de todo, cansado de que la vida te pisotee, cansado de que todo te salga mal, cansado que el temor a equivocarte te consuma y que veas como cada puerta se cierra frente a ti, que el tren de la gran oportunidad encienda su motor y lo veas irse lentamente… Es allí cuando sientes que la vida se te acaba y que no hay mayor decepción que no poder cumplir tus metas, tus sueños, tus deseos y no es porque ya no estas motivado hacerlo, ¡claro que no!, sino que estas allí viendo como todo a tu alrededor se desvanece y tu sin poder hacer  
nada…  
Esperas y esperas que el tiempo te de la mejor respuesta, es cuando ya no necesitas nada de nadie sino solo al tiempo… Pero… sin saberlo, algunas de esas respuestas que tanto has esperado, sencillamente la tienes frente a ti…  
Si… Así es…  
Y allí estaba yo… Acariciando su pelo dejándolo caer en mis dedos con suavidad, su respiración estaba lenta mientras, la observo dormir al otro lado de la cama a pocos centímetros de mí...Era el momento perfecto para apreciar su belleza tan cerquita, sin que ella se diera cuenta que la observaba…  
Nunca nos buscamos, de seguro ambos teníamos la idea que nos encontraríamos, pero sin mucho ánimo de querer hallarnos. Dicen que los mejores momentos en la vida son lo menos esperados, y así fue…  

 

 

 

Un años antes…. 

 


Los problemas nacen junto con la vida, siempre van a existir los dolores de cabeza, las grandes preocupaciones del día a día y los momentos más terribles que  
quisiésemos borrar… Pero, depende de cada uno como afrontar cada situación que se presenten. No hay pruebas difíciles de superar, solo mentes incapaces de poder querer superarse”.  

 
 
Valencia, Venezuela. Era una tarde lluviosa y el cielo amenazaba con muchas nubes grises, haciéndome entender que no dejaría de llover quizás, por unas cuantas horas más. El olor a tierra mojada hacía que me quedara en la ventana solamente para ver como caían las gotas, admirando lo maravilloso que es la naturaleza.   
—Raúl, ven mijo— llama mi madre con una voz dulce y sutil. — ¿Puedes ayudarme a tapar las goteras del techo de mi cuarto? — Dejo de ver la lluvia rápidamente y salgo a buscarle una solución a las goteras.  
 
— ¡Claro ma! — respondo queriéndole ayudar. —Buscaré una vara para levantar la lámina de aceroli y pueda correr el agua, porque creo que esta posada allí arriba. — Cuando pasan este tipo de cosas en casa, me da por salir al patio y pensar en ¿Cómo cambiaria todo si estuviésemos mucho dinero?... Muy seguro, ayudaría a mi madre en terminar de construir la casa y ¡claro!  
Viviésemos bien… Ya hace tiempo que dejamos a media la construcción, gracias a que todo se puso muy caro, muchos contratiempos y además poco dinero… Creo que así se quedara la casa por un largo tiempo, al menos que nuestra historia cambie de un día para otro…  
            — ¡Hijo! — interrumpe mi mamá queriendo indagar en que tanto pensaba. —  
¡Despierta! Pareces que estas en la nebulosa ¿Qué tanto piensas? —  
— Nada ma, solo son unas cosas de la universidad…— Replico, zafándome de contarle lo que pensaba. Sé que no fue una buena excusa y quizás ella tendrá esa duda por   un tiempo…  
 
Era un jueves por la tarde, ya estaba cansado de hacer lo mismo y la misma rutina de siempre, Los lunes, martes, miércoles y jueves estudiaba desde temprano en una universidad paga, gracias al esfuerzo de mi madre. Los viernes y sábados trabajaba vendiendo verduras y los domingos suelo ir a la iglesia con mi madre, antes iba con mi hermano pero, él hace dos años que se fue del país, por los problemas que presenta… — Tampoco está muy bien que digamos donde él está pero, se mantiene estable…— Mamá dejo de trabajar hace unos cuantos meses atrás, la verdad es que estamos sobreviviendo con lo poco que gano los días que trabajo, pero siempre mi madre busca de alguna manera una salida…  
 
