🦋Geraldine🦋
— ¿Te hice daño?
Lo mire preocupada, seguía sobre él y no porque quisiera sino que no podía levantarme puesto que sus manos seguían mi cintura.
— Tranquila estoy bien — Dijo sonriendo—. Es un alivio que casi no peses nada.
No sabía si reír o sentirme ofendida por ello. Mire su ojos azul cielo y sentí como el aire se me salía del pecho. Él seguía mirándome y yo no sabía que hacer o decir. Mi corazón latía tan rápido en ese momento que me daba pena que él pudiese sentirlo aunque no sabía si era por el susto o por la cercanía de su cuerpo contra el mío. Mis manos estaban en su pecho por lo cual me pude percatar que su corazón latía igual de rápido que el mío.
Lo mire extrañada.
— ¿Qué demonios pasó aquí?
La voz de Cindy hizo que ambos levantemos la mirada hacia ella.
Su rostro estaba lleno de confusión pero luego miró la posición comprometedora en la que nos encontrábamos con Cayden y sonrió. Mire a Cayden y vi que todavía seguía sosteniéndome así que intente levantarme pero su agarre se intensifico y lo mire frunciendo el ceño.
— ¿A caso piensas levantarte sin darme un beso como recompensa, Geraldine?
— Idiota —Murmure casi sin voz, él seguía sonriendo pero aflojo su agarre por lo cual me levante como pude.
Me acomode mejor mi vestido ya que se levantó por encima de mis muslos, sabía que Cayden me miraba por lo cual me sonroje. Sentí un ligero dolor en el tobillo pero lo ignore y mire a mi amiga, sabía que yo estaba totalmente sonrojada no quería estarlo pero era algo inevitable. Que tu mejor amiga te encuentre encima de un chico malditamente atractivo es algo que no pasa seguido.
Bueno eso no me paso nunca.
Hasta ahora.
— Me caí — Comencé a justificarme de manera rápida—, y él me atrapo, luego caímos juntos pero solo por eso estaba encima de él no pasó nada, lo juro, jamás estaría encima de un chico como él Cindy.
Necesitaba aclarar aquello, no necesito que ella comience a idear cosas estúpidas sobre Cayden y yo.
— Cálmate un poco — Dijo ella riendo—. No tienes por qué justificar nada tonta —Suspire aliviada—, en realidad me alegra saber que conociste a alguien — La mire con el ceño fruncido—, no tienes por qué esconder a tu chico Ger.
— Basta — Farfulle molesta, no me gustaban ese tipo de bromas y ella lo sabe perfectamente—, sabes perfectamente que no puedo tener nada con él ni con nadie.
Ella me miró con tristeza pero luego miró detrás de mí.
Maldición.
Olvide que Cayden seguia aquí. Acomode mi cabello, cerré los ojos y conté hasta cinco para volver a abrirlos. Di media vuelta para mirarlo, se notaba que mi conversación con Cindy le llamó la atención, pero no diré nada más. Puse mi mejor cara de seriedad ocultando cualquier emoción visible en mi rostro.
— Gracias por salvarme de esa caída —Murmure a secas—, puedes retirarte.
No necesito de nadie más que Cindy. Él iba a decir algo pero negó con la cabeza y salió sin decir nada, algo dentro mío quería detenerlo pero no lo hice.
Respire aliviada.
Mire a mi amiga la cual se cruzó de brazos.
— Lo siento, sé que odias cuando bromeo sobre chicos junto a ti — Dijo y se acercó para abrazarme—, pero Ger tienes que darte cuenta de que puedes tener un novio.
—No, no puedo — Murmure al borde de las lágrimas.
Ella se apartó un poco para mirare mejor, sus ojos azules emanaban preocupación por todas partes.
—Claro que sí, no vas a contagiar a nadie con un beso o una caricia Geraldine.
No aguante más y las lágrimas cayeron.
—Tal vez no contagie a nadie pero... ¿Quién demonios querrá salir con alguien como yo? —Cindy iba a decir algo pero la calle con la mano—. Nadie se acercaría a mí, todos en el colegio se apartan, ¡Me tienen miedo, Cindy!
Ella comenzó a llorar y no tardó en abrazarme.
—Yo no te tengo miedo Ger.
Mis lágrimas seguían cayendo pero solo las ignoraba.
—No todos son como tú.
Ella trago saliva, Cindy era realmente sensible por eso nunca tocábamos este tema. Secó sus lágrimas y luego las mías.
—Hay alguien que no tendrá miedo de acercarse a ti o de besarte, lo sé Ger —Murmuró mientras comenzaba a hipar—, solo… solo debes esperar.
Rodé los ojos.
—Como si tuviera tanto tiempo...
— ¡No digas esas cosas! — Dijo regañándome—, eres mi maldita hermana Geraldine, si algo te pasara no podría soportarlo.
Cerré los ojos con fuerza.
—Lo siento.
— ¡Odio cuando dices esas cosas! Lo detesto,, Geraldine.
Volvió a llorar y agradecí que no hubiese nadie en la biblioteca, yo no tarde en llorar también.
—Lo sé, lo siento mucho, solo que es difícil para mí hablar de estas cosas, tú lo sabes.
Ella sacudió su cabeza.
—Pero debemos hablar sobre ello en algún momento.
—No.
—Debes desahogarte, dime cómo te sientes.
Aparte la mirada.
— ¿Quieres hablar de ello? De acuerdo —Dije bufando—. Me pone mal saber que nunca voy a poder enamorarme, me da miedo, terror y pánico que alguien como Cayden se me acerque porque él no sabe la verdad, no sabe que soy una puta con Sida —Ella ahogo un sollozo—. No sabes lo horrible que me siento todos los días al despertar y saber que en el colegio me llaman prostituta a mis espaldas —Solté una risa amarga—, hasta en mi frente lo hacen. ¿Sabes? Hace unos días oí que algunos de los chicos del equipo me vieron por la noche en una esquina ofreciéndome como la puta que soy ¡Y eso no es cierto! ¿Por qué dicen esas cosas?
—Geraldine, para.
—No, tú querías hablar sobre cómo me siento y aquí está tu respuesta, me siento tan vacía por dentro que quiero morir —Murmuro en sollozos—, soy tan poca cosa que a mi madre no le importó dejarme sola.
»Quiero ir junto a mi padre, quiero refugiarme en sus brazos como siempre lo hacía, que me diga que todo estara bien —Sorbo mi nariz—, lo extraño tanto.