Volver A Amarte

Cambio De Estación 2

Y así fue, empezamos a caminar por diversas calles de la ciudad, niguno de los dos tenia la minima idea de a donde ibamos ni en donde nos encontrabamos pero aun así caminabamos felices con nuestras manos unidas. Barcelona se mostraba con su mejor cara, estaba siendo una ciudad muy atractiva a mi vista. Me emocinaba el echo de estar de esta manera con el hombre que amo. Hace algunos años atrás lo hubiera dado todo por verlo sonreír, ahora es una realidad, camina con más libertar y una seguridad increible. Llega al punto en el que siento que su vitalidad también en la mía por medio de sus sonrisas y felicidad. Pasamos enfrete de un café. Muchas personas se encuentra afuera del mismo, recostados en sus sillas y sus mesas en frete de ellos saboreando el calido clima. Veo como Luka se adelanta y hace un gesto para sentarme en la silla que a tomado, ante tal acto; hago una reverencia estilo princesa que hace salir de su cuerpo pequeñas carcajadas.

–Su alteza – hace una reverencia algo mala. Es inevitable que un brote de carcajadas salga por mi garganta – No te burles de mí – miro su rostro lleno de indignación fingida.

–No me he burlado en ningun momento querio plebello 

–Bueno mi querida señora – toma una de mis manos junto con las suya sobre la mesa – Dejeme decirles que el día de hoy se ve muy hemosa – repaso mi atuendo y cabello. El día de hoy llevabamos poco tiempo, por lo cual solo recogi mi cabello en un moño desordenado. Y por hablar de mis ropas, que solo era un pantalon de mezclilla algo desgastado, una blusa de tirantes que junto con esta llevaba una camisa negra desabotonada y mis gastadas tenis. Creo que habia tenido mejores elecciones de lo traía puesto.

–Permitame decirle que usted tampoco se encuntra nada mal – luego de decir esto repaso su atuendo con la mirada. Se habia vestido con unos jeans azules osuros, una camisa blanca manga larga y con un saco azul. Ver el contraste del azul con el negro en su cuerpo era magnifico. Su blanca piel resaltaba bajo el oscuro color, creando así una pelea salvaje con el negro de su cabello; en cambio, el blanco se escondia a la perfección con su palidad y porcelanada piel. Su atuendo lo hacia ver sofisticado y juvenil, sin pasarce a lo elegante – Muy guapo si me lo permite decirle.

Bajo su cabeza, escondiendo en ese gesto una sonrisa. Una mirada coqueta se asomo al levantar la mirada – Me gustaria ser a mi a quien le corresponda dar los alagos.

–¿Qué? ¡Claro que no! Yo también tengo ojos, si veo algo que me gusta es mi deber decirlo – una ligera sonrisa broto de sus labios. Y nos quedamos así, mirandonos en un silencio que no se tornaba para nada incomodo. Todavía se me hacia dificíl el poder decifrarlo.

En un momento siento que sueltan mi mano, y dirijo la mirada donde esta se encontraba entrelazada con la de Luka. El susodicho había dejado mi mano libre para tomar una servilleta.

–¿De casualidad  no tendras algun boligrafo? – ante sus palabras lo pense. Creía tener alguno por alguna parte de mi bolso, por lo que empece a registrar en el. Tiempo después encontre uno y se lo tendí.

–Acá tengo uno – su mano se alargo y lo tomo de dentre mis dedos.

–Gracias cariño. 

Sin esperar ninguna respuesta, rapidamente empezo a escribir sobre la fina servilleta de papel de la cafeteria. Apoue mi codo en la mesa y sobre mi mano puse mi mento, en dirección a Luka.  Miré su concentración, en como para escribí volteaba su cabeza a un lado sutilmente y su manera dorcida para redacctar, pero a pesar de eso su elegante y hermosa letra se seguia manteniendo ahí. A pesar de los años, muchas cosas en el no cambiaban; y no es que quiera que ocurriera un cambio en él, es solo que nunca me había percatado de que a pesar del tiempo, yo tadavía recordaba cada uno de sus gestos, cada una de sus manias, cada una de las cosas que lo conformaban. Creo que eso es parte de estar enamorodo de alguien, que sin importar que, las cosas de otra estan grabadas a fuego en nuestra mente. Tiempo después Luka me saco de mis pensamientos.

–¿Te que parece? – me tendio la servilleta. La cual tenía escrita un par de versos.

"Amada mía quiero decirte.

Que he aprendido, que sin importar el tiempo a si sean unas horas o quinientos años yo seguire amandote con la misma intensidad del mismo día.
Viendo a través de tus ojos el refugio de mi alma. 
Te estaré amando eternamente a través de tu sonrisa y a través de la calidez aprender cada día 
todo nuevo de tí.
Entre nosotros no existes los cielos ni los mares cariño, porque a pesar de que exístiera yo sería ese capaz a travesarlo con tal de saber que al otros lado de estos dos se encuentra tu amor.

Te quiero de una manera que debería ser censurada e inadecuada." 

Un suspiro salio de manera inconsiente de mi cuerpo. Sin saber que pensar, en que deberia decir, simplemte me dejo sin aliento como todas las veces. Muchas cosas enbargaron mi cuerpo en ese momento, pero solo una sola era clara. Yo amaba a este hombre, y no solo por este tipo de cosas; si no, que en cada acto de nuestro tiempo juntos trataba de mostrar de mil formas el amor que sentia por mí. Me hacía llegar al pensamiento que no lo perecia, no lo merecia por qué recordaba que en el pasado yo había huido de el, dejando todo lo que sentiamos en el olvido. Todo aquello por causa del miedo. Cosa que en el presente me resultaba absurdo el haber escabado de una persona que la unica intencion que tenía con mí persona era amarme.Y yo tuve el error de pensar que todo aquello era una ilusion de mi por el y nuestro amor.



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En el texto hay: trabajo, romance, vida

Editado: 17.08.2020

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