Cada día se pone más difícil el querer vivir bien, se sufre con problemas económicos y políticos tanto así, que muchos jóvenes han muerto durante manifestaciones y aparte se puede palpar grandes necesidades en muchos hogares…Me ha tocado ver la intolerancia, la poca humildad y la constante lucha por el poder que se tienen los gobernantes, todo para beneficios de ellos mismos. Tengo esas imágenes intactas en mi memoria, imágenes de tristeza al ver a él joven de la Universidad de Carabobo caer frente a mí en una protesta.  
Un perdigonazo a quemarropa fue la causa de su muerte... sí, fue muy fuerte…pero… nunca hay una justicia verdadera en el mundo de los injustos.    
Situaciones duras, pero… mamá nos han enseñado a ser fuertes de mente, de espíritu y de corazón. Y papá, bueno... Él brilla por su ausencia, hace mucho no vive conmigo. Pero si sé que tengo un papá, tiene otra familia claro, pero eso a mí, no me afecta en nada; Creo que no vale la pena guardarle rencor, “El resentimiento nos vuelve esclavo”, — mi mamá me lo dijo—, “Un sentimiento tan profundo como ese nos tortura y lentamente nos consume” … Aunque nunca estuvo conmigo, mi madre me enseñó a respetarlo y con el tiempo aceptar la realidad del pasado.  
Mamá crio tres varones ella sola, en los momentos más difíciles siempre salió adelante y todavía permanece fuerte, aunque ya casi pisa los sesenta años…      
Eran las casi las cuatro de la tarde del día Domingo. Salgo de casa para terminar un par de tareas en casa de una amiga porque no tenía internet y las tenía que mandar por correo a un profesor antes de que se hiciera de noche… Después de poder enviar y pelear con el internet, — aunque ya los venezolanos estamos acostumbrados a eso— volví a casa a eso de las ocho de la noche y mientras caminaba, pensaba en las palabras que siempre me repite mi madre…  
“Hijo siempre recuerda. Lo único que te dejare y que de verdad valdrá la pena, son los estudios”.   
Apenas tengo dieciocho años, sé que me falta mucho por aprender. Tengo pocos amigos, creo que los dedos de mi mano sobrarían para contarlos. Sí, no tengo muchos amigos… ¿mi vida amorosa? Es muy complicada, tenía una relación antes, pero teníamos mala comunicación y además ella quería a un chamo con dinero, y claro, como yo no tenía, terminamos... 
Llego a casa, las calles ya estaban solas, poca iluminación ya que las lámparas de los postes nunca sirven. Mientras estoy buscando las llaves observo que desde lejos dos adolescentes se acercan, tenía uno de ellos una botella, veía poco, pero ellos mostraban como para que me diera cuenta…  
No estaban mal vestido claro, tampoco tenían mala apariencia pero si tenían un tipo de hablado grotesco…Uno de ellos tenía unos zapatos Nike, el otro solo unas chancletas de la misma marca, los dos de piel Morena… poco los detallé ya que estaba buscando las llaves y al parecer el bolsillo se las había tragado…  
— ¿Tienes yesquero menor? —Me pregunta uno de ellos con una voz desafiante.  
En mi bolsillo solo estaba el cargador del teléfono y unas pastillas para la tensión de mi madre.   
— No, no tengo… —respondí un poco nervioso y sin muchos rodeos.  
— Ok, mosca por ahí. — Y con una risita burlona termino la frase.  
 
Lo que me hizo entender que eran simples chavos sin oficios… 
Termine de entrar a la casa y estaba mi madre acostada en una reposadera y con un balde a su derecha. Su color natural había desaparecido, se veía más blanca de lo normal. Estaba pálida, apenas podía moverse…   
— ¿Madre que tienes? — Le pregunte con voz preocupada.  
 
