Capítulo 39
Inicia el Festival
Tras casi una semana de espera, el primer día del festival cultural en la ciudad de Inazuma llegó al fin. Y aunque la inauguración oficial y el fuerte el evento comenzaría cuando el sol se pusiera, las calle principal de la ciudad se encontraba ya llena con los diferentes puestos que los comerciantes fueron preparando desde días atrás. Las personas, algunas ya vestidas con sus yukatas desde tan temprano, recorrían los diferentes rincones de la ciudad, echando un vistazo previo de todo lo que tendrían que ofrecerles. El centro de todo era un gran escenario que se había construido justo frente a las puertas del Tenshukaku, a un lado de donde se alzaba la Estatua del Dios Omnipresente. Ahí se prometía que esa noche se presentarían diferentes espectáculos de danza y música, pero de momento se encontraba solo, protegido por algunos guardias Tenryou para asegurarse de que nadie se le acercara más de la cuenta hasta que fuera la hora adecuada.
De hecho, el escenario no era el único punto protegido de cerca por los guardias de armaduras moradas. En diferentes puntos de la ciudad, en especial en la calle principal, la guardia hacia recorridos, vigilando que todo el mundo se comportara como era debido. No esperaban que hubiera ningún altercado hasta esa noche, y esperaban que entonces no fuera nada más grave que los tipos borrachos que se pasaban de alegres, y tendrían que pasar una noche tras las rejas para calmarse.
Para bien o mal, la ciudad entera rebozaba de música, olores y colores, pero en especial de alegría. Una energía positiva flotaba en el aire, siendo la fuente de toda ella los niños, adultos y ancianos, cuya excitación para que el festival comenzara no hacía más que aumentar.
Un poco de felicidad en una época en la que muchos sufrían incertidumbre, era justo lo que les hacía falta.
Quien aún no podía permitirse dejarse contagiar de la emoción festiva, era Kazuha. De hecho, él no había aún siquiera puesto un pie dentro de la ciudad, por lo que aún no sabía cómo habían quedado todas las decoraciones. Normalmente los festival no solían captar tanto su atención, salvo por el hecho de que era más fácil pasar desapercibido por la multitud. Pero ese era especial, empezando por el hecho de que había sido organizado casi en su totalidad por Ayaka. Y tratándose de ella, sabía que sería algo hermoso. Lo único que lamentaba era que no puediera quedarse demasiado para disfrutarlo.
Pero antes de al menos poder recorrer una vez las calles de Inazuma, temprano esa mañana tuvo que acompañar a Tomo a una reunión más con su contacto, en la misma casa de té para viajantes por el camino a las afueras de la ciudad, en donde se habían reunido con él las veces anteriores.
Kazuha se mantuvo un poco alejado, sentado en una mesa a la sombra del toldo del establecimiento, en apariencia simplemente tomando un té tranquilamente, pero en realidad teniendo su atención bien puesta en todo a su alrededor. Por su parte, Tomo había tomado asiento en la misma banca al aire libre de siempre, y su contacto no tardó mucho en llegar y sentarse a sus espaldas. Como las veces pasadas, ambos conversaron sin mirarse el uno al otro. No había más clientes de momento, y eso hacía más sencillo para Kazuha vigilar cualquier movimiento extraño.
Según lo planeado, esa noche se realizaría la entrega de las visiones, por lo que ese día deberían indicarles el lugar y hora para dicha reunión. Una vez tuvieran las visiones, tendrían que salir de inmediato de Inazuma y dirigirse directo y sin desviaciones hacia Watatsumi para la entrega. Simple, al menos en la teoría. Sin embargo, aunque desde su posición Kazuha no lograba escuchar lo que decían, pudo percibir que las cosas parecían no ir del todo bien desde el mero inicio de la conversación entre Tomo y aquel individuo.
Y, en efecto, su deducción era más que correcta.
—¿Cancelar? —exclamó Tomo algo exaltado, girándose a verlo sobre su hombro, olvidándose por un momento de la discreción que se suponía debían guardar—. ¿Qué quieres decir con "cancelar"?
—Me temo que la entrega de esta noche no se podrá realizar —se explicó el contacto, diciendo básicamente lo mismo que había dicho antes, aunque con otras palabras—. El maestro Masakatsu lamenta las molestias, y pide por favor que transmita sus disculpas a su excelencia Sangonomiya.
—¿Sólo así? —cuestionó Tomo, notándose en su tono un ligero toque de irritación—. ¿Sin ninguna explicación?
El otro hombre guardó silencio, como si reflexionara sobre qué tanto podría realmente transmitirle a aquel individuo.
—Sólo puedo decirle que se nos ha informado de una situación delicada que requiere hacer las cosas de esta manera.
—¿Y no me dirá cuál es esa situación delicada?
El hombre negó con la cabeza.
—Le he informado todo lo que tenía permitido transmitirle. El maestro Masakatsu intentará contactar con su excelencia una vez que las cosas se calmen, para discutir con ella directamente si aún desea adquirir las visiones. Hasta entonces, nos veremos forzados a romper cualquier contacto. Por favor, no me sigan.
Dicho eso, el hombre se puso abruptamente de pie, se colocó el sombrero de paja en su cabeza y se alejó con paso presuroso hacia el camino.
—Oye, ¿en serio te vas así nomás? —exclamó Tomo en alto, siguiéndolo con la mirada. El hombre no se detuvo, y en su lugar siguió alejándose sin mirar atrás. Tomo sintió el deseo de alcanzarlo y detenerlo, pero se contuvo.