Capítulo 36
¿Quién es ahora?
La primera deducción de Kazuha fue que Kamisato Ayato había ido hasta ahí para buscarlo a él. ¿Por qué otro motivo la cabeza de la Comisión Yashiro estaría en un sitio como ese?, y en especial sin escolta alguna a su alrededor. ¿Le habría pasado algo a Ayaka? ¿O deseaba tener con él esa conversación que claramente había quedado pendiente entre ambos desde el otro día?, por no decir quizás desde hace ocho años.
El motivo que fuera, no podía dejar que sus nuevos amigos (si podía considerarlos ya de esa forma) se vieran involucrados, en especial sabiendo que Itto y esa chica de la máscara negra tenían también una visión. Con eso en mente, se dispuso a dar un paso al frente y presentarse ante el comisionado. Sin embargo, alguien se le adelantó.
—¡Hey!, ¡pero si es mi colega Ayato! —exclamó Itto con ímpetu, caminando hacia el hombre de cabellos azules, tomando a Kazuha totalmente por sorpresa.
«¿Mi colega Ayato?» pensó Kazuha, totalmente confundido. Y este sentimiento se incrementó cuando vio al líder de la Banda Arataki aproximarse a Ayato para justo después rodearlo con un brazo de una forma bastante cordial, además de algo brusca.
—¡Qué sorpresa verte por aquí! —espetó Itto con alegría—. ¿Dónde te habías metido?
—Oh, ya sabes, aquí y allá —murmuró el comisionado con una media sonrisa—. He estado ocupado últimamente.
—Menos ocupación y más diversión, ¡ese es mi lema! O uno de ellos —exclamó Itto con orgullo—. Recuerdas a los pequeños, ¿no? —señaló girándose hacia los niños debajo del árbol—. Kouichi, Shouta, Daisuke y Midori. Y de seguro también reconoces a mis camaradas, Akira, Genta y Mamoru —prosiguió señalando a los miembros de su banda—. Y creo que no te había tocado conocer a Shinobu antes. Ella es mi mano derecha, y quien se encarga de sacarnos de problemas… más veces de las debidas.
—Hola —saludó Shinobu con algo de vacilación. En su mirada se notaba cierta desconfianza al observar a aquel individuo. Especialmente por esa sonrisa en su rostro que le provocaba mala espina.
—Y él es mi nuevo amigo, Kazuha —añadió Itto por último, señalando hacia el joven espadachín de cabellos claros—. Nos conocimos justo hoy. Es gracioso, en realidad. Estaba comiendo en un restaurante y unos ladrones…
—Itto —pronunció Kazuha con tono tajante, cortando sus palabras. Su expresión reflejaba severidad—. Esta persona es…
—Un fanático acérrimo de los combates de escaradiablos y los juegos de cartas —le interrumpió Ayato antes de que dijera más, esbozando una amplia sonrisa despreocupada—. Y del té de boba, de paso —añadió riendo un poco y alzando su vaso—. Un placer conocerlos, Srta. Shinobu… Sr. Kazuha…
—Igualmente —pronunció Shinobu, sin cambiar su actitud aprensiva.
Kazuha no respondió nada; estaba bastante ocupado en intentar entender qué era lo que pasaba con exactitud, sin mucho éxito. Lo que sí logró comprender era que Lord Kamisato no quería que se revelara su identidad, y por consiguiente cómo era que ambos se conocían. No comprendía qué motivos podía tener para eso, pero tampoco estaba en posición de cuestionarlo pues él también había omitido deliberadamente mencionar el nombre de la familia Kaedehara con el fin de evitar problemas. Dicho eso, se limitó a simplemente asentir como respuesta al saludo.
—Y veo que estaban a punto de tener un combate en este momento, ¿no es cierto? —preguntó Ayato con curiosidad, mirando los escarabajos que Itto y Kazuha traían consigo, así como la pequeña arena dibujada en el suelo que los niños habían preparado.
—¡Así es! —declaró Itto con fiereza—. Estamos por comenzar un pequeño torneo, con un brillante premio de doscientas moras.
—¿El Sr. Kazuha también participará? —preguntó el hombre de cabellos azules, mirando con curiosidad el escarabajo azul, posado tan paciente y quieto en las manos del espadachín.
—¡Claro! —respondió Itto—. Él mismo acaba hace un momento de elegir a su campeón, y hasta le ha puesto un nombre: Princesa Garza… no suena muy intimidante, ¿no? Pero no bajaré la guardia ni un momento.
La ceja derecha de Ayato se arqueó ligeramente al momento de escuchar aquel nombre, y fue la única reacción que logró ser apreciable en su rostro calmado, casi estoico.
—Con que Princesa Garza, ¿eh? —murmuró despacio, alzando su mirada directamente hacia Kazuha. Éste se mantuvo sereno, sosteniéndole lo mejor posible la mirada al Comisionado Yashiro. Fue claro que ambos sabían a honor de quién lo había nombrado así. Lo que resultaba un poco más indescifrable para Kazuha era si aquello molestaba o intrigaba de alguna forma al hombre noble.
—¡Pero tienes que echarle un vistazo a este chico malo! —exclamó Itto, alzando su mano con el escarabajo rojo que había elegido y prácticamente colocándolo frente a la cara de Ayato—. Éste es Guerrero Demonio X, y será el que me otorgue ese jugoso premio de doscientas moras. ¿Qué opinas?
—Se ve como un astuto guerrero, felicidades —murmuró Ayato con discreta cortesía, observando el escarabajo de reojo.
—¿Qué dices? ¿Te nos unes en el combate, camarada?
—No, creo que por esta ocasión sólo seré espectador, si les parece bien —se excusó Ayato con ligereza—. Pero, si me lo permiten, quisiera hacer su apuesta un poco más interesante… para motivar a los combatientes.