Anhelo retornar, como lo hace aquel hijo que una vez partió sin dar explicaciones. He cometido tantas locuras, pecados, agresiones y malos pensamientos. Mi trayectoria está llena de obras cuestionables. Como el hijo pródigo, deseo regresar al hogar, pero no solo físicamente, también emocionalmente. Quiero encontrar en ti la misma calidez y comprensión que esperaba encontrar al volver. Imagino tus brazos abiertos, esperando mi llegada con amor y perdón, dispuestos a acogerme de nuevo en el seno de nuestro hogar.
Reflexión: El deseo de regresar y encontrar perdón, inspirado en la historia del hijo pródigo. Expresa la esperanza de ser acogido con amor y comprensión, reconociendo las acciones pasadas. Es una invitación a valorar el perdón y la reconciliación en las relaciones humanas.