— Tráeme un poco de agua— Dice mientras acerca el envase, para vomitar.   
 
Una hora después que le di la pastilla para el malestar, ya estaba durmiendo…  
Durmió tranquila toda la noche… la observaba mientras cantaba para ella. Le gustaba que yo cantara, amaba mi voz.  
 
… 
 
— Raúl, acuérdate de la expo de mañana. — Me advierte Inés, unas de mis compañeras de clase.  
 
— Claro, desde hace unos días estoy preparado para eso— Le respondo sabiendo que era mentira, al final siempre estudio horas antes de exponer.  
— ¡Ey Inés!, ¿tendrás quinientos bolívares que me prestes? Es que ando incompleto de pasaje; yo te los devuelvo mañana.  
 
— Ok tranqui. Al parecer tú como que nos has ido a sacar efectivo al banco. — habla mientras sacas los billetes de su cartera.  
 
— No saque lo suficiente esta semana, pensé que el pasaje estaría igual que la semana pasada. — Me justifico.  
 
— Tú sabes cómo es la cosa ahora, un día pagas un precio y al otro día pagas el doble. — Responde ella al mismo tiempo que abro mi mano para recibir el dinero.        — Oye que fastidio con esa profesora que nos pide venir mañana para defender chamo…— Dice con irritación   
 
—Sí, tendré que venir temprano y después irme a trabajar. Acuérdate que yo trabajo los viernes. — Dije asintiendo con la cabeza mientras colocaba el efectivo en mi bolsillo derecho.  
 
— Ah cierto. Bueno será…— replico.   
 
— Ok, dale cuídate. ¡Nos vemos mañana! — Me despido con un beso en la mejilla agradeciéndole por lo el dinero. Ella muy cariñosa solo se voltea y se va por otra ruta…  
 
Llego a casa… 
Mamá no estaba en casa, seguramente fue a resolver lo del gas, ya lleva más de 1 mes que se pagó, pero nada que llegan.   
Enciendo el televisor… 
Estaba terminando una película, no la conozco, pero sé que el protagonista era Adam Sandler, puede escuchar mientras me desamarro las trenzas de los zapatos. Veo los créditos mientras me quito la camisa y la tiro a la cesta. 15 minutos después que ya me había acomodado para ver la tele, quitaron la electricidad. Se puedo escuchar lo que la mayoría dicen cuándo se va la luz. La mama del presidente es la más famosa en estos casos…  
… 
Las horas pasaban y nada que llegaba la electricidad, mamá ya había llegado de resolver lo del gas. Yo tenía que estudiar para la exposición del día siguiente. Al instante suena el teléfono que estaba todavía en el bolso, no lo uso mucho, ya que no es un teléfono moderno, por ende, no tiene aplicaciones, solo uso para mensajes de texto… Me impresiono que todavía tuviese carga, pues se descarga rápido porque la batería está dañada. Así que me paro rápidamente y camino hacia la mesa que está en la sala, allí estaba el bolso, lo tomé y abrí el bolsillo pequeño que estaba en la parte de adelante. Agarré el teléfono y vi que era un mensaje de Inés…  
Inés Uni:<<Raúl, mañana no abra clases. >>  
              <<Se suspendieron las clases hasta nuevo aviso, lo acaban de decir por radio. Al parecer fue un apagón nacional >>  
Termine de leer el mensaje y me quede un poco preocupado por el tal apagón. — ¿Sera verdad que sea un apagón nacional?... —  
 
 
… 
 
— Allí está un poquito de gasoil, para un mechón Raúl. — dice mi madre. Se hacen mechones porque no hay velas y además duran más. Ya van 5 días sin electricidad — Me imagino que hay salen dos mechones con ese poquito ¿cierto?  
 

