PARTE 1. CAPITULO 2
Nicolás Lien
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Nicolás Lien era el primer hijo de un matrimonio que había acabado en fracaso. En vida él no se involucró en ningún problema, prefería mantener un perfil bajo y sin embargo, ahí estaba sin vida en el callejón de la calle 21. Donde parecía que su único crimen fue enamorarse de la persona equivocada.
Todo inició hace 6 años, para Nicolás era un nuevo principio, un trabajo temporal como maestro le había permitido invertir sus ahorros en un pequeño apartamento ubicado en la dichosa calle 21. El día de su mudanza era especialmente caluroso, Nic tomaba agua mientras secaba su frente, toda su camisa blanca estaba bañada en sudor y esta se había pegado su cuerpo a causa de la humedad, dotándolo de un aspecto algo seductor, la verdad Nicolás era un chico muy apuesto.
En ese momento, el sonido de una notificación lo hizo distraerse y volver a ver su celular.
[Mamá] Es una niña!
(Decía el mensaje)
Nicolás - voy a ser tío! (dijo con una sonrisa) tío de una hermosa princesa!
La noticia ciertamente lo había alegrado, a Nicolás le encantaban los niños, sentía hacia ellos un apego difícil de describir, de manera que al enterarse que su hermana menor estaba esperando a su primer hijo no pudo evitar emocionarse.
Tras contestarle a su madre le escribió inmediatamente a Kevin y John (amistades que había realizado entre sus múltiples trabajos) para salir a festejar. Por las noches el clima se ponía muy fresco, entonces tras bañarse se colocó su bufanda, un suéter ligero y salió.
Pareciera que el cansancio de la mudanza se había desvanecido, Nicolás había llegado primero al punto de encuentro, y mientras esperaba sentado en una banca su mente divagaba, tristemente se debía de hacer a la idea que por más que le gustaran los niños nunca iba a ser padre de uno y esa era su realidad. Para su desgracia (pensaba Nicolás) no se sentía atraído por las mujeres y ya lo estaba comenzando a aceptar, pero se negaba rotundamente a romper con la imagen del hijo predilecto que su madre tenía, después de todo era el mayor el que debía dar el ejemplo.
Nicolás- quizás en algún futuro pueda sentirme libre de esta presión - se sentía tonto por pensar de esa manera
Divagando entre sus pensamientos mira al otro lado de la calle a una familia sentada en el restaurante del frente, parecían estar disfrutando y divertirse, tal vez simplemente debía ignorar sus preferencias para tener una familia así, aunque ¿sería justo para su pareja?
Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando un hombre alto y guapo, de cabello oscuro y ojos de obsidiana pasó por delante de la familia feliz, pareciera que se encontraba inmerso en sus propios pensamientos, ya que miraba molesto su celular. Este hombre llevaba un saco y un abrigo que se miraba costoso, pero ciertamente le sentaba bien, en ese momento Nicolás observó el ramo de rosas que llevaba en su mano
Nicolás- Su novia debe de ser muy afortunada - decía embobado
En ese momento otro hombre salió corriendo en dirección de aquel chico apuesto y le arrebató el celular de la mano, Nicolás sin pensarlo demasiado corrió detrás de él, como si su cuerpo tuviera mente propia, cruzó rápidamente la calle y sorprendió al ladrón qué no se esperaba tener perseguidores, inmediatamente Nicolás empezó a forcejear con el desconocido hasta que este lo suelta y escapa de la escena, Nicolás pierde el equilibrio y retrocede de espaldas, hacia la carretera, se escucha la bocina del carro que se acercaba, se ven las luces de los faros cada vez más incandecentes y los murmullos incrédulos de los espectadores.
En ese momento lo único que pasó por su mente fue aceptar que ese era su final, lamentaba no haber podido reunirse con sus amigos, no haber podido conseguir un trabajo que llenara de orgullo a su madre y vivir atado a restricciones sociales. Odiaba haber tenido tantos anhelos los cuales permanecieron como simples sueños lejanos. Entregado a la muerte Nicolás cerró sus ojos y sintió paz.
No obstante su paz se vio interrumpida por un tirón en su brazo, rápidamente eso lo trajo de vuelta a la realidad para caer ahora sobre un pecho ropusto y la mirada de ese apuesto joven de saco, ahora marcada por la incredulidad y el pánico.
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"La briza fresca de la noche y el dulce aroma de las rosas cautivaron mis sentidos. Una mirada tan filosa como la obsidiana, unos labios de cereza y un pecho tan amplio como el mar confinaron mi corazón en una lluvia de pétalos"
~Nicolás Lien
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