El lunes luego de clases Jessica se dirigió rápidamente al Ministerio de Cultura. Al llegar y dar su nombre, de inmediato la redirigieron al departamento de recursos humanos para generar su contrato, credenciales, accesos y todo lo que necesitaría. Su contrato indicaba que laboraría de lunes a viernes de 12:00 PM a 5:00 PM, que era un poco más de lo que normalmente un practicante cubriría en el Ministerio, sin embargo al tratarse de un proyecto tan grande, se requería de ella más tiempo. Ella no le dio demasiada importancia, sabiendo que sus clases ni tareas eran complicadas y contemplando que tendría el fin de semana para completar sus tareas.
Al terminar todo el papeleo que le había anticipado Daniel, quiso pasar a reportarse a la oficina, a pesar de que ya era tarde, pero Jessica pensó que sería mejor ir por lo menos a avisar que todo el papeleo estaba completado y que al día siguiente estaría lista para empezar con el trabajo. Al llegar se encontró con Will quien la recibió con una gran sonrisa.
—Ya que terminé con todo el papeleo de ingreso, vengo a reportarme para el deber—explicó Jessica —¿Está Daniel en la oficina?
—No, de hecho está en Te Papa atendiendo algunos asuntos de la exposición, pero me pidió que mientras regresaba te diera un tour y te presentara con el resto de los equipos con quienes trabajamos. Si quieres puedes dejar tus cosas en la oficina de Dan y nos vamos.
Tan pronto como Jessica regresó de dejar su mochila en la oficina, Will y ella se dirigieron a otras áreas del edificio donde Will le presentó a otros chicos de otros equipos: de tecnología de información, recursos humanos, difusión…Al momento de hacer las presentaciones, Will se encargaba de decirle a Jessica en qué manera se relacionaba el trabajo de algún equipo con el que ella llevaría a cabo con Daniel y en particular para la exposición.
“¡Qué bueno que Dan consiguió tan rápido un remplazo!”, “Mucha suerte con el nuevo trabajo”, “En todo lo que podamos ayudar, cuenta con nosotros; lo vas a necesitar” eran los comentarios que recibió Jessica cada vez que Will les comentaba que estaría apoyando a Daniel con todo lo de la exposición, para empezar, y seguramente con lo que surgiera en los siguientes meses. Aunque eran comentarios que por lo regular la gente diría al darle la bienvenida a un miembro nuevo en el equipo, Jessica notó que lo decían con cierta preocupación pero no estaba segura de si era solamente su percepción. Los muchachos continuaron caminando por las instalaciones del Ministerio hasta llegar a la cafetería. Will tomó asiento en una de las mesas e invitó a Jessica a hacer lo mismo.
—¿Fue mi imaginación o por qué siento que cuando les has dicho que soy la practicante de Daniel, más que darme la bienvenida me daban el pésame?—dijo Jessica haciendo que Will soltara una carcajada casi tirando.
—Esperaba que no lo hubieras notado— dijo Will—. La verdad es que de los trabajos que nadie envidia aquí, el de practicante de Daniel está en el top 5. Es bien sabido por aquí que trabajar con él es pesado, independientemente de si es para un proyecto regular o totalmente nuevo como el proyecto de los aztecas. Así que cuando los practicantes se topan con eso…
—No duran en el puesto—completó Jessica —¿Por eso se abrió esta posición de urgencia?
—Sí, así es—admitió Will con pesar—. Espero que con esto que acabo de decirte no quieras salir corriendo, porque en serio necesitamos ayuda.
—Ya es tarde para correr, ¿no crees?—dijo Jessica tratando de no predisponerse pero sin éxito —¿Y es sólo eso o también es porque Daniel es mal jefe?—continuó preguntando temerosa.
—¡No, nada de eso!—dijo de inmediato Will —Como jefe es bastante agradable, es fácil llevarse bien con él, pero lo que él considera que debe hacer un practicante no es un practicante: es un robot intérprete de todo lo que piensa y que pueda aguantar su ritmo. Sólo él se entiende a la hora de trabajar. Eso es lo que hace difícil que alguien termine por lo menos un semestre completo aquí.
—Y tú, ¿por qué no te has ido?—preguntó Jessica.
—No creas que no he estado tentado a irme en algún momento—dijo Will —. Pero poco a poco fui encontrando mi lugar aquí y descubriendo qué era lo que yo podía hacer, y tú también lo harás. Si hay algo en lo que pueda ayudarte, cuenta con ello. Y si al final del proyecto decides retirarte, créeme que nadie va a pensar menos de ti por ello.
—Muchas gracias, Will.
—Bueno, ya es hora de regresar. Seguro Daniel ya regresó del museo y querrá platicar contigo también.
Al regresar a la oficina, los muchachos se dieron cuenta de que efectivamente, Daniel ya estaba ahí.
—¡Hola, Jaz…Jess! ¿Tuviste oportunidad de leer el material que te compartí?—dijo Daniel al ver entrar a Jessica a la oficina.
—Sí, todo. No tenía ni idea de que esta es la primera exposición que se hace sobre las culturas prehispánicas de México en este lado del mundo—dijo Jessica —, mucho menos me imaginé todas las implicaciones culturales, económicas y diplomáticas que había de por medio en este tipo de proyectos y todo el impacto que tendrán en futuros proyectos entre los dos países. Y luego de ver que la gente de Nueva Zelanda relaciona a los aztecas sólo con los sacrificios, creo que era más que necesario hacer este tipo de exposición. Porque los aztecas, y en general la historia prehispánica de México, es mucho más que eso; no son únicamente los dioses y los rituales sanguinarios, también está el aspecto social, la economía, la organización militar, la filosofía, la religión pero no limitada a los sacrificios…—dijo Jessica deteniéndose en seco—Perdón, y ya me desvié del tema por completo.
—¡No, nada de eso!—dijo Daniel genuinamente —. No me esperaba que esos reportes tan tediosos terminaran entusiasmándote tanto, es todo. Aunque supongo que al ser de tu país no podía ser de otra forma.
—Creo que es más la nostalgia hablando, aunque yo no creía extrañar México tanto ni tan pronto. Supongo que estar trabajando en este proyecto hará que no me sienta tan lejos de casa. Por cierto, vi que en algunos de los documentos estaba tu nombre como parte de la investigación en México. ¿Estuviste allá?