P1. Capítulo 5
Cielo de Esmeraldas
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El futuro es un hecho repleto de incertidumbre que con una simple acción es capaz de sellar nuestro destino. Tal vez si Nicolás hubiera llegado más tarde ese día; si sus amigos hubieran salido antes o si Ean hubiera prestado más atención, ellos dos nunca se hubieran conocido y sus vidas seguirían por rumbos separados sin siquiera percatarse de la existencia del otro.
Sin embargo, el pasado no se puede alterar y lo cierto es que la mañana de Nicolás había sido presidida por el mensaje de Ean:
"no olvides de enviarme tu ubicación, nos vemos más tarde"
Era corto y directo, pero despertaba en él una agitación a sus sentidos que le era imposible de ignorar, todo estaba ocurriendo muy rápido y sinceramente Nicolás no sabía que pensar; estaba emocionado y nervioso por su cita, pero constantemente interfería sus pensamientos e intentaba volver a su "realidad". No lo quería admitir, pero la verdad era que se había ilusionado.
La rosa que ahora se encontraba sobre la mesa de noche, era sencillamente hermosa y su frescura inundaba la habitación. Era algo hipnotico que llenaba a su corazón de paz y tranquilidad, Nicolás podría pasar horas observándola, viendo con sumo cuidado la forma de cada uno de sus pétalos y las hojas que rodeaban su cáliz. Sin embargo, el pensamiento de su cita volvió a inundar su mente y la preocupación de no saber qué vestir se convirtió en su prioridad.
Guiado por esta nueva necesidad se dirigió a su armario para buscar el atuendo apropiado. Las horas parecían transcurrir con lentitud y pese a eso las dudas no dejaron de aparecer como burbujas flotando por la habitación. ¿En qué estaba pensando? ¿De verdad iba a ir a cenar con Ean?
Dieron las 6 pm y Nicolás ya estaba preparado, había elegido un atuendo sencillo y casual, donde su abrigo verde oscuro se equilibraba con el blanco de su camisa lo que exaltaban sus rasgos finos. Lo cierto es que sus ojos tenían un brillo especial, eran como dos esmeraldas que terminaban por darle un gran esplendor a su rostro. Nicolás parecía más vivo y bello que nunca y esa viveza impregnada todo su entorno. O esa fue la primera impresión de Ean cuando lo vio.
Nicolás esperaba afuera del edificio, su cabello había sido peinado meticulosamente hacia un costado y era suavemente acariciado por el viento.
Ean - ¿nos vamos? - el comentario había sobresaltado a Nicolás, quien asombrado observó a Ean saliendo del lujoso automóvil negro.
Nicolás - si - respondió mientras se subía al automóvil.
Ean - por cierto, hasta ahora no me haz dicho tu nombre, estoy seguro que viste el mío en la tarjeta, pero yo aún no sé el tuyo
Nicolás - soy Nicolás, Nicolás Lien, trabajo como profesor en un taller de pintura - respondió Nicolás algo confundido y apenado
Ean - bonito nombre - dijo dedicándole una sonrisa - va contigo
Acto seguido emprendieron el rumbo hacia su destino. Para Nicolás Ean se veía deslumbrante, no podía apartar la mirada de esos profundos ojos, y de aquel magnífico hombre vestido de negro.
Sin embargo, ¿Cuál era la verdadera intención de Ean? ¿Cuáles eran sus intereses para acercarse? Por ahora lo único que podía hacer Nicolás era sentarse y mirar paciente el camino.
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El restaurante era un lugar muy elegante y por lo visto costoso. Un mesero sin siquiera comprobar la reservación se dirigió directamente a Ean
Mesero - por aquí señor Walton - acto seguido nos guía a una mesa junto a la ventana, logrando observar una vista espectacular de la ciudad de noche.
Nicolás - wow, es sorprendente - Era una vista digna de una portada de revista, estábamos tan alto que parecía que era capaz de tocar las estrellas
Ean - me alegro que te guste - dijo sentándose a la mesa mientras que el mesero terminaba de acomodar su silla, para repetir la acción conmigo y acto seguido servir una copa de vino y dejar el menú, tras esto se fue - No te preocupes por los precios, esta noche invito yo.
Como era de esperarse era un menú ostentoso hasta podría llegar a sentirme extraño con la lista de nombres opulentos que enmarcaban este extracto social tan alejado del mío.
Ean - si quieres te puedo hacer una recomendación
Nicolás - gracias, la verdad es que no entiendo la mitad de los nombres, casi es como si estuviese en otro idioma - dijo riendo
Ean - pues te recomiendo esta, es un corte exquisito - dijo señalando el menú mientras devolvía una sonrisa coqueta
Sonrojado Nicolás desvía la mirada, ¿cómo puede existir alguien tan apuesto?
Nicolás - Gracias seguiré tu recomendación
La velada era espléndida y la conversación amena, pareciera como si ambos hubieran encajado perfectamente y el corazón de Nicolás no paraba de rebolotear, para él era como estar dentro de un sueño y había decidido disfrutarlo. Tras terminar el postre estuvieron hablando un rato hasta que Ean sugirió dar una vuelta por el observatorio que estaba un par de pisos más arriba.
Al llegar una sensación de asombro embargó a Nicolás quien emocionado no paraba de admirar todo lo que le rodeaba. Sacando el celular empezó a tomar varias fotografías aprovechando que aquel lugar estaba desierto, parecía que el destino les había reservado esas magníficas vistas a ambos.
Mientras tomaba las fotografías Nicolás recibe un mensaje de Kevin: "¿todo está en orden? Avisa si necesitas algo". Tras leerlo instintivamente Nicolás observa de reojo a Ean con una pequeña pero cálida sonrisa, cuya presencia de se veía enmarcada entre el celaje azul cobalto adornado por las estrellas que brillaban espléndidamente en el firmamento. Lentamente, sentía como sus mejillas se iban calentando en rubor y su mirada se perdía embobada en aquella magnífica vista. Era como ver a su rosa, sentía tanta paz que no podía evitar admitir que Ean le atraía. Conservando aquella calidez que dotaba a Nicolás de un gran atractivo este empieza a escribir en respuesta a Kevin: "todo anda en orden, te avisaré si sucede algo"