 
 
— Tranquila ma, algo nos inventamos. Ya verás, tú siempre lo has dicho. “Cada día trae su afán” — añado para poder tranquilizarla, aunque se que no tengo éxito.  
Me mira y da un suspiro cansado— Lo sé mijo, pero es que ya no tengo las mimas fuerza de antes.   
 
— ¡Madre! — Suspire, conteniendo las lágrimas frente a ella, porque sabía que ella ya estaba agotada de todo esto. —Ya tú has trabajado por mí, deja que yo trabaje por ti.   
Su mirada un tanto caída, reflejaba la tristeza que sentía. No podía hacer más nada que darle un fuerte abrazo…   
 
— Tienes que terminar tus estudios. — Termino el abrazo secándose las lágrimas rápidamente. Todo para que no la viera, pero ya la había visto antes.   
 
— Sé que terminare los estudios ma, ya verás… así que tranquila— Tocan la puerta al instante que hablo con mi madre, al parecer era la vecina.   
 
— ¡Raúl! — Gritan desde la puerta. Si, fijo era la vecina.    
 
— Un momento por favor— responde mi madre mientras yo termino de llenar las botellas con el gasoil.   
— Hola, Señora. Mari, ¿cómo esta? — Pregunta la vecina con la que trabajaba los viernes y sábado  
 
—Hola vecina, bien ¿y usted? —Responde, y al tiempo pregunta— ¿Se encuentra Raúl? — Las oigo desde donde estoy.  
 
— ¡Raúl! Te busca la vecina, quiere hablar contigo. — Me llama mi madre desde la puerta  
 
¿Qué querrá la vecina? Me pregunto y dejo todo lo que estaba haciendo para averiguar…  
 
— Hola Raúl, ¿cómo estás? Te tengo que decir algo con respecto al trabajo.   
 
— Hola vecina. ¿Qué paso con el trabajo? Pregunto con inquietud.  
 
— Lamento infórmate que se cerrara el puesto de verduras, ya que me voy del país la próxima semana. — Dice y hace una mueca de disculpa.  
 
La respiración se me detuvo por un momento y el silencio incomodo no falto. Trate de comprender que era lo que estaba pasando ya que todas las cosas malas se me estaban juntando y no tenía una solución.   
— ¡Ah! Ya, listo vecina. Gracias por todo entonces, espero que bueno, le vaya bien en todo. — Intente sonar despreocupado, creo que lo logre  
 
— Si, con el favor de Dios. Raúl discúlpeme por no avisarle antes, todo salió de repente y bueno aquí ya no está dando mucho el negocio. — Se justifico   
 
— Tranquila vecina, la entiendo. Más bien gracias, yo buscare algo que hacer por los momentos. —   
—Bueno, espero que estén bien. A tengo que irme, despídeme de tu mama—  
Nos despedimos y la veo salir de la casa sin dejar de pensar en que haría ahora.   
— Cierro la puerta…Voy lentamente caminando para contarle a mi madre la noticia. —  
—¿Madre, ¿dónde estás? — Le pregunto a mitad de la sala  
 
— Aquí mijo, en la cocina. — Responde, y me dirijo a donde esta  
 
— Te tengo que decir algo. — Le digo, intentando no sonar caviloso     
— No me digas, ya yo escuché todo. Tenemos que buscar la manera de salir adelante. —  Dice sin mirarme. Sé que ella estaba escuchando.  
 
