Volviendo al nido

YATZIRI Y SU METAMORFOSIS

En noches de luna llena ella se transformaba en una loba con dos capas de pelaje grueso y negro, una externa y otra interna, y le daba fuerza a lo psíquico.

Ella seguía manteniendo el brillo de los ojos color amarillo y a veces color rojo, con patas fuertes que le daban agilidad al correr. Era una raza difícil de encontrar, tan rápida que alcanzaba a cualquier presa en su momento de hambre. No recurría a la violencia, solo en casos de extrema necesidad a pesar de su fuerza y perseverancia.

No andaba en manadas, desarrollaba su fuerza y confianza de manera individual, pero cuando se encontraba con algún lobo o loba, sabía identificar de dónde provenía. Eran pocos los lobos negros, pero había muchos marrones y mezclados.

Al ser loba, tenía el poder de acechar, de la invisibilidad y la protección familiar. Por su espíritu de enseñanza, ya que tenía el instinto ligado a la inteligencia, enfrentaba cada ciclo de su vida con el valor que había adquirido con el paso de los tiempos, dando así una experiencia de mujer para luego sentirse una loba completa.

Ella se destacaba como un mito o leyenda, en los pueblos antiguos creían que Yatziri había sido llevada por su verdadera ferocidad y coraje de mujer. Ella luchaba por ser libre y no quería amar sin ser real, sin vivir al máximo los sentimientos, porque era una guerrera valiente que no se rendía y no podría disfrutar de la vida dando la suya a cambio de la felicidad de su padre.

Ella amaba vivir, quería ser libre, quería volar, quería fluir, quería saber el valor de la vida en pequeños momentos con la naturaleza que tenía en sus manos. Ella podía ser loba, podía ser puma, podía transformarse en lo que quería.

La loba más bella del pueblo podía estar libre.

En la noche de la luna de sangre Yatziri consiguió transformarse como todas las noches de luna llena, pero esta vez duraría más tiempo que de costumbre, pues tendría que elegir entre ser mujer o ser un Canis lupus, una loba. Tomó la decisión para ser feliz en el medio de la gigante selva que la tendría acogida.

—Perdóname, papá, pero yo necesito ser feliz y vivir mi libertad —habló ella sola cuando estaba en su transformación. Una lágrima bajaba por su rostro, pero logró su objetivo.

Se había prometido a sí misma cuidar y ser una guardiana del hogar donde estaban sus padres, quienes no sabían que Yatziri ahora era una loba y que no podrían conquistar lo prometido.

En poco tiempo, el príncipe y su familia se habían enterado y el rey, padre de Yatziri, justificó la ausencia de su hija diciendo que había sido secuestrada por lobos de la selva por su gran belleza y su alma pura con cuerpo salvaje.

Itze, el príncipe, no se conformaba, quería al menos ver a la hermosa princesa en carne y hueso. Era una mujer tan bien hablada y de una belleza extrema comentada por todos en el pueblo. No podía haber perdido tan perfecta oportunidad. Pero él no sabía que estaba siendo observado por Yatziri en el palacio de sus padres.

Al ver a la madre de Yatziri desconsolada, el rey Balam trató de esperar y pensar en una solución, ya que la princesa podría estar muerta. De eso ella no podría escapar porque estaba en la selva y todo allí era peligroso. Pero el rey no sabía que Yatziri era parte de esa selva, íntima amiga de quien gobernaba allí.

La doble vida le dio esa piel tan suave y la dejó bella y llena de juventud. Corría por las noches y la luna llena la dejaba más viva, más feroz, con su alma salvaje completando la inmortalidad. Surgió su inspiración de mujer que no odia ni ama, sino que sobrevive.

Ella aúlla en las noches y condena a los frágiles.

Antes de partir, Yatziri entró en los sueños de su madre diciendo:

 

Querida madre, luchaste para que sea la voluntad de algo que ya estaba predeterminado.

Yo soy fruto del amor verdadero, el amor más puro, que me dio la libertad. Pero no temas por el futuro, yo seré una loba mansa, en su debido tiempo volveré pronto para estar a tu lado.

Mientras no esté en forma de mujer, seré la guardiana de nuestro castillo y no dejaré que el mal entre, porque atacaré a todos los que vengan con malas intenciones.

Yo estaré siempre alerta, de pie, con olfato y audición frente al enemigo y sin piedad arrancaré cada pedazo de su ser.

Estuve en una jaula y conseguí abrirla para buscar y obtener mi libertad. Los hombros encogí y al bosque me largué.

Quiero ser libre, sin cadenas y sin barreras.

 

Enseguida Yatziri desapareció en una luz en el fondo de una hermosa caverna, llena de paz, calma y pasión. La reina despertó asustada, sin palabras se puso a pensar en todo lo que había sentido... Era tarde... Aún era de noche.

La reina se puso a llorar, su angustia era plena, no tenía a quién acudir con el dolor de su corazón porque el rey era muy duro para hablar de sentimientos y emociones. Ella esperaría todo el tiempo del mundo porque quería que su hija fuera feliz y no estuviera atada a ellos.

 

Amarse en secreto

 

Las palabras condenan

a las mentes serenas.

Es que del latir

uno no puede vivir.

Hay que resistir

la suave condena

del compartir.

Porque el pensar de una nena

hecha de amar

es elegir el sentir

de una mujer

hecha de placer.

Quedar sola para amarse

no significa

dejar de querer

al prójimo.

Es pensar en uno mismo

y buscar

el satisfacer.

Un minuto en silencio,

un minuto de meditación,

un minuto, luego pienso,

un minuto de autoproyección.

No olvidemos el amor propio

que nos hace crecer

y nos mantiene en el brote

de la metamorfosis

en cada anochecer.

Sin excusas,

sin disculpas.

Valora detalles,

suma sacrificios.



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En el texto hay: relatos, cuentos

Editado: 11.03.2022

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