┏━━━•❃°•°ALEXANDER°•°❃•━━━┓
A la mañana siguiente desperté renovado, me sentía un hombre nuevo, la depresión que tenía encima días atrás había desaparecido completamente, ahora solo sentía ganas de tener a mi familia mi lado, era un hombre feliz me faltaba poco para serlo completamente, me alisté y salí directo a casa de Nathalie para llevar los niños conmigo a la compañía.
Al llegar me recibió la misma escena del día anterior, aunque ya estaba todos listos, Nath y los niños estaban en la mesa de centro de la sala, era una escena digna de rememorar.
— Buen día mi hermosa familia.
— Vete al diablo Alexander.
— Mama dijo malas palablas.
— Hay que castigala — sonreí, era algo a lo que definitivamente me acostumbraría feliz.
— También te amo Nath — la escuche gruñir, pero no refuto nada. — Muy bien mis pequeños, hoy irán conmigo al trabajo, en mi edificio hay un lindo lugar para ustedes — ninguno de los tres mostraba señal de querer moverse de la mesa.
— Vamos enanitos, su mamá reaccionará y enloquecerá si no están listos — los dos se levantaron rápidamente y corrieron a sus habitaciones, salieron cada uno con una mochila y su chaqueta en la mano.
Me agache y deje un suave beso en el cabello de Nathalie, — Te veo en un rato amor— le susurre, levantó su cabeza, pero no me miro en absoluto, en lugar de eso se levantó de su lugar y fue directo a los niños.
— Pórtense bien — les decía mientras les ponía la chaqueta y acomodaba su ropa. — No hagan maldades y cuídense entre ustedes — beso sus cabezas y los abrazo.
— Te los encargó Alexander, son mi vida — sonreí, también eran mi vida desde el día que los conocí.
— Los cuidaré con mi vida — le tome la mano para ayudarla a levantarse del suelo, tome a mis hijos de sus manos y salimos.
— Adiós mamá, te amamos — eran muy dulces.
En el camino al trabajo se mantuvieron callados jugando con sus juguetes en la silla, eran niños muy bien portados y tranquilos, debía admitir que Nathalie y Drake habían hecho un trabajo fantástico, ahora era mi turno de enseñarles y guiarlos.
— Muy bien mis pequeños, en la compañía hay una guardería, es un lugar muy lindo y estarán cerca de papá y mamá, también estará su primo Félix y Steven, ya lo conocerán a él — ellos me miraban atentos.
— ¿Hay más niños?
— Si princesita, hay más niños.
— ¿Y les gustan los dinosaurios? — mire a Andrew, se veía muy ilusionado.
— Puede ser que sí, solo tienes que preguntarles, así harás más amigos — lo vi asentir con la cabeza.
Nathalie me había comentado que tenía un pequeño problema para socializar con más niños, a diferencia de Alice que era muy sociable.
— Papá, ¿hay un lugales pala tomal el té? — tenía que ver toda la zona para saber que le faltaba y mejorarla.
— Seguramente si — tal vez contrataría una maestra particular para ellos dos, para que tuvieran algo de aprendizaje más personalizado en el lugar, si, definitivamente sería bueno.
La idea de la guardería salió en el momento en el que Lexie quedo embarazada, estaba algo angustiada por el tema del bebe, no quería dejarlo al cuidado de una niñera en su casa, decía que estaría muy alejada de su hijo, pero tampoco quería renunciar, fue un manojo de nervios desde la mitad de su embarazo, después de dar a luz mande a desocupar el piso donde quedaban las oficinas de gerencia, modifique el piso de presidencia y mande a construir algunas oficinas en este, era demasiado amplio para solo dos oficinas.
En el piso desocupado mande a instalar todo lo necesario para el cuidado de niños, una sala maternal, con enfermeras y espacios para que las mamas pudieran dar de lactar a sus bebes, completamente insonorizado del exterior, salas para niños de diversas edades hasta los cinco años, cada sala tenía una niñera y maestra personal, además de instalar una cocina para que les dieran los alimentos necesarios durante el horario laboral de los padres y una sala médica, era el paraíso de las mamás.
Al entrar al edificio todos se me quedaban viendo, escuche algunos cuchicheos a los que no preste atención, tomamos el ascensor corporativo hasta el piso diecinueve, donde había decidido dejar la guardería, era más seguro, y evitábamos que alguien se llevará los niños, era exagerado, pero era por protección, y ahora que mis hijos iban a estar allí pondría un guardia de seguridad en la entrada del ascensor y uno cerca de la escalera de emergencia.
— Señor Alexander, buenos días — me encontré con Tiffany a la entrada de la guardería bajando del ascensor.
— Señorita Moore — hice un movimiento de cabeza como saludo.
— Señor Alexander, es usted un hombre muy amable, mire que traer a los hijos de cualquier empleada, van a pensar que tiene alguna novia por ahí — la mire fijamente.
— Son mis hijos, y espero que esos comentarios tan inadecuados no vuelvan a estar presentes al recibir a los niños — vi la sorpresa en su rostro.
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Editado: 19.10.2022