Mañana buscare trabajo en plaza de toros haciendo cualquier cosa. Aprovechare que no me han dicho nada de las clases…  
 
La mañana siguiente ya estaba en Plaza de Toros, muy cerca de donde vivo. Pregunté en los mercados para ver si necesitaban a alguien, pero al parecer no, así que me fui para el lugar donde se detienen las camionetas de pasajeros y empecé a cantar — no música claro—.  
—¡Centro, Lara, Centro, Lara! — Decía a toda voz y sin pena alguna un hombre en el transporte —¡Puente Santa Rosa, Avenida las Ferias! — Gritaba mientras se paraban las camionetas de esa ruta; — Soy pésimo para esto— Decía en mi mente. No me daba pena hacer esto, al fin y al cabo, es un trabajo, pero eso sí, no era el mejor trabajo…  
Los pasajeros no me conocían, pero aun así me daban lo equivalente a un pasaje o menos, mucho menos en efectivo por cantarles en la ruta. Así tuve hasta que se hizo las doce del mediodía... Llegué a casa con quince mil en efectivo.   
—¡Ma, mira! Hoy hice algo que pensé que no haría nunca en mi vida. —  Le dije a penas la vi  
  
—¿Qué hiciste? — Pregunta ella sosteniendo su teléfono. -—¿Y ese efectivo de donde lo sacaste? — Su impresión no era la más alegre, pero ella siempre es así.   
 
— Hoy fui para el mercado de Plaza de Toros como los vendedores no tenían trabajo para darme, opté por cantarle las rutas a los pasajeros. Y mira quince mil en efectivo, ¿está bien no— le mostré el dinero.  
 
—¡Que! -— con una carcajada empezó a burlarse de mí. —  Esta bien mijo eso es trabajo, pero, de verdad no me gusta esa idea. Eso no es para ti…— Me quita los billetes mientras no deja de reírse. Todavía no lo cree…  
 
— Está bien ma, yo lo hare por hoy y mañana nada más. — le digo con certeza, me mira y levanta una ceja sin decir nada, sabía que su mueca me decía: ¿Quien dijo que te dejare ir?... la conocía bien.   
 
Al día siguiente me pare temprano sin hacer mucha bulla para que mi madre no se despertara, me bañe, me vestí y me puse mis “Converse” viejitos ya muy desgastados. Cerré la puerta con cuidado y caminé nuevamente hacia Plaza de Toros. Durante veinticinco minutos camine, desde la casa pasando por la avenida que queda cerca hasta llegar a la parada nuevamente.   
Lo primero que vi al llegar en donde me había parado el día anterior, fue a un muchacho mayor con un bolsito de lado y en su mano un cigarro.   
—¡Centro, Lara, las ferias!¡Centro, Lara, las ferias! —  decía-— Venga por acá, saliendo. ¡Centro, Lara, las ferias! — ya sabía que me habían quitado el puesto o quizás yo me había aprovechado de que él no estaba un día antes.   
—¡Epale! mi pana, ¿cómo estás? — Lo saludo, pero no me responde.   
Comprendí que él ya tenía tiempo trabajando en esa parada, porque los pasajeros lo conocían. 
Me fui hacia la otra parada que poco movimiento tiene en la mañana. La parada de las camionetas que van hacia algunas rutas del sur de valencia, un poco cabizbajo, pero sin dejar que la pena por hacerlo me invadiera. Había mejores trabajos ¡claro que sí! Pero todo era por ese día nada más… Empecé hacer lo mismo que había hecho un día antes, a cantar en las rutas, dure haciendo eso hasta el mediodía y sin hacer la cuarta parte que había hecho en la otra parada…   
Hasta que llegó la hora pico donde la gente baja por masas a las paradas. 
—¡Combate, la cancha! ¡Combate, la cancha! — Algunas camionetas de la ruta de barrios del sur de la ciudad pasaban y también aproveche para gritar las rutas. — ¡Bella vista I, Parque Recreacional, el Chirino, las flores! …— Aunque habían más cantadores de ruta, los pasajeros empezaron a darme efectivo, poco pero por al menos era algo.   
Al parecer mi día terminaría de una forma igual a la anterior…. Estando todavía en la parada, camino con la mirada baja contando los billetes que tenía en mis manos, ya se estaba ocultando el sol, estaba un poco cansado pero un golpe inesperado cambiaría todo…   
 

 
 
 
 




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