Durante la semana, estuve mudándome a mi nuevo departamento, mi padre seguía insistiendo en que no me fuera de la casa, pero tiene que entender que tengo que hacer mi vida como una adulta que soy.
El día había llegado, tenía 3 días de estar instalada en mi departamento y hoy me tocaba el primer día en la editorial. Me visto con una falda de tuvo por las rodillas, acompañada de una blusa de botones manga larga de un color palo rosa y unos tacones del mismo color de la falda, me maquillo algo natural, nada fuerte ya que la blusa hace que mi tez blanca y mi cabello castaño sobre salten.
Estoy nerviosa, no sé cómo serán las cosas en una editorial de revistas, solo he trabajado editando libros de novelas, pero aprendo rápido y estoy dispuesta a aprender todo sobre ello.
Llego al gran edificio de la editorial de la revista, entro y veo que el ambiente es distinto a la vez anterior y me dirijo a la parte de edición en el piso 13, cuando entro puedo ver a todos los trabajadores trabajando tranquilos cada uno en sus cubículos, estoy segura que le vez anterior todo el mundo corría como locos, pero no sé qué está pasando y estoy dispuesta a averiguarlo. Voy camino a la oficina del Señor Daniel.
Toco la puerta y escucho como al otro lado dicen un “adelante”
-Buenos días señor Daniel – dije con alegría
-Buenos días señorita Alice, creo saber a lo que viene ¿Viene a que la asigne a su lugar de trabajo, no es así? – le asiento al hombre de cabello canoso que se encentra al frente de mí.
-Está usted en lo correcto.
-Sígueme Alice – y sigo al el Señor Daniel que camina para salir del pasillo – Alice, te hemos asignado en la parte de revistas para adolescentes ya que el jefe de esa parte de la editorial necesitaba a otro colaborador.
-Que bien – digo con desgano, no quiero saber nada de mi adolescencia y ahora me asignan a ese lugar.
- ¿Ocurre algo Señorita Alice? – me dice el Señor Daniel.
No puedo negarme a este trabaja, además tengo que pagar ahora mis gastos personales, tengo que trabajar en esta parte unas semanas para después medir un traslado a la parte de novelas.
-No señor, no ocurre nada.
Llegamos a una sala, donde se encuentras 3 cubículos y un escritorio al frente de estos, en uno hay una mujer gritándole al teléfono, otro hombre a la par de ella con su cabeza entre sus manos como si le ocurrió algo y en el extremo de la sala en el escritorio se encuentra un hombre leyendo varias carpetas.
-Luka, aquí está la nueva chica que trabajara para usted.
Ese nombre… Es el mismo de esa persona.
-Enserio, que rápido necesitaba… – no termino su frase y vi su mirada puesta en mi - ¿Cómo te llamas?
No deje que el Señor Daniel contestara y yo me apresure ante su pregunta.
-Alice… Alice Foster, la nueva editora – el hombre vuelve la vista a las carpetas
-Un gusto, soy tu nuevo jefe, Luka Viasete – por Dios.
-Creo que mi presencia estorba aquí, si me disculpan me retiro.
Miro como el Señor Daniel se retira y en un susurro escucho como me dice “suerte” y le asiento.
-Bueno Alice, creo que es hora de que empecemos a trabajar, no estoy seguro si el señor Daniel le explico que estará trabajando para la parte de revista adolecentes, pero igual se lo diré. Trabajará hacia mi mando, nuestra revistas se llama “Love Time” y la editamos Karla – señala a la chica que esta al teléfono y me asiente con una sonrisa – Glen, ese tipo que está apunto de agonizar di “hola” por lo menos hombre – escucho en un susurro un “hola” de parte del hombre y mi jefe sigue hablando – y de mí, nosotros tres editamos y ahora tú también.
Asentí a todo lo que me decía. No puedo creer que tan pocas personas editan una revista, pero por lo que oí la revista se publica cada mes por lo que me alivia un poco, pero aun así es poco tiempo para editar tanto con tan pocas personas.
-Hay está tu cubículo, instálate y me avisas para que puedas empezar – me dijo esta vez el hombre de mirada calculadora.
-Está bien.
En poco tiempo coloque mis cosas mi laptop, una fotografía con mi padre en mi graduación de universidad y unas flores para darle un toque femenino a mi estrecho espacio.
-Jefe, ya terminé de instalarme, ¿Con que quiere que empiece? – creo que no me escucho, sigue mirando sus papales – Como decía…
-Ya te escuché niña, con una vez basta.
-No pareciera – dije para mí mismas.
- ¿Qué has dicho? – ¡maldición!
-Nada.
-Eso pensé, ve toma estos manuscritos de una entrevista hacia una pareja adolescente, quiero que lo leas y escribas un pequeño artículo de ella.
- ¿Quieres que escriba cursilerías? – vi como su rostro se tensó y su extraña mirada cambiaba.
-Sí, quiero que escribas cursilerías, todos los que trabajan en esta zona lo hacen, si tú no puedes, entonces te doy otra cosa niña – ¡¿a este que le pasa!? – ¿Que nunca estuviste enamorada para no sabes que escribir? – lo miro atónita antes sus palabras